Domingo en el campamento por el clima con George (Monbiot)
Traducido por Félix Nieto para Globalízate, 14/09/2008No excluyas a los que queremos un cambio revolucionario desde la lucha contra el cambio climático. En esto estamos juntos.
Ewa Jasiewicz en The Guardian (14/09/08)
George Monbiot se arriesga rechazando corrientes vitales dentro del movimiento verde cuando reduce las políticas de justicia climática radical a “anarquismo”.
Los movimientos que piden un cambio radical no son simplemente anarquistas o aquellos enraizados con “las identidades políticas”: están por todos sitios. La organización política, particularmente en un contexto de paz social, puede ser tanto sobre juzgar las barreras y descartar posibilidades de llevar el debate todo lo lejos que sea posible.
El activismo político cuando se realiza dentro de las estructuras establecidas tiende a perpetuar esas estructuras y sus relaciones de poder reproduciéndolas. Algunas veces esas estructuras pueden ser positivas. Pero también pueden reproducir definiciones como “el centro”, “equilibradas” o “realismo” por lo tanto marcando los límites para un debate aceptable. Las personas viven diferentes realidades contradictorias por lo tanto llegarán a diferentes conclusiones. Los choques y las contradicciones no deberían ser una sorpresa.
Hay muchas personas que viven en conflictos, a menudo pagando el precio de una vida violenta, para así mantener nuestra paz social. Muchos lo hacen a pesar de vivir bajo una continuación del colonialismo, se involucran y cooperan en economías participativas, pudiendo alcanzar conclusiones muy diferentes sobre como solucionar el cambio climático. Hablan con libertad, sin tapujos y detalladamente sobre revolución descartando soluciones de estado; hablan de un cambio social fundamental tan intrínsico como la lucha por la tierra, la comida y la soberanía cultural, luchas que comenzaron siglos antes de que el cambio climático fuese aceptado como un hecho por los países que contribuyeron al problema en primer lugar, como Gran Bretaña.
Estas corrientes políticas han inspirado a muchos activistas en el Reino Unido para realizar acciones radicales, oponerse a las centrales de carbón y a la expansión de los aeropuertos, creando las condiciones para una ciudadanía resistente.
La política participativa que se respiraba en el campamento está ocurriendo por todo el mundo, liderando algunas de las iniciativas más progresistas sobre la deuda ecológica, compensación para dejar los combustibles fósiles bajo tierra, creando economías explícitamente anticapitalistas basadas en la cooperación, movimientos horizontales de agricultores, granjeros y los sin tierra reclamando tierras.
Esta corriente pasa e informa en los campamentos climáticos. Pasa a través de las propias tiendas, plataformas y cocinas que se convierten en espacios para el debate y la discusión. Esta corriente no tiene necesariamente portavoces, una columna en The Guardian o una silla en la mesa del programa de televisión Newsnight, pero en el Sur han conseguido derrocar gobiernos y echar a compañías de petróleo y minerías de tierras indígenas.
También es una corriente con gran diversidad. Aquí, en el Reino Unido, muchos de los que se involucran, investigando, haciendo lobby a los políticos, rellenando los impresos para solicitar información gracias al derecho a la libertad de información, haciendo peticiones, reuniones parlamentarias, encuentros con representantes corporativistas y gubernamentales, también tienen la idea de que se necesitan cambios fundamentales y sistemáticos. Las dos formas de ver e involucrarse políticamente pueden y de hecho coexisten. La misma gente que dice “Creo que necesitamos una revolución” también escribe informes aconsejando a los políticos, asisten a reuniones de todos los partidos en el Parlamento y también pueden detener trenes transportando carbón.
Es esencial seguir probando las relaciones de poder detrás de las nuevas tecnologías y las “soluciones” verdes. Tenemos que explorar abiertamente el poder de las estructuras y las relaciones sociales que constituyen “El Estado”. Esto significa cuestionarnos los usos del estado y si sus estructuras, en lugar de tener “tendencias antidemocráticas” son defectuosas intrínsicamente.
Esta línea enraizada en la justicia social no debería ser ignorada. No debería se criticada como capaz de “deshacer el movimiento”. Por el contrario: es vital para mantener al Movimiento vibrante y abierto y enzarzado con las luchas de la mayoría de los habitantes del planeta.
El movimiento verde es como una mezcla, un movimiento de movimientos. El “Nosotros” incluye a Monbiot, pero también a los que rechazan soluciones estatales y capitalismo y que están haciendo lo que dicen en su activismo y en sus vidas diarias. Incluye a los que están al filo de nuevas barreras, impuestos, corporaciones de combustibles fósiles desesperadas, apropiación de tierras para biocombustibles, desertificación, hambre, precios de los alimentos, despotismo político, robo de agua, ocupación militar y zonas industriales y la miseria del trabajo esclavo. Es un diverso y global “nosotros” y nosotros estamos en todas partes.
Artículo original:
http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2008/sep/05/greenpolitics.climatechange