Bombay o las ventajas de la globalización

Revista Capital, 10/12/2004,
Capital

Además de China, la India también despega. La apertura de fronteras, en 1991, provocó un auge de la exportación, sobre todo en la alta tecnología.

Llegará el día en que pacientes españoles se trasladen a la India para operarse de cataratas o de algún problema neurológico? Anupam Verma, director del hospital Hinduja, en Bombay, está convencido de ello. "Contamos con excelentes cirujanos, material puntero y unos costes cinco veces inferiores a los de los países occidentales, con un viaje y una semana de descanso en Goa incluidos", asegura. Junto con otros directores de hospitales privados, Verma ha fundado el Consejo Regional del Turismo de la Salud para fomentar esta nueva actividad. Algunas compañías de seguros norteamericanas ya han mostrado su interés: propondrán contratos más económicos a los asegurados que estén dispuestos a pasar por el quirófano en Bombay.

En dos años, se han inaugurado 20 centros comerciales en Bombay, donde es posible encontrar todas las marcas mundiales.

¡Un país pobre se convierte en el nuevo cirujano del mundo! Ésta es una de las consecuencias del fantástico salto adelante que dio la India en 1991. Ese mismo año, esta inmensa nación (¡1.200 millones de habitantes a día de hoy!) estuvo a punto de declararse en quiebra, lo que obligó al Gobierno a renunciar a la economía planificada inspirada en la Unión Soviética y a la autocracia que había preconizado Gandhi. Se suprimió la autorización que las empresas debían obtener para aumentar su producción, se redujeron los derechos de aduana que bloqueaban las importaciones y se autorizaron las inversiones extranjeras. Empresas americanas e inglesas, atraídas por una mano de obra barata, con una buena formación y anglófona, no tardaron en desembarcar en el país para instalar call centers y centros de servicios informáticos. Los empresarios indios multiplicaron las joint-ventures. En un abrir y cerrar de ojos, la economía se colocó en la rampa de despegue, apoyada en gran parte por la aparición de una clase media con ganas de consumir.

A este ritmo, la India será la tercera potencia mundial en 2050

Hoy, 250 millones de indios ganan más de 150 euros al mes, cuatro veces el salario medio. Gracias a ellos, el crecimiento se ha liberado en parte de los caprichos del monzón (el 75% de la población vive aún de la agricultura). En 2003, el PIB creció un 8%, el mismo porcentaje que China. A este ritmo, según las previsiones de Goldman Sachs, la India será la tercera potencia mundial en 2050... ¡sólo superada por China y Estados Unidos!
De todas formas, esta vitalidad no salta a la vista nada más aterrizar en Bombay. La mitad de sus 17 millones de habitantes vive en la indigencia en Dharavi, el mayor barrio de chabolas del país, o en cualquier acera de la ciudad. Cada día, 300 familias pobres llegan al principal centro económico del país buscando una vida mejor. De hecho, Bombay es la capital del Estado de Maharashtra, que aglutina el 30% de las exportaciones, el 17% de las inversiones extranjeras y cerca del 15% del PIB de la India. En esta megalópolis, sede de la mayoría de las empresas, el Banco central, la principal Bolsa y las filiales de las multinacionales extranjeras, el ingreso medio anual por habitante alcanza los 1.000 euros, dos veces más que en el resto de la India. "Hay al menos cuatro millones de personas de clase media", calcula Narinder Nayar, de la asociación de empresarios Bombay First.

- 200% más de abonados a los teléfonos móviles en un año
- 75.000 empleados en el mercado de la alta tecnología en Bombay, un 28% más que el año anterior
- 32% de aumento de venta de automóviles en 2003. Ya se ha superado el millón de unidades al año

¿Cómo viven estos indios acomodados? A medio camino entre la tradición y la modernidad. El matrimonio de Rachana Shangvi, de 28 años, ya estaba acordado por su familia. Como es costumbre, se fue a vivir a la casa de los padres de su marido, en un minúsculo apartamento de tres habitaciones. Pero, gracias a su diploma de contable y a su inglés perfecto, Rachana consiguió un puesto de teleoperadora en un banco norteamericano. Su vida cambió. "Gano 15.000 rupias al mes [300 euros], así que no tengo que pedir dinero a mi marido, lo contrario que le sucedía a mi madre", se enorgullece. Esta joven posee un portátil, un ordenador, un microondas y un armario lleno de ropa occidental, y frecuenta una acogedora peluquería en un nuevo y lujoso centro comercial.

Tata, el mayor grupo industrial del país, pretende lanzar uno de sus coches en Reino Unido

"El auge de la distribución ha cambiado las costumbres", comenta Ashwini Kakkar, presidente de la Cámara de Comercio local. "En dos años, 20 centros comerciales han abierto sus puertas en Bombay", relata. Al norte, el último que se inauguró provoca enormes atascos cada domingo. En 150.000 metros cuadrados, se encuentra ropa de Benetton, Levi¿s, Gucci o Tommy Hilfiger, chocolate suizo, platos precocinados, multicines¿ "La oferta es tan grande que ya no tengo que traer productos occidentales de mis viajes al extranjero", afirma Salwar Kameez, informático de una multinacional.

Pero el sueño de un directivo como él es, sobre todo, comprarse un coche. Sólo el año pasado, las ventas de automóviles aumentaron un 32%, superando por primera vez el millón de unidades. Las del Indigo, el modelo estrella de Tata Motors, crecieron incluso un 40%. Esta filial de Tata, el mayor grupo industrial indio (10.000 millones de euros de cifra de negocio), firmó en septiembre de 2003 un acuerdo con Rover para vender su modelo Indica en Gran Bretaña bajo la marca CityRover. "Nuestra capacidad de producción está a punto de pasar de 500 a 750 vehículos al día", explica orgulloso el director de la fábrica de Tata Motors en Pune, un centro industrial cercano a Bombay.

El despegue de la economía india en cifras

Desde que la India renunció, en 1991, a la economía planificada y autárquica, su PIB casi se ha doblado, sus exportaciones se han triplicado y las inversiones extranjeras se han multiplicado por 50. El año pasado, el crecimiento alcanzó el 8,1%. Este resultado se debe, en parte, al excelente monzón, pero la agricultura, que da trabajo al 75% de los indios, representa sólo el 27% del PIB. El auge de la India radica, sobre todo, en la expansión del sector servicios, que ha impulsado el nacimiento de una clase media. El consumo de los 250 millones de indios que ganan más de 150 euros al mes es el motor del crecimiento.

El PIB ha crecido un 50% en los últimos ocho años

Las inversiones extranjeras se han multiplicado

Las exportaciones se han triplicado desde 1991

Cada día se abren nuevas boutiques y modernas discotecas

Los créditos al consumo han aumentado un 40% en un año
Este auge de los gastos de la economía familiar está unido al aumento de los créditos al consumo: un 40% en un año, según Lalita Gupte, directora adjunta de ICICI, el principal banco del país. Es el resultado de lo que aquí se llama "feel-good-factor", un sentimiento de bienestar que mueve a la creciente clase media, a la que pertenecen los 810.000 ingenieros y directivos empleados por las empresas informáticas.
Este sector se estableció en la India en los años sesenta, gracias a algunos pioneros como Asit Chandmal, por entonces joven director de Tata. "Tuve la idea de concebir programas para empresas extranjeras, con dos reglas básicas: menores costes e igual calidad", comenta. Chandmal creó entonces una división informática en Tata y convenció a los clientes extranjeros del grupo para que se dirigieran a él cuando necesitaran software. "Al principio, el negocio se desarrolló despacio¿", recuerda. Pero con la apertura del país, la llegada de las conexiones por satélite e Internet de alto rendimiento, la India se ha convertido en uno de los centros mundiales de creación de programas informáticos. Hoy, la cifra de negocios de Tata Consultancy Services, principal empresa india de informática, supera los 1.000 millones de dólares.

En Bombay, ya se han instalado otras 150 empresas informáticas. Se concentran en parques empresariales, como Mindspace, donde trabajan 12.000 personas. Este sector está creciendo entre un 40% y un 50% al año. El único freno que encuentra es la dificultad para encontrar empleados. "El año pasado, mi empresa contrató a más de 3.000 personas, es decir, 10 al día", dice Jerry Rao, dueño de Mphasis, prometedora start-up de Mindspace.
Este auge del negocio de los programas informáticos ha impulsado otras actividades: la gestión a distancia de redes, la creación asistida por ordenador e, incluso, el análisis financiero. Sourav Mukherjee, un antiguo periodista de Bombay, ha creado, por ejemplo, una pujante empresa: sus 125 economistas realizan un seguimiento del comportamiento de compañías que cotizan en Wall Street y en Londres para bancos norteamericanos.

Otro de los sectores en expansión es la farmacia. El laboratorio Ranbaxy acaba de comprar la filial genérica de Aventis. Y un grupo industrial indio, ACG, se ha alzado al segundo puesto mundial en la fabricación de cápsulas para medicamentos. Un negocio muy lucrativo. Su director general, Ajit Singh, un enamorado del arte moderno, autoriza a sus mejores empleados a tomar prestado alguno de los 500 cuadros que decoran sus 10 fábricas... ¡para que decoren el salón de su casa!

El crecimiento del consumo despierta vocaciones de emprendedor. Con 32 años, Narendra Kumar, un joven creador de moda, acaba de inaugurar su segunda tienda y tiene previsto abrir una nueva cada seis semanas. Sus pantalones y sus camisetas decoradas con bordados al estilo indio se venden bien a un precio entre 15 y 25 euros. "Las jóvenes, que han crecido mirando los programas de televisión norteamericanos, las prefieren a los saris", explica el joven empresario.
El negocio de la noche también es un filón. En Bombay ya hay 30 discotecas. "En 2002, mi hermano y yo tuvimos la idea de abrir una discoteca similar a las que habíamos descubierto en Londres durante nuestros estudios", cuenta Ranjit Chougule. Así es como nació Athena, un complejo ultramoderno de 3.000 metros cuadrados, cuyas veladas se retransmiten en directo por la cadena NDTV. Los hermanos Chougule ya han abierto otra discoteca y tres restaurantes.

Un plan para transformar la ciudad en un nuevo Shanghai

Esta efervescencia también ha revitalizado a las viejas dinastías industriales de Bombay. No sin dificultades, tal como recuerda Nadir Godrej, uno de los dirigentes del grupo Godrej (química y bienes de consumo). "Tras la apertura de las fronteras, en 1991, hemos tenido unas pérdidas enormes. Hizo falta reorganizarse, enfrentarse a la competencia extranjera y aprender a exportar. Pero, desde 2000, ya somos por fin competitivos". El grupo Mahindra & Mahindra (automóviles, tractores, telefonía, inmobiliaria¿) también ha sufrido lo suyo. A principios de los años noventa, cayó tanto en Bolsa que sus acciones dejaron de cotizarse. Pero, desde ese momento, se ha modernizado. En 2002, lanzó el 4x4 Scorpio, ya a la venta en Italia y a punto de salir al mercado en Francia. "Nuestras perspectivas de crecimiento son enormes", resume Anand Mahindra.

Explosión del consumo, auge de la nueva economía, resurrección de viejos empresarios¿ Después de siglos sin haber tenido más ambición que sobrevivir, ¿habrán dado los indios con la senda de la prosperidad? Las dificultades a las que se enfrenta Bombay dan una idea del camino que falta por recorrer. La ciudad ya no se puede expandir más. Al norte, los barrios de chabolas obligan a las empresas a instalarse cada vez más lejos. Al oeste, el puente que debía unir Bombay y Navi Mumbai (barrio destinado a convertirse en el corazón industrial de la ciudad) nunca se ha construido. Esta deficiencia de infraestructuras urbanas frena el crecimiento. A finales de 2003, la asociación de empresarios Bombay First presentó un plan que pretendía transformar Bombay en un "nuevo Shanghai". ¿Su programa? Creación de alojamientos para los habitantes de las chabolas, renovación de carreteras, del aeropuerto, del sistema sanitario y de los transportes públicos; construcción de escuelas, de puentes, de un centro de conferencias¿ "Las autoridades nos han escuchado", asegura Narinder Nayar, presidente de la asociación. Pero Bombay no se convertirá en un nuevo Shanghai de un día para otro. "En China se expulsa por la fuerza a los millones de habitantes de las chabolas para construir rascacielos. Aquí, esas personas son electores", subraya Anand Mahindra.

Pues, a diferencia de China, la India es una democracia. Sus ciudadanos pueden castigar a sus dirigentes con el voto, circular libremente, leer Prensa independiente... ¿Es esto un freno para el desarrollo? A corto plazo, puede serlo, se asegura en Bombay. Pero, a largo plazo, seguramente no sea así. Nadie niega que los chinos ganarán la libertad de la que disfrutan ya los indios. Una libertad que es uno de los orgullos del país. Y eso no tiene precio.

Bombay también es la capital mundial del diamante
Las minas de diamantes indias se agotaron hace mucho tiempo. Pero el 92% de las gemas vendidas en el mundo proviene de Bombay. En los años setenta, miembros de la comunidad religiosa Jaïn tuvieron la idea de importar pequeñas piedras de poco valor y tallarlas para luego volverlas a exportar. Hoy en día, el diamante representa el 20% de las exportaciones indias y emplea a un millón de personas. Gracias a la mano de obra barata, Bombay ha adelantado a Amberes y a Tel Aviv, los otros dos grandes centros del mercado de diamantes. ¿Desde hace 10 años, la crisis en Oriente Medio ha empujado a muchas empresas israelíes a deslocalizar su producción a la India¿, asegura Deepak Shah, dueño de Love Diamond, empresa instalada en el barrio de Opera House. Su compañía da trabajo a 150 empleados y alcanza una cifra de negocio de cinco millones de dólares. ¿La prueba de su éxito? Lo que brilla en su dedo anular de la mano derecha: un pequeño anillo que vale alrededor de 50.000 dólares...

Adviertase el contraste entre este artículo y la pobreza que nos ha contado en este artículo Vandana Shiva (Nota del Webmaster)

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