Lamy: el fracaso de la Ronda perjudicaría más a los países en desarrollo que a los demás

Organización Mundial del Comercio, 17/10/2006

ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL COMERCIO (OMC)

El 10 de octubre de 2006, en su informe al Consejo General en calidad de Presidente del Comité de Negociaciones Comerciales, el Director General Pascal Lamy dijo que, según lo expresado en sus contactos con muchos Ministros de Comercio, “ahora es evidente que el costo del fracaso y la pérdida de la oportunidad de reequilibrar el sistema de comercio perjudicarían más a los países en desarrollo que a los demás”. En otra declaración, destacó la importancia de hacer progresar la Ayuda para el Comercio a pesar del contratiempo en las negociaciones.

Gracias, Sr. Presidente.

En la última reunión del Consejo General celebrada en julio, me comprometí a proseguir mis contactos con los participantes a todos los niveles, a fin de facilitar la reanudación de las negociaciones. Esto sigue siendo mi primera prioridad. Deseo informarles hoy de los resultados de esos contactos hasta el momento y de lo que es aún necesario, a mi juicio, antes de que puedan reanudarse unas negociaciones útiles.

Desde julio, he hablado con numerosos Ministros y funcionarios de una amplia gama de Miembros. He asistido a las reuniones del G20, el Grupo de Cairns y el Banco Mundial y el FMI y he visitado China y Nigeria. Este mes acudiré a Bruselas y Washington. También me he reunido aquí en Ginebra con los Presidentes de los Grupos de Negociación, los coordinadores de los grupos regionales y otros grupos y diversas delegaciones.

En todos estos contactos, he puesto de relieve en repetidas ocasiones cuáles serán los costos si no logramos poner fin al actual punto muerto — para la economía mundial y para el sistema multilateral que la sustenta. Creo que somos todos muy conscientes de lo que ya está en juego en esta Ronda y de los posibles beneficios que reportaría a todos y cada uno de los Miembros y a la economía mundial su conclusión con éxito. Y ahora es evidente que los costos del fracaso y la oportunidad perdida de reequilibrar el sistema de comercio perjudicarían a los países en desarrollo más que a los demás, lo cual es probablemente la razón de que sean los países en desarrollo los que más vivamente reclaman la reanudación de las negociaciones.

El Consejo General acaba de aprobar un conjunto muy satisfactorio de recomendaciones sobre la ayuda para el comercio, lo cual resulta sumamente gratificante, y ahora debemos basarnos en los progresos y el impulso que claramente existen. También he informado acerca de mis propias consultas encaminadas a obtener recursos financieros adicionales destinados a la ayuda para el comercio. Creo que debemos proseguir activamente la colaboración estrecha con los donantes y los beneficiarios para asegurar que la iniciativa continúa cobrando impulso como complemento esencial de un resultado sólido de la Ronda de Doha.

Como declaré en la reunión de la Junta de Comercio y Desarrollo de la UNCTAD hace dos semanas, el actual cuarto intermedio en nuestras negociaciones debería permitirnos pensar de manera más creativa sobre la forma en que el comercio, el desarrollo y el crecimiento pueden encajar en un todo coherente y la ayuda para el comercio es una pieza imprescindible de ese rompecabezas. Nos brinda a todos la gran oportunidad — y el reto — de traducir nuestra promesa de una mayor cooperación mundial en acciones concretas y resultados significativos.

Dado lo que está en juego en la Ronda, he instado también a los gobiernos a que trabajen con empeño con sus propios electorados, pese a ser muy consciente de las dificultades políticas con que se enfrentan al hacerlo. No obstante, el hecho sigue siendo que no existe una alternativa aceptable a la conclusión fructífera de la Ronda, y todos nosotros debemos actuar sobre esa base.

Según lo que me han dicho mis diversos interlocutores, puedo afirmar que no parece que quepa la menor duda en la mente de nadie de que debemos concluir la Ronda lo antes posible. El deseo de volver a la mesa de negociación y alcanzar un acuerdo está generalizado y es genuino. Vemos ahora que muchos exhortan a la pronta reanudación de las negociaciones: la ASEAN, el G20, el Grupo de Cairns, el Banco Mundial, el Comité Monetario y Financiero Internacional del FMI y numerosos Presidentes y Ministros de todo el mundo. La Unión Africana está preparando su posición, que será objeto de debate al final de este mes en Addis Abeba.

El próximo paso consiste, pues, en determinar cómo y cuándo podemos traer nuevamente a todos a la mesa de negociación. En esto se han centrado de manera especial las reuniones que he mantenido recientemente con los Ministros, los altos funcionarios y los representantes permanentes aquí. Creo que ahora hemos establecido algunos de los parámetros para avanzar en nuestro camino.

En primer lugar, sólo podremos reanudar la Ronda cuando hayan cambiado las posiciones de fondo sobre las principales cuestiones problemáticas, en particular en la esfera clave de la agricultura, lo cual es esencial para desbloquear el resto del programa. No hay hasta ahora ninguna indicación visible de flexibilidad. A menos que aparezcan y hasta que lo hagan, seguiremos en un punto muerto. En segundo lugar, cuando reanudemos las negociaciones, debemos hacerlo en todos los terrenos — todo el programa de negociación debe reanudarse simultáneamente.

En tercer lugar, el tiempo de que disponemos es limitado. Si hemos de tener una posibilidad de terminar en 2007, hemos de actuar entre noviembre y la primavera, que parece ser la última oportunidad de efectuar el avance decisivo que necesitamos.

Durante las próximas semanas, todos nuestros esfuerzos deben estar dedicados a cumplir estas condiciones. Me siento alentado por la renovación de los contactos informales entre los gobiernos y por la seriedad con que los Ministros y los funcionarios están haciendo frente al desafío. Hay también una necesidad evidente de renovar el apoyo al PDD de los más amplios círculos, y a este respecto creo que ha sido útil el simposio público que hemos celebrado recientemente. Tenemos que luchar contra la indiferencia en cuanto al futuro de la Ronda; no debe caber la menor duda de que tiene una grandísima importancia y debe llevarse a una conclusión fructífera.

En consecuencia, la reanudación de las negociaciones ha de ser algo que todos nos esforcemos por hacer posible, porque reanudarlas si nada ha cambiado desde julio carecería de sentido. Cumpliré el compromiso que asumí con los Miembros de facilitar el movimiento que necesitamos, y he alentado a los Presidentes de los Grupos de Negociación a que hagan otro tanto. No es éste momento para la inactividad, sino más bien para una actividad discreta y silenciosa. Esta pausa en el proceso debe ser una pausa productiva, en la que sentemos las bases del éxito. Los exhorto a todos a proseguir la labor técnica, los cálculos discretos y los sondeos extraoficiales a fin de preparar el terreno. No creo que ninguna otra cosa sea aceptable para la comunidad mundial.

Con esto termina mi informe en esta ocasión. Gracias, Sr. Presidente

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