Un silencioso cambio en los bosques californianos

Eduardo Velázquez para Globalízate, 19/04/2015

A pesar de su aparente inmovilidad, los bosques no son realidades estáticas, como los edificios y las infraestructuras creadas por el ser humano. Un bosque está formado por seres vivos, principalmente árboles, que nacen, se desarrollan y mueren, y está sujeto por tanto a un constante cambio. Estos cambios, denominados dinámica forestal en la literatura científica, tienen lugar a lo largo de periodos de tiempo muy dilatados. A lo largo de dichos periodos puede cambiar la estructura del bosque, por ejemplo, la densidad de árboles, el número de árboles de gran y pequeño tamaño, pero también su composición, es decir, las especies que lo forman. La dinámica forestal tiene mucho que ver con los cambios que se producen de paralelamente en las condiciones climáticas. Por ejemplo, debido al aumento de la temperatura y a la disminución de las precipitaciones que ha tenido lugar durante las últimas décadas, el número de árboles grandes ha disminuido en bosques de todo el mundo. Este hecho es preocupante, porque los árboles de gran tamaño contribuyen enormemente a la fijación de carbono atmosférico y al valor cultural de las áreas forestales.

Muy recientemente se han publicado los resultados de un importante trabajo sobre este tema. En este trabajo, un grupo de científicos estadounidenses ha estudiado los cambios que se ha producido en los bosques californianos entre 1900 y 2010 en relación con la escasez de agua o déficit hídrico, que viene determinada por el aumento de la temperatura, la disminución de las precipitaciones y la reducción del periodo y la cantidad de agua disponible en el suelo. Han analizado los cambios en la densidad de árboles y la biomasa, pero también el cambio en la proporción de encinas y robles respecto a la de pinos. Esto último se debe a que ambos tipos de especies han sido diferenciados claramente en los registros fósiles de polen en California y se ha demostrado que en esta región del mundo, la proporción de robles y encinas aumentado en los periodos interglaciares, más cálidos y secos, mientras que la proporción de pinos ha sido mayor durante los periodos glaciares, más fríos y húmedos.

El número de árboles grandes en los bosques de California ha disminuido enormemente durante el siglo XX a consecuencia del aumento de la temperatura y la disminución de las precipitaciones que ha tenido lugar a lo largo del siglo XX. En la foto, "Redwoods" (Sequoia sempervivens) en la costa californiana (Michael Danielho).

Tal vez el resultado más claro e impactante del trabajo es que el número de árboles grandes (con más de 60 cm de diámetro), ha disminuido un 50%. Dicha disminución estaba significativamente relacionada con una disminución de la biomasa y un aumento del déficit hídrico ocurridos durante el mismo periodo, lo que indica que la mortalidad se ha producido porque el agua que necesitaban los árboles para sus procesos vitales es menor que la que pueden obtener en su entorno inmediato. En función del largo periodo analizado, uno puede pensar que la disminución en el número de árboles grandes puede haberse debido a otros factores tales como la tala masiva de árboles ocurrida a principios del siglo XX. Sin embargo, el número de árboles grandes ha disminuido principalmente en áreas protegidas en las que el efecto de las talas ha sido menor. Por otra parte, en zonas del norte de California en las que ha habido una importante extracción maderera pero en las que el déficit hídrico no ha aumentado mucho, la disminución en el número de árboles grandes ha sido menos acusada. Todo ello hace pensar que las talas y los cambios en el uso del suelo han podido influir, pero no han sido el factor determinante en la disminución del número de árboles grandes.

También han registrado un aumento en el número de árboles de pequeño tamaño, pero curiosamente, este no estaba relacionado con la disminución en el número de árboles grandes y ha podido ocurrir a consecuencia de la supresión de los incendios naturales que tenían lugar en ciertas áreas. Lo que si se relacionaba claramente con la disminución en el número de árboles grandes era la clarísima disminución en la proporción de pinos respecto a la de robles y encinas. Lo que apoya la hipótesis apuntada según el registro palinológico; los robles y las encinas se apoderan del bosque en los periodos más cálidos y secos. Esto ocurrió en épocas pasadas, y ha ocurrido también, a menor escala, durante el último siglo.

Los resultados de este trabajo sugieren que los bosques californianos han experimentado un lento pero progresivo cambio en función, entre otros factores, del aumento en la temperatura y la disminución de las precipitaciones que ha tenido lugar durante el último siglo. Para 2100, la temperatura media anual de California puede aumentar hasta 5ºC, lo que podría incrementar el déficit hídrico muy por encima de los rangos considerados este estudio. Ello produciría, sin duda alguna, importantes cambios en los bosques de esta región.

Ver todos artículos por Eduardo Velázquez