Verde que te quiero rosa
Vendula Wiesnerova, 02/07/2008MUJERES
Son varias las premisas que hace años hicieron reflexionar a militantes de colectivos LGTB+ sobre la necesidad de no caer en un corporativismo empobrecedor, y empezar a trabajar en un modelo político transversal en permanente diálogo con las luchas de otros movimientos sociales. Era el verano de 2006 y nacía el Bloque Alternativo para la Liberación Sexual. Una de esas premisas es la extrema debilidad de categorías binarias como ‘hombre-mujer’ o ‘heterosexual- homosexual’. Desde hace décadas, la teoría queer investiga cómo la sexualidad, más que ser una esencia natural que todas llevamos dentro, viene influenciada por la cultura y las relaciones de poder dominantes en cada época concreta.
El activismo LGTB tradicional aún se apoya en la aceptación de la homosexualidad como algo contrapuesto a la obligatoria heterosexualidad que se asume o que se da por sentada. Aceptar la homosexualidad de esta manera significa aceptar que es suplementario, crear una oposición como un conjunto, por tanto, apoyar la heterosexualidad como el modelo natural, a pesar de que los dos conceptos fueran igualmente construidos en el siglo XIX. La cooperación de los colectivos radicales en las redes más amplias es la consecuencia de las diferentes formas de entender las sexualidades. El acento en la multiplicidad de las expresiones sexuales mueve la política sexual contemporánea más allá de la rígida oposición de hetero/homo. Por eso la participación de estos colectivos en las redes sociales se centra en una protesta que incluye problemas comunes entre la gente excluida del modelo de sociedad dominante (LGTB, trabajadora, precaria y sin papeles).
Fruto de estas redes es la manifestación en Madrid del próximo 28 de junio (Día de la Liberación Sexual), bajo el lema ‘Liberación sexual sin consumismo, no más sangre por petróleo’. Este año la manifestación del “Orgullo” supone un salto cualitativo respecto a la de años anteriores, ya que implica un punto de lucha conjunto entre diversas organizaciones sociales (ecologistas, sindicalistas, cristianos de base, feministas…) que se unen para protestar por el Congreso Mundial del Petróleo con colectivos LGTB+, críticos con un presunto modelo de liberación sexual basado en un desenfrenado consumo (rosa también) en Occidente, y en unas injustas e insostenibles relaciones Norte-Sur. En el Sur también viven personas LGTB+, cuyos derechos sociales y sexuales no deberían verse imposibilitados, ni siquiera, por las ambiciones político-empresariales de algunos lobbys rosas del Norte. Como corean algunas militantes, “también en las pateras, hay transmaribolleras”.
Artículo original en el periódico Diagonal: http://www.diagonalperiodico.net/spip.php?article6175