Según la OMC, el comercio crecerá un 9,5 por ciento en 2010 después de un pésimo 2009
Organización Mundial del Comercio, 28/03/2010ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL COMERCIO (OMC)
ESTADÍSTICAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL (28/03/10)
Tras su peor caída en más de 70 años, se prevé que el comercio mundial se recuperará en 2010 y crecerá un 9,5 por ciento, según los economistas de la OMC. “Las normas y principios de la OMC han ayudado a los gobiernos a mantener los mercados abiertos y establecen ahora un marco para que el comercio pueda crecer a medida que mejore la economía mundial. Vemos la luz al final del túnel y el comercio promete ser una parte importante de la recuperación. Pero debemos evitar que el proteccionismo frustre una reactivación de la economía”, dijo el Director General Pascal Lamy.
Se prevé que las exportaciones de las economías desarrolladas aumenten un 7,5 por ciento en volumen en el curso del año y que las del resto del mundo (economías en desarrollo y Comunidad de Estados Independientes) se incrementen en torno al 11 por ciento al finalizar la recesión económica mundial.
Este firme avance contribuirá a que se recupere, aunque sólo en parte, el terreno perdido en 2009, cuando la crisis económica mundial produjo una contracción del 12,2 por ciento en el volumen del comercio mundial: su mayor retroceso desde la Segunda Guerra Mundial. Según los economistas, si el comercio sigue creciendo al ritmo actual, hará falta un año más para que los volúmenes superen el máximo alcanzado en 2008. Medir el comercio por su volumen permite hacer comparaciones anuales más fiables, ya que la medición del volumen no resulta distorsionada por las variaciones en los precios de los productos básicos o la fluctuación de las divisas, que sí pueden influir cuando el comercio se mide en dólares o en otras monedas.
Un aspecto positivo en 2009 fue la ausencia de incrementos importantes en los obstáculos al comercio impuestos por los Miembros de la OMC en respuesta a la crisis. De hecho, el número de medidas restrictivas del comercio aplicadas por los gobiernos ha disminuido en los últimos meses. Sin embargo, la atonía sigue imperando en buena parte de la economía mundial, y es probable que en muchos países el desempleo se mantenga en niveles altos durante 2010. La persistencia del desempleo puede hacer que se intensifiquen las presiones proteccionistas.
“En estos tiempos difíciles — ha señalado el Director General de la OMC, Pascal Lamy —, el sistema multilateral de comercio ha vuelto a demostrar su utilidad. Las normas y principios de la OMC han ayudado a los gobiernos a mantener abiertos los mercados y establecen ahora un marco para que el comercio pueda crecer a medida que mejore la economía mundial. Vemos la luz al final del túnel, y el comercio promete ser una parte importante de la recuperación. Pero tenemos que evitar que el proteccionismo frustre una reactivación de la economía.”
¿Por qué fue tan grande el descenso del comercio?
La disminución del 12 por ciento en volumen que sufrió el comercio mundial en 2009 fue mayor de lo que la mayoría de los economistas había pronosticado. También superó el 10 por ciento previsto por la OMC en su anterior estimación. El volumen del comercio mundial ha decrecido en otras tres ocasiones desde 1965 (-0,2 por ciento en 2001, -2 por ciento en 1982 y -7 por ciento en 1975), pero ninguno de esos retrocesos se aproximó en magnitud al desplome económico del pasado año (gráfico 1). En dólares de los Estados Unidos corrientes, el comercio se contrajo aún más que en volumen (-23 por ciento), lo que se explica, en parte, por la disminución de los precios del petróleo y de otros productos básicos.
Los economistas han propuesto varias razones para explicar un descenso tan abrupto del comercio, entre ellas la imposición de algunas medidas proteccionistas. Pero la opinión general apunta a una súbita contracción de la demanda mundial como causa primaria. La distribución por productos del descenso de la demanda, la presencia de cadenas de suministro mundiales, y el hecho de que la caída del comercio fuera simultánea en los distintos países y regiones, tuvieron un efecto multiplicador(1). La debilidad de la demanda del sector privado estuvo ligada a la recesión mundial originada por la crisis de las hipotecas de alto riesgo en los Estados Unidos. Lo que había empezado afectando al sector financiero estadounidense no tardó en extenderse a la economía real y repercutir en el resto del mundo. La escasa disponibilidad de financiación para el comercio fue un factor añadido.
La súbita disminución de la riqueza durante la recesión hizo que los hogares y las empresas redujeran el gasto en todo tipo de bienes, particularmente en los de consumo duraderos (por ejemplo, automóviles) y los de inversión, como la maquinaria industrial (cuadro 1). La incertidumbre económica llevó a que se aplazara la adquisición de ese tipo de bienes, que posiblemente hayan sido también más sensibles que otros a la situación del mercado crediticio.
Cualquiera que haya sido la razón del descenso, la disminución de la demanda de esos productos repercutió en los mercados de los insumos para su producción, en particular los del hierro y el acero. La caída de la demanda de hierro y acero estuvo ligada también al desplome del sector de la construcción en países donde los mercados inmobiliarios habían sido pujantes antes de la crisis (por ejemplo, los Estados Unidos, el Reino Unido, Irlanda y España).
El hecho de que la participación de determinados productos en el comercio mundial sea desproporcionadamente grande en comparación con la que tienen en la producción total puede haber contribuido a que la contracción de las corrientes de comercio mundial haya sido mayor que la de la producción total (PIB, o producto interior bruto). Por ejemplo, los bienes de consumo duraderos y los bienes de inversión constituyen una parte relativamente pequeña de la producción mundial, pero una parte relativamente grande del comercio mundial. En consecuencia, un descenso de la demanda de esos productos tendría una repercusión más grande en el comercio que en el PIB.
La extensión de las cadenas de suministro mundiales, en las que las mercancías pueden cruzar varias veces las fronteras nacionales durante el proceso de producción antes de llegar a su destino final, también ha exagerado en cierta medida la magnitud de la disminución del comercio. En las estadísticas del comercio de mercancías, el valor de los bienes se registra cada vez que cruzan una frontera nacional, por lo que la cifra obtenida al sumar esos datos para calcular el comercio mundial total será mayor si hay cadenas de suministro mundiales, que entrañan un cierto grado de doble cómputo.
El alcance de ese doble cómputo es difícil de estimar debido a la falta de datos de fácil acceso, pero se refleja en el hecho de que las exportaciones han venido creciendo más rápidamente que la producción desde la década de 1980 (gráfico 2). El coeficiente aumentó constantemente desde 1985 — y en casi un 30 por ciento entre 2000 y 2008 —, para desplomarse en 2009 al disminuir más rápidamente las exportaciones mundiales que el PIB mundial.
Por último, otro factor que acentuó el desplome del comercio en 2009 fue la simultaneidad. Las exportaciones e importaciones de todos los países disminuyeron al mismo tiempo, sin que ninguna región quedara al margen (gráfico 3). Es evidente que la reducción del comercio mundial hubiera sido menor si la contracción de unas regiones hubiera sido compensada por la expansión de otras, pero no fue así.
La simultaneidad del descenso guarda una estrecha relación con la extensión de las cadenas de suministro mundiales y de la tecnología de la información, que permite a los productores de una región responder casi instantáneamente a la situación del mercado en otra parte del mundo. Normalmente, esto contribuye a la prosperidad mundial y nacional, al propiciar un uso óptimo de recursos escasos, pero en lo que respecta al derrumbe del comercio, es posible que haya acelerado la expansión de la recesión.
Perspectivas del comercio para 2010
El comercio y la producción mundiales se encuentran actualmente en fase de recuperación. El descenso de la producción mundial el pasado año (-2,3 por ciento) fue el primero de esa magnitud desde la Gran Depresión de las décadas de 1920 y 1930 y suscitó firmes respuestas fiscales y políticas de los gobiernos en todo el mundo.
Dado que esas medidas extraordinarias han logrado aparentemente impedir que la economía mundial entre en una espiral descendente, los dirigentes políticos tendrán que pensar tarde o temprano en retirar esas políticas.
Si la economía mundial no sufre nuevas conmociones, el comercio mundial de mercancías debería retomar su normal trayectoria ascendente a finales de 2010, aunque persistirá indefinidamente una cierta desviación respecto de su tendencia anterior. La Secretaría de la OMC estima que las exportaciones mundiales aumentarán un 9,5 por ciento en volumen este año, con un incremento del 7,5 por ciento en las economías desarrolladas y del 11 por ciento en el resto del mundo (economías en desarrollo y Comunidad de Estados Independientes). Esta proyección presupone que el PIB mundial reanude su crecimiento conforme a la estimación más común (2,9 por ciento a los tipos de cambio del mercado), así como la estabilidad de los precios del petróleo y los tipos de cambio. No obstante, si en los próximos meses se produjeran cambios imprevistos en la economía, ya sean positivos o negativos, podría ser necesario revisar la previsión del comercio.
Una tasa de crecimiento del comercio del 9,5 por ciento es insuficiente para volver este año a los niveles anteriores a la crisis; ni siquiera sería suficiente el 11 por ciento previsto para los países en desarrollo. Sin embargo, con dos años de crecimiento a ese ritmo, los niveles del comercio superarían el máximo alcanzado en 2008. Por su parte, las economías desarrolladas necesitarían tres años de crecimiento para lograrlo.
Estas previsiones del comercio son más sensibles a las variaciones de los resultados de los países desarrollados que de los países en desarrollo, en razón de que la participación de los países desarrollados en el comercio mundial es mayor.
Hay aún riesgos significativos de que la previsión sea excesivamente optimista, entre ellos la posibilidad de nuevos aumentos en los precios del petróleo, la apreciación o depreciación de las principales monedas, y contratiempos imprevistos en los mercados financieros.
Sin embargo, también existe la posibilidad de que el comercio supere la previsión, por ejemplo si las tasas de desempleo se reducen más rápidamente de lo esperado en los países desarrollados.
Como puede verse en el gráfico 4, las estimaciones de crecimiento se ven confirmadas por los resultados del modelo de series cronológicas de la Secretaría de la OMC(2), según el cual los países de la OCDE experimentarán un crecimiento de las importaciones de bienes y servicios de alrededor del 9,5 por ciento (técnicamente, se trataría de estimaciones “basadas en la balanza de pagos”).
Más información: http://www.wto.org/spanish/news_s/pres10_s/pr598_s.htm