Tiempos de abandono y esperanza

Luis Hernández Navarro, 15/05/2005,
La Jornada

La nueva obra de Víctor Flores Olea "es un apasionado y apasionante conjunto de ensayos sobre los nuevos muros que se han levantado en el mundo después de 1989 y sobre las posibilidades de derrumbarlos. Es una reflexión crítica sobre el principio democrático, la nueva izquierda, la rebelión del EZLN, la globalización y sus estragos, los nuevos movimientos sociales, los cambios en el mundo, la guerra contra Irak y México"

Hace ya casi 16 años de la caída del Muro de Berlín y del colapso del socialismo real. Los sueños de libertad que propiciaron el derrumbe de los regímenes autoritarios de Europa del Este han engendrado el renacimiento de viejas pesadillas. Las sociedades que han emergido de las cenizas de la economía planificada están muy lejos de parecerse a las fantasías de fraternidad y bienestar que animaron a quienes guiaron la demolición del socialismo de Estado.

El fin de la guerra fría no implicó la terminación de las guerras. Por el contrario, durante estos últimos años se han intensificado las intervenciones militares en gran escala y la fractura de las fronteras nacionales. La ONU, el organismo multinacional que debía frenarlas, ha terminado por legitimarlas. Sin la amenaza del comunismo, la nueva escalada armamentista se ha justificado fabricando nuevos enemigos: la irrupción étnica, el fundamentalismo islámico, la expansión del narcotráfico y los pequeños tiranos que desafían de cuando en cuando al imperio. La lista de las nuevas guerras es larga y crece aceleradamente. En ellas se disputan mercados sin dueño y se conquistan territorios, al tiempo que se dirimen asuntos de política interna de las metrópolis.

La caída del comunismo no trajo más estabilidad a las finanzas mundiales ni ayudó a paliar las desigualdades entre naciones. Desde 1989 se han sucedido distintas crisis económicas: el Sistema Monetario Europeo en 1992, el efecto tequila en 1995, la gripe asiática en 1997, Rusia en 1998, el efecto samba durante 1999.

Sobre los restos del Muro de Berlín se han levantado nuevos muros que el avance en el respeto a las libertades individuales no puede ocultar: el crecimiento de la desigualdad, la marginación y la exclusión social. En lugar de derrumbarse, el muro de las guerras y el armamentismo ha crecido hasta cubrir el firmamento finisecular. En el nuevo orden mundial, nacido de las cenizas del campo socialista, reina el caos.

Tiempos de abandono y esperanza de Víctor Flores Olea es un apasionado y apasionante conjunto de ensayos sobre los nuevos muros que se han levantado en el mundo después de 1989 y sobre las posibilidades de derrumbarlos. Es una reflexión crítica sobre el principio democrático, la nueva izquierda, la rebelión del EZLN, la globalización y sus estragos, los nuevos movimientos sociales, los cambios en el mundo, la guerra contra Irak y México.

El camino de la esperanza

En el revuelo de las convulsiones políticas, los sectores subalternos atisban con mayor precisión su condición y destino. Durante las fases históricas que alteran formas de vida y relaciones sociales surgen en abundancia ideas alternativas. Es en lo más álgido de las pugnas de la gleba que emergen las prácticas e ideas de redención que alimentan sus visiones de futuro. Utopías, heterotopías y escatologías sirven de horizonte para quienes resisten. No hay resistencia eficaz sin ellos.

"¿Cuándo dejó la gente de imaginar una sociedad sin distinciones de status o de riqueza, simplemente, como una Edad de Oro perdida sin remedio en el remoto pasado y empezó a pensar en ella como un estado preordenado para el futuro inmediato?", se pregunta Norman Cohn, en su libro En pos del milenio. Y responde evocando las turbulencias sociales de Flandes en 1380, la revolución campesina inglesa de 1381, el Apocalipsis taborita y el anarcocomunismo de Bohemia.

¿Cuándo dejó la gente de creer en que los designios del mercado debían obedecerse y empezó a pensar en que era posible que otra política gobernara esos designios sin crear monstruos autoritarios?, nos preguntamos hoy en día.

En nuestra época la resistencia a la globalización neoliberal ha provocado vastas oleadas de resistencia que han dado lugar a un nuevo movimiento planetario. El hervidero de ideas alternativas en ese movimiento iguala en abundancia a otras fases históricas de alteración de la forma de vida y relaciones sociales. Su insistencia en el reclamo de lo común muestra la continuidad con luchas de hace mucho tiempo.

En Tiempos de abandono y esperanza Víctor Flores Olea se ha propuesto esclarecer tanto la naturaleza de las transformaciones provocadas por la globalización como el de los actores que los resisten. "Lo importante ­afirma Flores Olea­ es percibir que nos encontramos en un tiempo de cambios profundos y de formulación de alternativas, en mucho sentidos análogo a las preocupaciones teóricas dominantes en la segunda mitad del siglo XVIII."

La respuesta a los nuevos desafíos ha sido, efectivamente, rica y diversa. Abarca desde quienes apuestan a rehacer la sabiduría de las civilizaciones no occidentales hasta quienes pugnan por una visión radical de la ciudadanía, la democracia y el buen gobierno.

Gran conocedor de la teoría crítica, Flores Olea ensaya su propia respuesta a partir de la necesidad de trascender, en un horizonte de desarrollo no capitalista, ciertas categorías del "marxismo clásico, y desde luego del leninismo, tales como las nociones de partido único y del proletariado como la organización y clase privilegiada de la revolución." Su misma concepción de nuevo imperialismo y de globalización ­añadiría yo- toman claramente distancia del pensamiento de la III Internacional.

El libro de Flores Olea parte del supuesto de que la sociedad civil se ha convertido, más allá de los partidos políticos, en portadora de una propuesta de cambio social. Su reclamo es básicamente antiestatista y libertario y se inscribe en una lógica antisistema. Se ha constituido como un poderoso agente de cambio del mundo contemporáneo. Defiende así una visión de la sociedad civil de la critica que le ha hecho lo que él llama "izquierda envejecida" que la considera anarquizante y atrasada por el hecho de no asumirse como partido político y no declarar explícitamente que su lucha es por el poder del Estado.

Difiero sin embargo del autor, cuando afirma que la forma más extendida que asumen los grupos que forman la sociedad civil son las ONG. Basta asomarnos al reciente movimiento de los forajidos que tumbó de la presidencia a Lucio Gutiérrez en Ecuador o a los movimientos en defensa de los recursos naturales en Bolivia para relativizar este juicio.

Contra el conformismo

Tengo frente a mí un texto publicado por editorial Era en 1965. En su momento fue un material clave en la formación de una generación de activistas de izquierda. Su autor es Charles Bettelheim. Su tema es la Revolución China. Su traductor es Víctor Flores Olea. A él le debemos también la traducción de Sociología de una Revolución de Frantz Fanon.

Años después, entre 1970 y 1975, ya como director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM organizó ciclos de conferencias en los que participaron algunos de los más relevantes intelectuales de izquierda en el mundo. Muchos estudiantes pudieron relacionarse así con el pensamiento de autores antidogmáticos como Herbert Marcuse, Rossana Rosanda, Fernando Claudin, André Gorz y Erich Fromm. Un privilegio que, desafortunadamente casi no ha se ha vuelto a repetir en nuestro país, y que ayudó a formar una generación de estudiantes.

Traducciones, trabajo docente, promoción cultural, diplomacia han dado a Víctor Flores Olea un profundo conocimiento del pensamiento crítico contemporáneo y una enorme capacidad para comunicar con sencillez, elocuencia y elegancia sus puntos de vista sobre los temas más arduos de la teoría política y social. El aparato conceptual que subyace en los escritos que forman Tiempos de abandono y esperanza es vastísimo pero la apuesta por la comprensión hace que el autor haga un uso muy discreto de fuentes y referencias bibliográficas. Sin hacer concesión alguna al rigor teórico Flores Olea es capaz de explicar los asuntos más arduos y complejos con la mayor sencillez, algo que, dicho sea de paso, solo puede hacerse teniendo como alimento una amplia cultura literaria.

Tiempos de abandono y esperanza retoma con una visión de conjunto los temas abordados en sus escritos periodísticos, que, más que los tradicionales artículos de opinión son verdaderos ensayos breves. Recupera también, la tesis sustentada en su libro Crítica de la globalidad, dominación y liberación en nuestro tiempo (Fondo de Cultura Económica, 1999) en el sentido de que lo que se trata ahora es de ahondar en el proceso civilizatorio de tal manera que la democracia (una democracia global, más amplia y profunda que la vieja democracia liberal), dirija el proceso de globalización

La democracia radical

Hace casi 90 años que, al calor de la revolución bolchevique, el filósofo austriaco Max Adler se preguntaba en Consejos Obreros y Revolución: "Comencemos por el concepto de democracia. ¿Cómo ha sido posible que este concepto, tan sagrado antes para el proletariado revolucionario, haya llegado a hacerse sospechoso y aun detestable para una parte considerable, y siempre creciente, de ese mismo proletariado?"

La posición de Adler formó parte de un complejo y, por momentos desafortunado debate, dentro de la izquierda marxista sobre la cuestión de la democracia. La teoría de la III Internacional convirtió al concepto de democracia en una idea sospechosa.

Una repetición tardía de este debate tuvo lugar en las filas de la izquierda mexicana de comienzos de la década de los setenta. Enriquecida por el movimiento estudiantil popular de 1968, influida por el ascenso de las luchas de liberación en todo el mundo, decidida a emprender un drástico ajuste de cuentas con el pasado lombardista, la nueva izquierda radical emprendió una crítica demoledora de las posiciones que reivindicaban la necesidad de luchar y profundizar la democracia en el país. Autores como Pablo González Casanova, Gastón García Cantú y Víctor Flores Olea fueron fuertemente cuestionados.

El tiempo se ha encargado de poner las cosas en su lugar. Muchos de los radicales de ayer se enfilaron sin mediaciones por el camino de la conversión al pensamiento único. González Casanova y Flores Olea, en cambio, han sabido mantenerse fieles al pensamiento crítico y comprender y solidarizarse lo mismo con la lucha zapatista que rechazar las agresiones del imperio. Tiempos de abandono y esperanza es expresión de esa congruencia con el pensamiento crítico y de la continuidad con la vocación democrática.

Es así como Flores Olea postula, sin ambigüedad alguna, que "La nueva izquierda y el nuevo socialismo han de luchar por la plena realización de los principios democráticos, por una democracia radical, entendiendo por ésta una democracia que trascienda los límites y la crisis de la democracia y el Estado liberales." Se trata, dice, de radicalizar la democracia, moderada por el principio de solidaridad social. "El objetivo de una revolución democrático radical ­asegura- es desmontar o desestructurar unas relaciones sociales dominantes fundadas en la subordinación, en la opresión y en la explotación." Política hoy significa definir quién decide, y la política radical implica construir mecanismos de decisión colectiva.

Heterodoxia

Tiempos de abandono y esperanza fue escrito en lucha contra el pensamiento dogmático. Su reflexión sobre el nuevo imperialismo, la globalización y los estados nacionales son una muestra clara de ello.

Durante años las elaboraciones hechas por Lenin influyeron de manera decisiva en la forma en la que el pensamiento marxista de nuestra época ha enfocado el análisis del desarrollo del capitalismo. Paradójicamente, a la vez que ayudaron a precisar el debate terminaron obstaculizándolo.

Convencido de que las condiciones reales y materiales de muchos de los conceptos modernos que nos han servido para pensar la política han cambiado, y de que el pensamiento y los conceptos deben adecuarse a nuestra realidad histórica, Flores Olea ha buscado explicarse y explicarnos los cambios que se han producido en el mundo de manera abierta. Ha elaborado para ello el esbozo de lo que llama "Nuevo Imperialismo Americano" y señalado la necesidad de "continuar la exploración de este peculiar fenómeno contemporáneo."

Su elaboración es muy interesante. Le encuentro, sin embargo, algunos reparos que enuncio apresuradamente y que dejó para un debate posterior. No creo, como se afirma, que "los principales actores políticos en el escenario nacional e internacional" sean los Estados nación. Sin ir más lejos, el conflicto entre Al Qaeda y Estados Unidos, que ha definido una parte significativa del nuevo mapa geopolítico mundial, no puede explicarse en términos de estados-nación soberanos. La naturaleza de la guerra ha cambiado. Tampoco comparto la idea de que el Estado en su conjunto "ofrece aún resistencia para ceder sus atributos esenciales a favor de intereses privados". Sería muy difícil explicarse los cambios en el aparato bélico estadunidense bajo este supuesto.

La riquísima reflexión contenida en Tiempos de abandono y esperanza tiene, sin embargo, una limitación: una reflexión sobre los cambios operados en el mundo del trabajo. La revuelta de los globalizados y los cambios en la política, no pueden explicarse al margen de fenómenos tales como la precarización, la deslocalización, la pérdida de las identidades tradicionales, la migración (170 millones de personas en el mundo).

En estos tiempos de abandono y esperanza Tiempos de abandono y esperanza es una obra esclarecedora y brillante, un texto cuya lectura enriquecerá enormemente la reflexión colectiva sobre el futuro que queremos

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