Turismo sostenible, una nueva forma de viajar

Pedro García para Globalízate, 11/04/2010

Aunque puede parecer una obviedad, decir que el Turismo ha sido y es la principal industria de nuestro país y que su adecuada gestión y fomento va a ser fundamental para salir de la crisis económica en la que estamos inmersos, es sin duda una realidad sobre el cual, difícilmente podemos establecer dudas.

Todos conocemos que la industria turística permitió a nuestro país iniciar el desarrollo económico lastrado por un periodo de posguerra y dictadura y, sobretodo, iniciar una apertura al mundo y especialmente a Europa.

El modelo de desarrollo turístico imperante durante esa época (años 60-70) estaba caracterizado por la economía de escala, la producción en masa de los bienes, la cantidad frente a la calidad y la demanda pasiva y poco exigente.

A partir de los años 80-90 el turismo, de igual manera que otros sectores, inicia un cambio en el cual la gran competencia, precisa de nuevas formulaciones. Supone una reacción de los consumidores contra la oferta homogénea. Se desarrollan nuevas practicas, nuevas maneras de hacer y organizar, nuevos escenarios, nuevas necesidades de la demanda, nuevas perspectivas y nuevos espacios.

Durante los últimos años el modelo turístico imperante en nuestro país ha ido de la mano de otra gran industria como es la inmobiliaria. Cada actuación promovida en aras del desarrollo de nuestra industria puntera (turismo de nieve, turismo de golf, turismo de parque temático, turismo de puerto deportivo) va acompañada de grandes operaciones urbanísticas especulativas. Casos como el del valle de Espelunciecha en Huesca o el proyecto de urbanización de la zona del litoral Murciano de Marina de Cope así lo atestiguan.
La Unión Europea a través del Parlamento Europeo y, basándose en el informe Auken, denunció en 2009 el modelo de urbanismo masivo en España. La actual crisis económica en la que estamos inmersos nos hace dudar en si éste modelo es el correcto.

En las últimas cinco décadas, el turismo internacional ha pasado de desplazar 25 a casi 700 millones de viajeros al año, y a lugares cada vez más remotos gracias al desarrollo de los medios de transporte. Un fenómeno de tal magnitud y con una expansión tan rápida no podía por menos que generar impactos allá donde se ha establecido.

El modelo de turismo imperante se caracteriza en muchos casos por:

- Degradar profundamente el patrimonio natural, sociocultural y paisajístico sobre el cual se asienta, al no tener un carácter sostenible y basarse en el desarrollismo inmediato como principal objetivo.

- Dirigir la mayor parte del desembolso que realiza el turista a engrosar las ganancias de unas pocas empresas que controlan la actividad, (en muchos casos ajenas a los propios destinos turísticos).

- Impactar negativamente en el nivel de vida de la mayoría de la población anfitriona y en su ecosistema: aumento de las diferencias socioeconómicas, sobreexplotación y contaminación de recursos naturales, desvío de los usos tradicionales del agua para cubrir las necesidades de infraestructuras turísticas, incremento del precio de la tierra, condiciones laborales deplorables, sustitución de sectores productivos tradicionales, explotación sexual, trabajo infantil, etc.

Con este panorama podemos cuestionarnos, ¿es sostenible el modelo turístico imperante actualmente?, y por otro lado ¿existen alternativas a este modelo?

Turismo sostenible

Aunque llegar a la sostenibilidad en un ámbito como el turístico es muy complicado (pocos modelos de turismo serían estrictamente sostenibles) y probablemente deberíamos hablar más bien de turismo responsable, ambos conceptos son habitualmente intercambiables y corresponden más o menos al la misma idea.

Más allá de cuestiones relacionadas con el respeto al medio ambiente, por otra parte el pilar fundamental de este turismo, el concepto engloba aspectos como el equilibrio justo con los agentes sociales de los destinos donde se desarrolla o el respeto por las costumbres y tradiciones culturales.

Frente al turismo de masas generalizado y extendido por buena parte del planeta, lo que queda claro es que también se puede hacer otro tipo de turismo a menor escala, comprometido en el desarrollo de los pueblos donde se asiente y en base a circuitos con una estructura propiamente local.

Se caracteriza por:

a) establecer modelos de desarrollo turísticos específicos para cada zona de destino, para lo que se han de tener en cuenta sus variables sociales, económicas y medioambientales.

b) valorar y reclamar la responsabilidad de turistas, tour-operadores, anfitriones e instituciones públicas a la hora de favorecer modelos turísticos sostenibles.

c) denunciar los impactos negativos que el turismo conlleva o puede conllevar en las sociedades anfitrionas, así como la imagen distorsionada que los visitantes pueden hacerse de la realidad que han ido a conocer.

Esta corriente tiene un desarrollo lento pero imparable. El hecho de que las agencias de desarrollo y las ONG´s que trabajan en países empobrecidos estén apostando por proyectos de turismo responsable como herramientas eficaces para lograr los objetivos de desarrollo en dichos países junto a la mayor sensibilización por parte del consumidor a la hora de incorporar el concepto sostenible a todas sus actividades, están facilitando su auge.

Pero ¿cuál es la razón para decantarse por un turismo sostenible? Razones podemos encontrar muchas pero hay una muy obvia y a la misma vez demoledora. Por que es el único modelo que asegura a un destino turístico seguir siéndolo en un futuro.

En el caso de nuestro país, ¿hasta cuando vamos a seguir apostando por el modelo de turismo basado en especulación inmobiliaria, la modificación irreversible del medio y el consumo desmesurado de recursos?

Actualmente en España, dado el auge de este novedoso concepto están proliferando multitud de empresas y certificaciones en el ámbito del turismo responsable, asimismo la delgada línea que separa la responsabilidad social corporativa y las peligrosas estrategias de marketing verde de algunas empresas hacen que no sea oro todo lo que reluce.

El consumidor debe ser crítico a la hora de establecer la verdadera implicación de dicha oferta. El tiempo hará el resto.

Desde Globalízate animamos a los ciudadanos para que seleccionen la vasta oferta turística existente en base a su carácter sostenible. Tanto a la hora de elegir un destino, un alojamiento o agencia para esa escapada de fin de semana o vacaciones.

Para más información podéis consultar el blog Ecotumismo www.ecotumismo.org donde encontrareis multitud de enlaces con empresas, alojamientos, asociaciones y foros de opinión relacionadas con turismo sostenible.

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