Bosques, sequía y cambio climático
Pedro Antonio Tíscar Oliver, 24/01/2007La propuesta más habitual de cuantas se realizan para solucionar el problema del cambio climático es reducir las emisiones de CO2, mientras que las referencias al papel del bosque son mucho menos frecuentes, aunque los árboles retiran CO2 de la atmósfera para fabricar su madera.
Además, los bosques son esenciales para mitigar algunas de las consecuencias más perjudiciales de la modificación del clima. Efectivamente, los bosques dulcifican las condiciones meteorológicas extremas y previenen las inundaciones, como puede deducirse de lo vivido recientemente en Galicia, donde a los incendios estivales ha seguido el desbordamiento de los ríos tras las lluvias torrenciales del otoño. El bosque también evita la erosión del suelo, impidiendo el entarquinamiento de los embalses y contribuyendo a la recarga de los acuíferos subterráneos.
En definitiva, los bosques son esenciales para mantener la cantidad y calidad del agua y, por ello, la mejora de los bosques existentes y la repoblación forestal deberían formar parte indispensable de cualquier plan de lucha contra la sequía, una de las consecuencias más ominosas del cambio climático.
Por la propia naturaleza de los árboles y del bosque, ese necesario proceso de restauración forestal es lento y debería iniciarse sin demora. Los investigadores españoles han desarrollado durante los últimos años técnicas innovadoras que permitirían afrontar este reto con apenas impacto ambiental y con una mayor garantía de éxito, pero falta el compromiso inmediato de los políticos, quienes sólo parecen acordarse del bosque en verano, cuando se quema