Seguridad para nuestro planeta
Traducido por Mario Cuéllar para Globalízate, 20/08/2008Gastar dinero ahora para detener el calentamiento global puede asegurar que nunca ocurra una catástrofe ruinosa
Olivet Tickell en The Guardian (20/08/08)
Björn Lomborg me acusa (1) de usar la táctica del miedo en mi artículo (2) sobre las consecuencias catastróficas de un aumento de 4ºC en la temperatura. Pero su confianza de que el calentamiento global a esta escala tendría solo impactos moderados, golpeando el PIB global en sólo un 3,5% para 2300, está peligrosamente fuera de lugar. Contra los modelos econométricos anticuados de Lomborg permanece algo infinitamente más fiable y menos tranquilizador: El registro geológico.
La Tierra ha sufrido en el pasado rápidos y dramáticos cambios climáticos. Es bastante capaz de mantener un estado “invernadero” de 10 ºC más caliente que hoy con los polos libres de hielo y los niveles del mar hasta 100 metros más altos – como hizo entre 100 y 40 millones de años. Y un pulso de calentamiento inicial de 5 ºC o menos –causado quizás por el choque de un asteroide de piedra caliza o depósitos de carbón emitiendo miles de gigatoneladas de carbono a la atmósfera, o por erupciones volcánicas – pueden desencadenar un proceso de mayor calentamiento, que puede multiplicar el aumento inicial de la temperatura.
Ha ocurrido antes y podría ocurrir de nuevo. En términos geológicos es difícil elegir que es mejor entre una emisión de carbono causada por el impacto de un asteroide o uno causado por nuestra quema de combustibles fósiles. Ya somos testigos de procesos de retroalimentación positiva en el sistema climático que amenaza con amplificar el pulso del calentamiento de solo algo menos de 1ºC que los seres humanos ya han producido. Si alguna vez alcanzamos los 4 ºC de calentamiento son probables muchas más retroalimentaciones, quizás suficientes para voltear el sistema climático al modo “invernadero”.
Si alguna vez ocurriera, los elaborados análisis coste-beneficio de Lomborg y los colegas de su Consenso de Copenhague (3) serán tanto como papel basura. Pero, esto no es desechar la economía en su conjunto – por el contrario. El famoso informe de Nicholas Sterm del 2006 (4) marcó un gran paso adelante en aplicar la economía al cambio climático y que ha dado muchos resultados útiles –no menos importante que una acción rápida y decisiva para mitigar el cambio climático es la “estrategia pro-crecimiento a más largo plazo”, y cuando mas pronto lo hagamos, menos nos costará.
Pero el análisis de Stern, aunque potente, es incompleto y subestima el tema para la adopción de medidas. En particular, no abarca de forma adecuada los riesgos de un cambio catastrófico verdadero, en contraposición a las modulaciones aplicadas al escenario business-as-usual (NdeT: como hasta ahora). Una pequeña perturbación, por ejemplo, un aumento de la temperatura de 1ºC, y la elevación del nivel del mar de 0,1 metros, puede ser, justamente considerada en términos convencionales. Habrá costes y beneficios pero en total el mundo continuará como antes.
Pero el enfoque convencional se rompe completamente frente a un cambio muy grande- como un calentamiento de 10ªC y una subida a largo plazo de 100 metros en el nivel del mar. Necesitamos no peder el sueño sobre si nuestros descendientes en 2100 podrían estar unos pocos puntos de porcentaje más rico o más pobre que otros- después de todo, Lomborg nos asegura, que serán 1.700% más ricos en promedio. Pero deberíamos estar muy preocupados sobre que podríamos dejarles un mundo seriamente dañado, incapaz de soportar vida – incluida la vida humana- o cualquier cosa de la escala y diversidad que disfrutamos en el presente. Es difícil y argumentalmente imposible, poner una cifra del coste económico de tal resultado, pero ciertamente es enorme.
Y como Martin Weitzman, profesor de económicas de la Universidad de Harvard, apunta su aclamado documento “Modelando e Interpretando la Economía de un Cambio Climático Catastrófico (5) (pdf) los costes muy altos y los resultados de baja probabilidad son ignorados sistemáticamente por los métodos económicos actuales, cuando deberían ser colocados en el centro del escenario. En propias palabras de Weitzman, gastar dinero hoy para frenar el cambio climático no es sobre “la suavización óptima del consumo” (como Lomborg diría), sino sobre “cuanta seguridad comprar, para compensar la pequeña probabilidad de una catástrofe ruinosa que es difícil de remediar con los ahorros ordinarios”.
Eliminar la seguridad del clima de Weitzman significa gastar ahora para asegurar que la “catástrofe ruinosa” nunca pasa. Y elegir este objetivo invirtiendo 1 billón de dólares al año (sobre el 2% del PIB mundial) como he propuesto en Kyoto2 es posiblemente un buen valor – tanto más cuanto que todas las inversiones producirían unos beneficios humanos, económicos y ambientales adicionales. Incluso sin la amenaza del calentamiento global, el mundo estaría mejor cambiando hacia la energía renovable, elevando la eficiencia energética, invirtiendo la deforestación y asegurando la productividad a largo plazo de las tierras de cultivo del mundo. Kyoto2 es la “mejor solución” que Lomborg está buscando.
Oliver Tickell acaba de publicar el libro Kyoto2
Referencias:
(1) http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2008/aug/15/carbonemissions.climatechange
(2) http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2008/aug/11/climatechange
(3) http://www.copenhagenconsensus.com/Default.aspx?ID=788
(4) http://www.hm-treasury.gov.uk/independent_reviews/stern_review_economics_climate_change/sternreview_index.cfm
(5) http://www.economics.harvard.edu/faculty/weitzman/files/REStatFINAL.pdf
Artículo original:
http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2008/aug/21/climatechange.scienceofclimatechange