La nueva postura de José María Aznar frente al cambio climático: una nueva estrategia del negacionismo de siempre

Louis Lasalle para Globalízate, 15/11/2010

Detrás del nuevo instituto sobre cambio climático del que José María Aznar es asesor se esconde una nueva estrategia, financiada por los negacionistas de siempre, para abrir nuevas oportunidades de negocio sin renunciar a lo anterior.

José María Aznar, ex presidente de España, promotor de la guerra de Irak, miembro de holdings financieros agresivos y divulgador de las ideas ultraconservadoras más antisistema, era también conocido por su abierta adhesión a los posicionamientos más radicales del negacionismo del cambio climático. Sin embargo, hace pocos días nos sorprendió a todos al ser fichado como presidente del consejo asesor de una organización centrada en el cambio climático. Inicialmente nos asaltaron muchas preguntas ¿Habrá cambiado su manera de pensar ante la avalancha de evidencias científicas que se acumulan día a día? ¿Cómo una persona formada en letras y con profundas y demostradas lagunas en ciencia puede presidir un consejo asesor sobre cambio climático? ¿Hay gato encerrado? Las crípticas explicaciones que Aznar nos facilita desde la web de la organización nos han dejado aún más confusos

Desde Globalízate hemos preferido ser cautos e investigar un poco antes de posicionarnos precipitadamente. Tras un periodo de investigación y reflexión hemos sacado las conclusiones que presentamos a continuación.

José María Aznar ha estrenado su puesto de presidente del consejo asesor de una asociación sin ánimo de lucro recientemente creada llamada The Global Adaptation Institute (GAI) (http://www.globaladaptationinstitute.org/). ¿Quiénes son y cuáles son sus objetivos? Esta asociación está formada por reconocidos miembros de la esfera conservadora como son Juan José Daboud (Director de GAI, antiguo miembro del Banco Mundial, y ex ministro de economía de El Salvador), Paul Wolfowitz (ex presidente del Banco Mundial y promotor de la guerra de Irak), Jorge Quiroga (ex presidente conservador de Bolivia y ex alto cargo del Banco Mundial), Ana Palacio (ex ministra española, promotora de la guerra de Irak en la ONU y ex miembro del Banco Mundial), además, varios representantes de la empresa privada, de think tanks conservadores y algún científico especializado fundamentalmente en el estudio de los recursos naturales y su relación con la economía. ¿Quién lo paga? GAI ha abierto sus puertas recibiendo una generosa donación (10 millones de dólares) de NGP Energy Capital Management (http://www.ngpenergycapital.com/) una franquicia de inversión energética con una gran participación del sector de los combustibles fósiles.

Sus objetivos son muy claros: abordar el problema del cambio climático exclusivamente desde la perspectiva de la adaptación. Para comprender un poco mejor esta perspectiva vayamos al IPCC. El IPCC se divide en tres Grupos de Trabajo: GT I La base científica, GT II Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad, GT III Mitigación del cambio climático. El GT I se dedica a recopilar información y redactar informes sobre todas las evidencias científicas, procesos, causas y predicciones de este fenómeno. El GT II estudia la magnitud de los impactos y plantea posibles formas de adaptación ante todos los posibles cambios previstos en los distintos escenarios planteados. El GT III se centra en estudiar y proponer medidas que permitan reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Las tres aproximaciones son totalmente necesarias, hay que profundizar en el conocimiento de este fenómeno a escala global, perfeccionar los modelos predictivos y los posibles escenarios, necesitamos estudiar cuán grandes serán los impactos, cuán vulnerables son las distintas regiones del planeta a estos cambios y cómo podremos adaptarnos a ellos de producirse. Y por supuesto y con urgencia necesitamos saber cómo podemos mitigar los cambios y evitar en la medida de lo posible que se produzcan, minimizando así la necesidad de una adaptación.

Entonces nos preguntamos, ¿por qué The Global Adaptation Institute ha decidido que solo es importante la adaptación? Observando quiénes conforman este instituto, quién lo financia y cuáles son sus objetivos, concluimos que la respuesta es la de siempre: el dinero. Si apareciese una asociación que tratase de abordar el problema del cáncer desde una perspectiva global pero que no considerase importante ni el estudio de sus causas, ni su prevención sino tan solo el desarrollo de nuevos tratamientos de quimioterapia, sospecharíamos inmediatamente que hay intereses farmacéuticos detrás. Algo parecido ocurre con el GAI. Detrás del negacionismo tradicional está el interés de las multinacionales petroleras que ven amenazados sus beneficios con un cambio en el modelo energético. A esta corriente se ha sumado con alegría toda la esfera neocon ya que en el fondo las causas cambio climático ponen de manifiesto un cuestionamiento el modelo tradicional de crecimiento económico-financiero perpetuo, negando la evidencia de que no se puede crecer hasta el infinito en un planeta finito. Sin embargo, los defensores del sistema financiero liberalizado se han dado cuenta de que también detrás del cambio climático puede haber serias oportunidades de negocio y sería inadmisible dejar pasar esta oportunidad.

Es cierto que las campañas negacionistas están cosechando muchos éxitos y sirva como dato que en EE. UU. cada vez hay más escépticos. Solo el 38% de los votantes republicanos confía en las evidencias científicas sobre el cambio climático y si nos centramos en los simpatizantes del Tea Party se reduce a poco más del 20%. Estas campañas pretenden salvaguardar los intereses comerciales de una serie de poderosas multinacionales. Sin embargo, ¿no sería posible desarrollar un nuevo discurso que sin afectar a las empresas energéticas ni a los paradigmas del neoliberalismo permita conquistar nuevos mercados y negocios emergentes? La respuesta es clara: la adaptación. Por un lado son conscientes de que las evidencias científicas son tan apabullantes que va a haber movimiento político y solcial por mucha campaña negacionista que se financie. Por otro lado, si olvidamos el estudio de la ciencia del clima y también cualquier intento de mitigar el problema podremos obtener un pedazo de pastel de ambas tartas: por un lado, el modelo energético y de crecimiento no se tocará y por el otro abriremos nuevas y abundantes oportunidades financieras en la adaptación. Resumiendo, cambiar un poco para que todo siga igual y además ganar influencia en un sector prometedor.

Desde Globalízate consideramos que abandonar la lucha por la mitigación es una renuncia inadmisible y de consecuencias desastrosas. Por todos los motivos relatados aquí, somos profundamente críticos y escépticos con los intereses y objetivos de The Global Adaptation Institute. Es indudable que la estrategia es inteligente y probablemente durante mucho tiempo veremos campañas negacionistas y de “solo-adaptación” simultáneamente y probablemente financiadas con los mismos fondos. También tenemos que estar alerta y si alguien nos habla de abordar el problema del cambio climático tan solo desde la adaptación, probablemente se trate de un neo-negacionista.

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