CIA, Wall Street y drogas

Juan Luis Rodríguez para Globalízate, 18/08/2008

El dinero proveniente del tráfico de drogas forma parte de la estructura de la economía estadounidense (y por extensión de la de occidente).

A nivel global, el montante económico proveniente del negocio de los estupefacientes asciende a la friolera de en torno a 700.000 millones de dólares (libres de impuestos), y según datos de la propia agencia gubernamental estadounidense responsable del seguimiento de dichas cuestiones.

Este dinero es parte importantísima del sistema bancario y financiero mundial y gracias a él se pueden hacer efectivos los pagos mínimos mensuales en el mercado especulativo de EE.UU. y U.K.

Catherine Austin Fitts, Secretaria Asistente del Comisionado Federal para la vivienda durante el gobierno de Bush padre y Ex directora Administrativa y miembro del Consejo de dirección de Dillon Read –un fondo de inversiones de Wall Street- apunta hacia el efecto multiplicador (x 6) del lavado de esos 700.000 millones de dólares. Esto daría como resultado una suma anual de 420 billones de dólares en transacciones en dólares, gracias a este comercio de drogas.

No olvidemos que las empresas que cotizan en Wall Street tienen un valor en sus acciones que depende de las ganancias netas anuales, y que el factor multiplicador de las acciones en bolsa puede llegar a 30.

Esto es así gracias al “trabajo” de los analistas financieros y la escuela del beneficio creada por ellos, la cual considera correcta la idea de una relación entre precio y ganancia para cualquier tipo de acciones de una horquilla oscilante en torno a 15 a uno o 30 a uno como máximo.

Traducido a las matemáticas, si a las ganancias anuales de las compañías se les añade un solo dólar, tendremos como resultado un valor aumentado para el negocio bursátil de 30 dólares: 30/1 = 90/3.

Es decir, firmas como Citibank, Brown Brothers Arriman, General Electric o el Chase Manhattan Bank, entre otras muchas, partiendo de una ganancia neta adicional de 10 millones de dólares (p. ejemplo), gracias al comercio de estupefacientes pueden situarse en una ganancia bursátil que ascendería a 300 millones de dólares.

Aunque por supuesto, antes de añadir esto a la cuenta de resultados anuales hay que ocultar y lavar este dinero.

Michael C. Rupper en su tan nombrado libro “Cruzando el Rubicón”, señala que <<el dinero se mueve con tal rapidez que, a menos que uno tenga el control de los sistemas informáticos que lo manejan o de los programas que usan esos sistemas informáticos, resulta imposible rastrearlo>>.

Las grandes corporaciones pueden ganar mucho dinero, pidiendo dinero ilegal prestado a particulares y a naciones productoras y distribuidoras de droga, a un interés muy bajo. Lavarlo, obteniendo posteriormente importantísimos beneficios.

<<El comercio de estupefacientes ha cobrado poder porque está sustentando las inversiones de las mayores corporaciones mundiales. Ese dinero sustenta a políticos. Wall Street no puede permitirse dejar caer a los magnates de la droga. El Congreso de Estados Unidos no puede permitirse dejar caer a los magnates de la droga. Los presidentes y sus finanzas de campaña no pueden permitirse dejar caer a los magnates de la droga. ¿Porqué?, porque nuestra primera y peor economía mundial, controlada por el uno por ciento (de la población), no puede permitirse el riesgo de que la competencia (de negocios o política) se atreva a usar ella el dinero de las drogas. Y por cada millón de dólares de ventas o ganancias incrementadas en una venta de acciones, la equidad bursátil del uno por ciento que controla Wall Street aumenta de veinte a treinta veces>>.

<<Al permitir que los capitales fluyan sin control de un extremo a otro del mundo, la globalización y la pérdida de soberanía han fomentado juntas el crecimiento explosivo de un mercado financiero al margen de la ley…El crimen financiero es primero y ante todo un mercado, próspero y estructurado, regido por la oferta y la demanda. La complicidad de las grandes empresas y el laissez faire (dejar hacer) político son la única manera en que el crimen organizado a gran escala puede lavar y reciclar las formidables ganancias de sus actividades. Y las transnacionales necesitan el apoyo de los gobiernos y la neutralidad de las autoridades reguladoras para poder consolidarse en sus posiciones…Los políticos se encuentran directamente involucrados y su capacidad de intervención depende del apoyo con el que cuentan y la financiación que los mantiene en el poder. Esta complicidad de intereses es una parte esencial de la economía mundial, el combustible que mantiene girando las ruedas del capitalismo>>.

Hace falta mucho conocimiento de la cuestión para poder mover bajo cuerda 700.000 millones de dólares. Cincuenta años en la historia de la tecnología del blanqueo de dinero avalan esta capacidad. Y la CIA es una de las agencias de inteligencia encargadas de proteger el dinero de las corporaciones más importantes del mundo.

En sus cincuenta años de existencia la CIA ha estado detrás del tráfico de drogas.

En 1979, antes de la Contra Nicaragüense, el consumo anual de cocaína en EE.UU oscilaba en torno a las 50 toneladas métricas. Cinco años más tarde la cantidad alcanzaba las 600 toneladas métricas.

Cuando Richard Nixon inició su guerra contra las drogas, la partida presupuestaria federal anual era de 110 millones de dólares. Veintiocho años después, en el 2000, dicha partida ascendía a 17.000 millones de dólares y el resultado consistió en más droga en EE.UU., más barata y más potente que en 1972. Y la CIA siempre ha estado detrás.

Como dijo algún autor: la CIA es Wall Street y Wall Street es la CIA. Y la mayoría de las figuras más relevantes en la historia de esta Agencia han tenido vinculación privilegiada con el aparato financiero estadounidense:

• Clark Clifford: abogado y banquero de Wall Street. Ministro de Defensa durante el gobierno de Lyndon B. Jonson. Acusado de cargos criminales como directivo de First American Bankshares ( banco controlado en secreto por una entidad vinculada con la CIA para manejar el dinero de la droga). Fue acusado de ganar 6 millones de dólares gracias a la venta de acciones de la empresa, compradas con un préstamo sin aval de BCCI.

• Richard Helms: director de la CIA. Acusado y procesado por mentir al congreso en 1976. Su abogado era Clark Clifford.

• Allen Dulles: Planificó y creó la CIA para Clifford. Dulles fue el espía estadounidense más importante dentro de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS; de aquí nació la CIA) en suiza. Cuidaba de las inversiones estadounidenses en Alemania. Ejecutivo de Standard Oil (empresa de Rockefeller). Director de la CIA durante el gobierno de Eisenhower. Socio en la poderosa firma Sullivan and Cromwell de Wall Street. Responsable de inundar EE.UU. de LSD en la década de los sesenta.

• Hill Casey: Director de la CIA durante la administración Reagan. Abogado de Wall Street y agente de bolsa. Cinco meses antes de morir de un tumor cerebral intratable, reconocía que la CIA había estado involucrada en el tráfico de drogas. Dejó una declaración jurada ante notario constatando este hecho y firmada por Richard Nixon como testigo.

Fuentes:

• Ruppert, Michael C., Crossing the Rubicon, The Decline of the American Empire at the End of the Age of Oil, New Society Publishers, Vancouver, Canadá, 2004.

• Christian de Brie y Jean de Maillard, Crime, The World’s Biggest Free Enterprise, Le Monde Diplomatique, abril 2000.

• Joseph McNamara, Hoover Institute, Universidad de Stanford.

Juan Luís Rodríguez es Psicólogo, especialista en Psicología Clínica y de la Salud. Ex–asesor en los Gabinetes de las Consejerías de Asuntos Sociales y Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía. Colaborador de Attac Sevilla, y escritor en medios digitales independientes.

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