Ecología y política: una nueva matriz transformadora
Josep Vives-Rego para Globalízate, 27/05/2014Uno de los muchos motivos fundamentales por el que debemos tener muy en cuenta a la ecología es que con los datos disponibles no tenemos ninguna garantía de que entre las especies en peligro de extinción no estemos los humanos. Precisamente por ese motivo, la ecología ha crecido como tema político (además de social y científico), sobre todo en los países que sus clases medias no tienen problemas más inmediatos y graves como es el caso del hambre o la guerra.
Vemos constantemente como la preocupación por los temas ecológicos moviliza a la población sobre todo en el mundo occidental. Sin embargo, no es menos cierto, que en los países donde no se le prestó políticamente hablando atención a la ecología (casos de la ex Unión Soviética, el este de Europa y China), las consecuencias de ese descuido les obligan ahora a ponerlo en la agenda en primer plano y de modo urgente.
Desafortunadamente, el hecho de que la ecología esté en el candelero, también ha tenido consecuencias que no son favorables para la ecología como disciplina. Al convertirse en un tema de moda, tanto la población como las empresas e instituciones han trivializado o simplificado el tema y lo que es peor con frecuencia, las buenas intenciones y el ruido mediático reemplazan a los estudios y los datos serios y científicamente correctos. Ha sucedido como lo que ya hemos visto con los problemas económicos, la sanidad o incluso y la seguridad: lo más fácil es indignarse y reclamar acciones al gobierno sin implicarse de manera responsable y eficiente.
Es fundamental por tanto, reflexionar y dar acogida a todo lo que nos obligue a pensar y evaluar el impacto de nuestras acciones como ciudadanos y consumidores en la naturaleza y los recursos finitos. Es decir, pensar en el delicado equilibrio que hay que alcanzar cuando se contraponen la necesidad obvia de tener un medioambiente sostenible y no derrochar nuestros recursos, con las imperiosas necesidades de generar puestos de trabajo e ingresos económicos para toda la población.
Desde la aparición del movimiento ecologista en sus múltiples manifestaciones en la escena socio-política y mediática, numerosos pensadores y teóricos discuten su posicionamiento en el tablero político tradicional basado en los dos modelos de análisis de siempre: i) derecha/izquierda) y ii) autoritarismo o liberalismo. Hoy por hoy, el debate sigue abierto y se busca un espacio propio tanto a nivel local, como europeo y mundial. La llegada del ecologismo al terreno sociopolítico y la necesidad de tener en cuenta también los aspectos medioambientales económicos, hace que la magnitud de la crisis ecológica supere los clásicos planteamientos ideológicos, económicos e incluso sociales. Ante tales situaciones y retos, no nos queda más remedio que adoptar una visión crítica, transformadora y global, que vincule permanentemente los aspectos ecológicos, políticos y socio-económicos. Al fin y al cabo, la ecología política hereda, sintetiza y supera tres valores: i) la autonomía del individuo o de la comunidad para decidir su propio camino, que a pesar de la libertad y la democracia como valores puntales de nuestra sociedad, las decisiones que garanticen la sostenibilidad, deben estar por encima de ellos; ii) la solidaridad dentro de la comunidad o del espacio público, que ya no tiene sentido en el sentido restringido a las comunidades, debido a que no podemos excluir a nadie y sobre todo primando la defensa de las personas marginadas y oprimidas) y iii) la responsabilidad en el sentido más amplio y universal posible, es decir, debemos ser responsables hacia los países del Sur, para con las generaciones futuras y por extensión del planeta y de todos los seres vivos.
Frente a la crisis ecológica, social y de civilización, la ecología política es una nueva matriz transformadora adaptada a los retos actuales, es una suerte de «nueva esperanza» para el siglo XXI, que puede permitir a la especie humana que se proteja de sí misma y sobreviva en condiciones dignas tanto en el Norte como en el Sur, en el presente y en el futuro. La dimensión de la tarea va exigir que todos nos impliquemos.
José "Temi" Vives-Rego, José Vives Rego
Departamento de Microbiología, Facultad de Biología, Universidad de Barcelona. Avda. Diagonal 643, 08028 Barcelona. E-mail: jvives@ub.edu