Enemigo del planeta
Paul Krugman, 09/05/2006Los sueldos de los ejecutivos están fuera de control en el mundo corporativo de Estados Unidos y, a diferencia de otros líderes empresariales con salarios obscenamente excesivos, Raymond al menos puede afirmar que generó dinero para sus accionistas.
Hay una mejor razón para vituperar a Raymond: para beneficio de los ingresos de su empresa, y quizá para su propio enriquecimiento, convirtió a Exxon Mobil en un enemigo del planeta.
Para comprender por qué Exxon Mobil es un villano ambiental peor que otras grandes empresas petroleras, se necesita saber un poco acerca de cómo han cambiado la ciencia y la política sobre el clima con el paso de los años. El calentamiento global surgió como un asunto público importante a finales de los 80. Pero al principio existía una considerable incertidumbre científica.
Con el tiempo, la acumulación de evidencia eliminó buena parte de esa incertidumbre. Los expertos en clima siguen sin estar seguros de cuánto más se calentará el mundo, y qué tan rápido. Pero actualmente existe un consenso científico abrumador de que el mundo se está calentando, y que la causa es la actividad humana. En 2004, un reportaje de la revista Science para el cual se consultaron 928 estudios sobre cambio climático publicados en revistas científicas que fueron revisados por otros colegas, concluyó que "ninguna de las investigaciones estuvo en desacuerdo con el consenso".
Para ignorar este consenso se tendría que creer que existe una vasta conspiración para desinformar al público, la cual de alguna forma involucraría a científicos de todo el mundo. Este tipo de cosas son tema de malas novelas. El novelista Michael Crichton, cuyos trabajos anteriores incluyen advertencias sobre el inminente control de la economía mundial por parte de Japón y sobre simios asesinos que habitan la ciudad perdida de Zinj, se ha convertido quizá en el más conocido escéptico del calentamiento global. (Crichton fue invitado a la Casa Blanca para brindar una sesión informativa al presidente Bush).
¿Cómo han respondido los intereses corporativos? En los primeros años, cuando la evidencia científica estaba de cierta forma en duda, muchas compañías de la industria petrolera, automotriz y otros sectores eran miembros de un grupo llamado Coalición sobre el Clima Global, cuyo propósito de facto era oponerse a las restricciones sobre los gases de invernadero. Pero en la medida que la evidencia científica se volvió más clara, muchos miembros -incluyendo petroleras como BP y Shell- salieron de la organización y reconocieron la necesidad de hacer algo sobre el calentamiento global.
Exxon, encabezada por Raymond, optó por un rumbo distinto: decidió combatir a la ciencia.
Un memorándum filtrado de una reunión del Instituto Norteamericano del Petróleo en 1998, en la que Exxon (que no se había fusionado aún con Mobil) participó, describe la estrategia de proporcionar "apoyo logístico y moral" a los disidentes del cambio climático, "haciendo, por lo tanto, surgir dudas acerca del ´conocimiento científico prevaleciente´ y socavarlo". Y eso no es todo lo que Exxon Mobil ha hecho: generosas donaciones han respaldado una especie de universo intelectual alternativo de escépticos del calentamiento global.
La gente y las instituciones que Exxon Mobil apoya no están involucrados en investigaciones climáticas. Son los equivalentes en el mundo real a la Academia de Estudios del Tabaco de la película Gracias por fumar, cuyo propósito es ser incapaz de encontrar evidencia de efectos dañinos.
Pero la falsa investigación funciona para sus patrocinadores, debido en parte a que es divulgada por comentaristas de derecha, pero principalmente porque encaja perfectamente dentro de las convenciones del periodismo "equilibrado", que debe recoger las posturas de todas las partes. Un estudio de 2003 de Maxwell y Jules Boykoff acerca de la cobertura sobre el calentamiento global realizada por los principales periódicos, encontró que la mayoría de las notas concedían a los escépticos -unas cuantas decenas de personas, muchas de las cuales, si no es que todas, recibían apoyo financiero directo o indirecto de Exxon Mobil- más o menos la misma cantidad de atención dedicada al consenso científico, apoyado por miles de investigadores independientes.
¿La guerra de Exxon Mobil contra la evidencia científica sobre el cambio climático ha provocado que empeore la política en este campo? Probablemente no. Aunque la mayoría de los gobiernos ha hecho poco para reducir los gases de invernadero, y la administración Bush no ha hecho nada, no está claro si las políticas podrían haber sido mejores si Exxon Mobil hubiera actuado más responsablemente.
Pero el hecho es que por más pequeña que fuera la posibilidad de que se emprendieran acciones contra el calentamiento global, ésta se hizo incluso más pequeña porque Exxon Mobil decidió proteger sus ganancias desacreditando evidencia científica sólida. Y eso, no su sueldo, es el verdadero escándalo del reinado de Raymond como director general de Exxon Mobil. The New York Times.