A la caza del lobo ibérico
Glauka para Globalízate, 05/05/2016La ministra española de medio ambiente en funciones, ha declarado en varias ocasiones, en los últimos meses, que solicitará a la Unión Europea que retire la protección del lobo Ibérico al sur del río Duero, donde la especie está protegida por la Directiva Hábitats. Esto supondría, que el ministerio podría autorizar la subasta para la caza de ejemplares de lobo ibérico al sur del Duero, como ya ocurre en las provincias al norte del mismo.
Atónitos, podríamos preguntarnos qué interés tendría un ministerio denominado "de medio ambiente" en retirar la protección a una especie endémica de la Península Ibérica y que estuvo a punto de extinguirse en los años 70. Pues bien, las razones se basan en asegurar que la población de lobo ibérico, se ha incrementado en el último censo que se ha realizado del número de ejemplares y manadas. Exactamente, y según el ministerio de medio ambiente, en España se ha pasado de 250 manadas a 297 en los últimos años, los cual justificaría, según el ministerio, la necesidad de retirar la protección al lobo.
Pero, buscando un poco de información sobre el tema, resulta curioso que solo existen dos censos nacionales de lobo ibérico en España. El primero, realizado entre los años 1986-1988, y el segundo, publicado a principios de este año, realizado en los años 2012-2014. Existen varios censos de comunidades autónomas a lo largo de los años, pero no son comparables, ya que utilizan metodologías diferentes y solo ofrecen datos parciales, por territorio. Solo dos, son censos nacionales. Si echamos la cuenta, han pasado 26 años entre ambos censos nacionales, y sin embargo, en ambos censos, el número de manadas es parecido, 294 manadas en el censo de 1986-1988 y 297 manadas en el censo de 2012-2014.
Lo que sí ha cambiado, en los últimos años, es la distribución de la especie, que se concentra principalmente en el noroeste de la península (Castilla León y Asturias), con reaparición en Madrid y Castilla la Mancha, y desaparición de la especie como reproductora en Andalucía y Extremadura (solo existen individuos aislados, sin capacidad de formar manadas).
Pero ¿qué podría llevar al ministerio de medio ambiente a retirar la protección al lobo al sur del Duero, cuando vemos que los datos en los censos no han variado apenas en los últimos años? La clave parece estar en los grupos de presión a favor de la caza del lobo, como las asociaciones de agricultores y ganaderos, particularmente ASAJA. Según esta asociación, la situación de los ganaderos en el medio rural es insostenible a causa del lobo, lo que ha llevado a la ministra de medio ambiente a declarar su compromiso en "la lucha contra el lobo".
Pero ¿se merece realmente el lobo que la máxima responsable del ministerio de medio ambiente se declare "en lucha contra él"?. No olvidemos que, visiones tan negativas del animal, que podríamos denominar de "xenofobia ambiental", hicieron que desde finales del siglo XIX, el lobo se considerara una plaga a extinguir en España, y que su caza legal y en muchas ocasiones con recompensas económicas por parte de las administraciones, llevó al lobo a tocar fondo a principios de los años 70, donde la especie quedó arrinconada al norte del Duero, en parajes de montaña, hasta casi llevarla a la extinción.
Fue gracias a la sensibilización de Félix Rodriguez de la Fuente, que convenció al ICONA para que evitara su extinción, y que, a través de su maravillosa serie de televisión "El hombre y la tierra", hizo que ahora veamos en España, al lobo ibérico, como un animal digno de protección y no como una especie a exterminar.
Las asociaciones de ganaderos y agrarias contra el animal, presionan insistiendo en que la situación de sus ganados es insostenible e incompatible con la presencia del lobo, pero ¿es la solución la caza del animal?
La respuesta es no. La caza es un método simplista, que acaba con un depredador clave en nuestros ecosistemas. Situado en la cúspide de la pirámide alimentaria, su presencia ayuda a mantener la selección natural y a mejorar la salud de los ecosistemas. La presencia del lobo es necesaria.
Hay otras soluciones que permiten conciliar la ganadería y su coexistencia con el lobo. Algunas, ya son conocidas y utilizadas por ganaderos, como el uso de mastines adiestrados para ahuyentar a los lobos, guardar el ganado por la noche, pastores eléctricos, agilizar el pago de las indemnizaciones por ganado muerto... Si estas prácticas se extendieran, se apoyaran económicamente y se complementaran con campañas de sensibilización, podría ser la solución al problema.
También existen otras soluciones más interesantes y ambiciosas, como favorecer la expansión del lobo por corredores naturales situados en áreas con escaso ganado y baja densidad humana, que permita la conexión entre las manadas del norte con las de Andalucía y Extremadura, donde la viabilidad reproductiva del lobo no es posible actualmente. Incluso garantizar su expansión hacia el este, a través de un corredor natural desde Guadalajara a Cueca y Teruel.
Además, no todo lo relacionado con el lobo es negativo en el mundo rural. Se está creando una industria turística en torno a su figura, hasta el punto que en los pueblos loberos, como los situados en la Sierra de la Culebra, Zamora, se ingresa mucho más dinero con turistas nacionales e internacionales que vienen a avistar lobos, que con la organización de batidas de caza del mismo.
El lobo es un símbolo de la diversidad de la península ibérica, el gran depredador que regula nuestros ecosistemas. Extinto en el resto de Europa, la Península Ibérica es su último reducto. En lugar de retirarle la protección y permitir su caza, concentremos el esfuerzo en preparar a los ganaderos y dotarlos de medios para que la expansión del lobo pueda ser compatible con la ganadería en el medio rural.