Lamy: La sociedad civil influye en el programa de la OMC
Organización Mundial del Comercio, 17/10/2007ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL COMERCIO (OMC)
El Director General Pascal Lamy, en su discurso inaugural ante el Foro Público de la OMC, pronunciado el 4 de octubre de 2007, dijo que la sociedad civil ha obtenido muchos “éxitos” en la OMC, entre ellos el acuerdo de 2003 relativo a los medicamentos más baratos para los países en desarrollo y la inclusión de temas como las subvenciones a la pesca, los bienes y servicios relacionados con el medio ambiente y la ayuda alimentaria en las negociaciones de Doha. Dijo a los participantes que “claramente, la OMC espera su contribución, necesita su ayuda para perfilar su programa”. El Director General dijo lo siguiente:
Señoras y señores:
Es para mí un placer darles la bienvenida al 7º Foro Público de la OMC, actividad anual que, en su presente edición, trata sobre el tema “¿Cómo puede contribuir la OMC a encauzar la globalización?”. El título de este año, señoras y señores, es una pregunta que la OMC les plantea para conocer sus opiniones y puntos de vista. Si hoy abrimos nuestras puertas al público es porque los Miembros de la OMC desean sondear un repertorio más amplio de ideas (de nuevas ideas) sobre la forma en que la OMC puede contribuir más eficazmente a orientar las fuerzas de la globalización.
Pero, antes de nada, permítanme presentarles a los distinguidos invitados que abrirán los grupos de debate. En primer lugar, la Excelentísima Sra. Tarja Halonen, Presidenta de la República de Finlandia. En segundo lugar, la Excelentísima Sra. Olubanke King-Akerele, Ministra de Relaciones Exteriores de la República de Liberia. Y en tercer lugar, el profesor Kishore Mahbubani, Decano de la Escuela de Política Pública Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur.
En nombre de todos los Miembros de la Organización, y de esta audiencia en general, permítanme darles la bienvenida a la OMC y expresarles nuestro agradecimiento por haber aceptado nuestra invitación.
La OMC puso en marcha su primer Foro Público en 2001, al abrir sus puertas al público para entablar un diálogo sobre las cuestiones a las que se enfrentaba entonces el sistema mundial del comercio. A ese primer Foro Público asistieron 400 participantes. En aquellos momentos consideramos que era una cifra excepcional. Hoy, puedo anunciar con orgullo que, en el presente Foro, se han inscrito 1.750 participantes de todo el mundo, lo que es por sí mismo un indicador de la amplitud de la globalización.
Ese número da fe de la importancia de esta Organización para el mundo en general, razón por la que la OMC debe seguir manteniendo consultas con ese mundo para atender mejor sus necesidades y aspiraciones. Entre los participantes inscritos, figuran organizaciones gubernamentales de diversos tipos —desde ecologistas hasta defensoras de los derechos humanos o los derechos de los trabajadores—, numerosos parlamentarios, diversas instituciones académicas, miembros del mundo empresarial, periodistas, abogados, representantes de otras organizaciones internacionales y estudiantes. Es precisamente ese amplio espectro social lo que la OMC espera aprovechar. Por consiguiente, gracias a todos por acudir en tan gran número y por contribuir al éxito de la presente actividad.
Este año, el Foro se ha organizado mediante un proceso “ascendente”, o lo que podríamos llamar un proceso que parte de la base. En otras palabras, los Miembros de la OMC no han impuesto los asuntos o temas que desean examinar con la sociedad civil, sino que han preferido que la propia sociedad civil exprese sus prioridades mediante la organización de sus reuniones y talleres. Tras haber probado tal enfoque en varios foros anteriores, los Miembros de la OMC han considerado ahora que es ése, precisamente, el tipo de enfoque que les permitirá determinar cuáles son las prioridades sociales en relación con el comercio y las cuestiones relacionadas con el comercio. Y, como pueden observar en el programa que tienen ante ustedes, ese enfoque de abajo arriba nos ha permitido seleccionar una variada y amplia lista de cuestiones para su debate durante los dos días en los que trabajaremos juntos.
En términos muy generales, hemos clasificado los temas propuestos por la sociedad civil en cuatro grupos: buen gobierno a nivel mundial; coherencia entre los niveles nacional e internacional de formulación de políticas y entre las diferentes instituciones multilaterales; crecimiento económico y función del comercio como instrumento de desarrollo; y, por último, desarrollo sostenible.
Lo que la OMC no previó al optar por este modelo concreto para organizar sus foros es una observación que acabo de oír a varios miembros de la sociedad civil. Al tener ustedes que organizar sus propias sesiones en el Foro Público de la OMC, el foro anual se ha convertido en una plataforma para establecer nuevas alianzas entre los diferentes participantes en las cuestiones que más preocupan. La sociedad civil ha comprendido que, a veces, el poder puede residir en el número y en la puesta en común de los recursos intelectuales y de otro tipo. Ese enfoque puede apreciarse en el programa de hoy y el gran número de actividades “conjuntas” que ustedes han decidido organizar. Es para mí una satisfacción comprobar su disposición a trabajar en común con miras a mejorar la labor de la OMC.
Se lo diré francamente: la OMC necesita la colaboración y la ayuda de todos ustedes para formular su programa.
Pero, ¿está teniendo lugar esa colaboración? ¿Será nuestro Foro Público un mero ejercicio de relaciones públicas, una simple charla sobre temas de interés común? ¿O tal vez una forma ingeniosa y sutil de ofrecer a una sociedad civil reticente nuestro principal producto, que es la apertura del comercio? En pocas palabras, ¿ha influido la sociedad civil alguna vez en el programa de la OMC?
La respuesta es que sí. En realidad, es lo que ha ocurrido en numerosas ocasiones.
En primer lugar podemos mencionar la cuestión de los derechos de propiedad intelectual y el acceso a los medicamentos. Gracias en gran parte al haz de luz que la sociedad civil arrojó sobre esa cuestión, en agosto de 2003, la OMC llegó a un acuerdo sobre la utilización de licencias obligatorias por los países en desarrollo sin capacidad de fabricación, con objeto de facilitarles el acceso a los medicamentos necesarios para la vida. Ese acuerdo se incluyó como modificación en el Acuerdo sobre los ADPIC de la OMC poco antes de celebrarse la Conferencia Ministerial de Hong Kong en diciembre de 2005. Ni qué decir tiene que la cuestión del acceso a los medicamentos a precios asequibles preocupa sobremanera a muchos países en desarrollo cuyos sistemas asistenciales se ven con frecuencia desbordados por la incidencia del VIH/SIDA y otras enfermedades infecciosas.
Para algunos países en desarrollo, el Acuerdo sobre los ADPIC es un obstáculo en su empeño por hacer frente a las emergencias de salud pública. Desde su punto de vista, el Acuerdo restringe la disponibilidad de medicamentos. En cambio, en el mundo desarrollado, las industrias farmacéuticas consideran que el Acuerdo sobre los ADPIC es esencial para fomentar la innovación y asegurar al sector farmacéutico la adecuada compensación internacional por sus trabajos de investigación, desarrollo y creatividad. Según ha explicado la industria, si no existiese tal compensación sería imposible recuperar los elevados costos del desarrollo de nuevos medicamentos que salvan vidas. La Decisión adoptada finalmente por los Miembros de la OMC de modificar el Acuerdo sobre los ADPIC representó un compromiso importante que permitió a los países en desarrollo acceder más fácilmente a los medicamentos esenciales en los casos de emergencia nacional, pero sin menoscabar el régimen de derechos de propiedad intelectual. Para el mundo en desarrollo, la cuestión de las licencias obligatorias fue una prueba importante de la capacidad de la OMC para atender sus necesidades de desarrollo. Debido a los incansables esfuerzos de la sociedad civil —y de numerosas ONG—, la OMC superó satisfactoriamente esa prueba.
Pero, mientras hablamos, las cosas están cambiando de nuevo en la OMC gracias a los esfuerzos de la sociedad civil. Me refiero a las negociaciones de la Ronda de Doha sobre las subvenciones a la pesca. Durante largo tiempo, muchos consideraron que la estructura de subvenciones de la OMC era estática e inamovible. Pero la sociedad civil vino enseguida a llamar a nuestra puerta y señalar a nuestra atención la peligrosa situación de gran parte de los recursos pesqueros mundiales. El mensaje fue claro: la OMC tenía que desempeñar una función esencial de protección de esos recursos y evitar su agotamiento.
Los números presentados por los centros de estudios y las ONG no dejan lugar para la ambigüedad ni requieren más explicaciones. Las subvenciones a la pesca, que en el mundo suman cada año de 14 mil a 20 mil millones de dólares EE.UU., han sido una de las causas del agotamiento de los recursos pesqueros y contribuido a que cada vez haya “más pescadores para menos peces”. La flota pesquera mundial, que comprende 25.000 grandes buques con cubierta y más de 2 millones de embarcaciones comerciales más pequeñas, extrae 80 millones o más de toneladas de pescado de los océanos, cifra cuatro veces superior a las capturas totales de 1950. La situación es alarmante, y los Miembros de la OMC han estado, una vez más, a la altura de las circunstancias.
Actualmente, las negociaciones sobre las subvenciones a la pesca llevan buen ritmo en la OMC y están tomándose muy en serio. Los Miembros comprenden la magnitud de lo que está en juego si esas negociaciones fracasan. Y para que no lo olviden, ustedes han colocado por toda Ginebra carteles en los que nos recuerdan que es necesario llegar a un acuerdo. Pero, en este caso concreto, la sociedad civil no se limita a la labor de sensibilización, sino que ha presentado propuestas técnicas sobre la forma en la que la OMC podría elaborar nuevas disciplinas; y, con ello, ha hecho una verdadera contribución al proceso. De hecho, para varios participantes de la sociedad civil, esta experiencia concreta ha servido para demostrar hasta qué punto la colaboración estrecha con los Miembros de la OMC puede, a veces, ser fundamental para el logro de sus fines.
Podría citar otros muchos ejemplos; los éxitos no acaban aquí. Sin duda, todos ustedes conocen bien el capítulo de la Ronda de Doha de negociaciones comerciales relativo al medio ambiente. El hecho de que la relación entre el comercio y el medio ambiente, que durante muchos años ha sido objeto de debates en el GATT y la OMC, haya adquirido finalmente rango de elemento de negociación se debe también en gran medida a la sociedad civil. Ahora es fundamental que se mantenga el interés mostrado por la sociedad civil al respecto. Por primera vez en la historia del sistema multilateral de comercio se han emprendido negociaciones sobre el medio ambiente. Es preciso que los Miembros de la OMC lleven a buen término esas negociaciones para que los gobiernos se decidan a abordar empresas aun más ambiciosas en el futuro.
En parte, el objetivo de estas negociaciones es favorecer la apertura de los mercados a las tecnologías limpias, ya sea en relación con los “bienes” o con los “servicios”. Es un objetivo muy legítimo, en particular si se tiene en cuenta la enorme amenaza que el cambio climático representa para todos nosotros. De hecho, me sorprende que en la trayectoria de este Foro se hayan organizado cuatro sesiones distintas sobre el cambio climático, hecho que pone de manifiesto hasta qué punto esta cuestión interesa a la sociedad civil, y a los Miembros y la Secretaría de la OMC. Señora Presidenta, he leído con gran interés su reciente intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que reitera el compromiso de Finlandia con el desarrollo sostenible y afirma que la tercera parte de las exportaciones finlandesas consisten en tecnologías favorables para el medio ambiente. Ahora es preciso que esas tecnologías puedan cruzar las fronteras y ser más accesibles para los pobres. En lugar de imponer aranceles que frenen el comercio de bienes ambientales, lo que debemos hacer es promover ese comercio. Y lo mismo cabe decir de los servicios ambientales. Si debemos penalizar alguna actividad, que sea el comercio de bienes y servicios nocivos para el medio ambiente.
En las actuales negociaciones sobre la agricultura se abordan muchos problemas cuya inclusión ha sido también fruto del intenso trabajo de la sociedad civil, como por ejemplo la “ayuda alimentaria”, y a los que ahora habrá que dar también solución. Estas negociaciones requieren mucho tacto y deben culminar en un sutil equilibrio. No se debe permitir que la ayuda alimentaria actúe como subvención encubierta a las exportaciones agrícolas, ni que la ayuda alimentaria de un país desplace a las exportaciones de otro país, pero es preciso que esa ayuda siga estando disponible para quienes la necesitan. Debemos ser capaces de dar respuesta a los problemas humanitarios. Pido encarecidamente a la sociedad civil que nos ayude a alcanzar el equilibrio justo en estas negociaciones, y a mantenerlo bajo vigilancia en la pantalla de su radar.
Señoras y señores, como pueden deducir de las cuestiones que acabo de plantear, es mucho lo que está en juego para el mundo en la Ronda de Doha de negociaciones comerciales. Las subvenciones a la pesca, los bienes y servicios ambientales y la ayuda alimentaria son sólo algunos de los aspectos en los que podemos lograr avances sustanciales de bienestar mediante las negociaciones en curso. Pero existen muchos más. De hecho, un objetivo esencial de la Ronda de Doha cuando ésta se puso en marcha —permítanme recordar su nombre original: Programa de Doha para el “Desarrollo” — fue el reequilibrio de las normas del sistema multilateral decomercio para favorecer a los pobres del mundo.
Por lo tanto, no es sorprendente que la agricultura, sector económico de gran importancia para algunas de las naciones más pobres del mundo, ocupe el primer plano de las negociaciones. Éstas tratan también de dar respuesta a las preocupaciones del mundo en desarrollo en otras muchas esferas, tales como la supresión de las crestas arancelarias que afectan a algunas de sus exportaciones industriales más importantes, por ejemplo, los textiles. Por no mencionar otras muchas áreas de negociación que encierran beneficios para el mundo en desarrollo, tales como la apertura del comercio de servicios, que actualmente representa más de dos terceras partes de nuestra economía; o la facilitación del comercio, es decir,la reducción de los obstáculos burocráticos al comercio.
Llegan ustedes a la OMC en un momento crucial en el que nuestros Miembros acaban de iniciar un periodo de intensas negociaciones y en el que empezamos a entrever el final de las negociaciones sobre los productos agrícolas e industriales. Y, a medida que las posiciones sobre estos temas esenciales se acercan, el ritmo de trabajo se acelera para el resto del programa de Doha. Espero que pronto podamos ver cómo el tren de las negociaciones llega a su destino final.
Por último, a medida que las negociaciones avanzan, también lo hace nuestro programa paralelo sobre la Ayuda para el Comercio, que permitirá a los países en desarrollo convertir las “ventajas teóricas” en realidades comerciales mediante el fomento de su capacidad de oferta.
Pido a todos que, durante estos dos días, presten seria atención a la magnitud del “programa” que se halla ahora en la mesa de negociaciones de la OMC. Un programa que fortalecerá a la Organización y le permitirá acoger a nuevos países en desarrollo Miembros, tales como Liberia. Espero con interés sus opiniones y su participación activa en los trabajos de estos dos días.Gracias por su atención.
Noticia original: http://www.wto.org/spanish/news_s/sppl_s/sppl73_s.htm