Crisis económica, social, ambiental... y de los movimientos

Mario Cuellar para Globalízate, 02/05/2010

Crisis económica, social, ambiental… y de los movimientos

Asistí a la manifestación del 1 de mayo en Madrid y la percepción al llegar a la puerta del Sol en Madrid a la cola de la manifestación es que la asistencia había sido escasa. Siendo generosos en el momento de la lectura de los manifiestos por parte de Cándido Méndez y Fernández Toxo, no habría más de 5000 personas. Hoy, la empresa que contabiliza la asistencia a las manifestaciones afirma que la asistencia rozó las 6.000 personas (1). Pero ocurre lo mismo en asociaciones vecinales, colectivos sociales y otras muchas organizaciones de base. Falta gente con ganas de hacer cosas.

¿6.000 personas? En Madrid, hay más de 500.000 parados, uno esperaría que al menos una parte de ellos fuera a este tipo de eventos, para reclamar su derecho al empleo y a las prestaciones. Pero no, y uno se pregunta qué puede estar pasando. Algunos de los que estábamos allí, aún conservamos el trabajo y aún así intentamos defender las prestaciones a los parados y que no paguen los trabajadores los excesos de otros, con un previsible recorte de derechos si se acuerda una reforma laboral. Otros años se ha achacado la falta de asistencia a que era puente y que la gente se había ido de la ciudad. Este año esta excusa no sirve para explicar el fracaso. Es posible que muchos trabajadores hayan perdido la confianza en los sindicatos mayoritarios, pero ¿en quién la depositan ahora?

No sé si el diagnóstico de los movimientos sociales es correcto o quizás necesitaríamos ya no un estudio de la psicología social, sino de la psiquiatría social. La cuestión es que históricamente los movimientos sociales han cogido fortaleza en tiempos de crisis y han menguado en tiempos de bienestar. Quizás el hecho de que gobierne el Partido Socialista provoca una desmovilización de la izquierda social, porque se piensa que cualquier movilización beneficiaría a la derecha y se vuelve a movilizar cuando la derecha vuelve al poder. Esto último puede ser cuestionable si uno toma por ejemplo el ejemplo de Grecia, en permanente movilización desde hace dos años y con un gobierno socialdemócrata.

A lo mejor todo el mundo piensa que esto se arregla sólo. Observando que muchos medios siempre meten la noticia del número de parados y a continuación, una noticia positiva, de alguien que ha encontrado trabajo, ha creado una empresa en tiempos de crisis o ha aprobado una oposición, casi parecen una noticia anestésica. Hoy, el gobierno ha filtrado que el abril ha disminuido el desempleo en 24.000 personas (2) rompiendo una tendencia de descenso de más de ocho meses. De forma objetiva, se dan las condiciones para organizar una huelga general, pero los sindicatos sienten que viendo la poca asistencia a las movilizaciones que han organizado en los últimos meses, podría ser un nuevo fracaso que les haría perder puntos en la previsible negociación de la reforma laboral. Claro que por otra parte, como algunos cantaban durante la manifestación, “Dialogo social, fracaso sindical”.

Si la movilización en el tema laboral está en mínimos ya no digamos en otros asuntos como el cambio climático, derechos de las mujeres o inmigrantes. Donde ha habido una mayor movilización es con la memoria histórica y el previsible juicio a Garzón. Lógico, la cadena SER y otros medios estuvieron anunciado la manifestación del pasado sábado 24 de abril durante toda la semana y por otra parte, contar con personajes conocidos ayuda. Y además es indudable que es una reclamación justa por parte de los familiares de los desaparecidos, aunque se omita el debate sobre si la transición fue (ahora parece que no) tan ideal, como nos la habían pintado.

Específicamente hablando del cambio climático la urgencia que tenemos para reducir las emisiones de gases invernadero lo antes posible es inversamente proporcional al número de personas que están movilizadas con este tema. En la manifestación del Día de la Tierra, convocada por 39 organizaciones, apenas hubo 3000 personas. Está claro que el cambio climático no está en la agenda informativa, ni la política, aunque se promocione informativamente un apagón simbólico, una movilización que ponga en cuestión nuestro sistema de producción y consumo no es negociable. No todo es negativo claro, La Criticona ha reunido a cientos de ciclistas en Madrid este fin de semana.

Hace unos días en un acto sobre cambio climático convocado en la Casa del Barrio en Carabanchel recordaba las movilizaciones tras el desastre del Prestige y a Nunca Mais. Ahora mismo tenemos un nuevo desastre ambiental en la costa este de Estados Unidos provocado en última instancia por nuestra adicción a los combustibles fósiles y me surge la pregunta si ahora las bañeras como el Prestige siguen surcando los mares (aunque el accidente del Golfo de México haya sido de forma distinta). Y es que el sistema capitalista cuenta con la rápida pérdida de memoria de la sociedad y nos obliga a los movimientos sociales a enormes esfuerzos de concienciación y movilización. Ningún medio muestra la relación entre la extracción del petróleo, nuestro consumo y la emisión de gases invernadero y eso que la macha de chapapote se está quemando sobre el mar.

Y ahora la pregunta del millón, ¿Qué hacemos los movimientos sociales para movilizar? En primera lugar, deberíamos plantearnos si merece la pena gastar mucho tiempo y energías en tratar de movilizar a una sociedad que está dormida. Cómo creo que estamos de acuerdo en que no podemos resignarnos, deberíamos seguir trabajando pero bajo otras premisas. Por ejemplo, cómo a nivel mediático la manifestación del día de la Tierra, quedó totalmente sepultada por la del apoyo a Garzón, igual es más conveniente esperar a un momento de mayor calma informativa y desarrollar una acción directa llamativa, bien organizada y apoyada por una amplio número de colectivos para asegurar su éxito. Mientras tanto seguir con charlas de concienciación en todos los foros a los que podamos acceder.

En segundo lugar, hay muchísimas manifestaciones al año, en ocasiones conmemorando eventos como por ejemplo, el mismo día de la Tierra, el primero de mayo o el orgullo gay que tienen su propia agenda y colectivos encargados de organizarla, pero creo que no deberíamos organizar una manifestación si en las reuniones previas no se ve que haya mucha fuerza, las buenas intenciones no bastan. Esta es la postura que ha tomado, por ejemplo, V de Vivienda, ante la falta de personas que iban a las últimas reuniones de la Asamblea contra la Precariedad y por una Vivienda Digna, se decidió hacer una pausa y esperar mejores momentos. En otras palabras, no hacer una manifestación por obligación.

Y en tercer lugar, seguir con nuestro trabajo de hormiguita y no esperar demasiado para no perder la ilusión de que otro mundo es posible.

Referencias:

(1) http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5gklK0ehFZ9Ofro2_9ZqnXF-AkLVw

(2) http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/res/20100502/53920107561.html

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