La cuestión griega
Jan Joost, 22/02/2015, www.fondad.blogspot.com.esLa falta de sabiduría de Europa en el tratamiento de la deuda griega
(Ver post original, del 17 de febrero de 2015, AQUÍ)
Hace un mes, los griegos votaron en contra de la continuación del actual programa de la UE de 'rescate' de la deuda griega y quisieron sustituirlo por un programa más sensato de recuperación de su país. Pero los otros gobiernos europeos no permiten que el nuevo Gobierno griego respete el deseo de sus votantes.
Como escribió Paul Krugman ayer en su blog:
"OK, esto es sorprendente, y no en el sentido positivo del término. Las conversaciones griegas con los ministros de economía y finanzas se han roto por este proyecto de declaración, que los griegos han descrito como 'absurdo'. Es ciertamente notable. Según mi lectura, esta es la frase clave:
Las autoridades griegas se comprometieron a asegurar un nivel adecuados de excedentes fiscales y de financiación para garantizar la sostenibilidad de la deuda, de acuerdo con los objetivos acordados en la declaración de Estrasburgo de noviembre de 2012. Además, cualquier nueva medida debía ser dotada de fondos y no pondría en peligro la estabilidad financiera.
Traducción (si volvemos a esa declaración de Estrasburgo): ninguna renegociación con respecto al superávit primario del 4,5% del PIB.
No existía absolutamente ningún modo de que Tsipras y sus compañeros pudieran firmar esa declaración, lo que hace que nos preguntemos por lo que los ministros del Eurogrupo piensan que están haciendo. Supongo que es posible que sean simplemente tontos: que no entiendan que la Grecia de 2015 no es la Irlanda de 2010 y que ese tipo de amenazas no funcionará.
Alternativamente, y sospecho que eso sea más probable, han decidido empujar a Grecia hasta el límite. En lugar de proporcionar algún motivo, prefieren pensar que Grecia se vea forzada a la bancarrota, y probablemente a salir del euro, con el presumible naufragio económico como una lección objetiva para cualquier otro que piense en solicitar una mitigación. Es decir, están intentando imponer el equivalente económico de la "paz cartaginense" que Francia trató de imponer a Alemania tras la I Guerra Mundial. En cualquiera de los casos, la ausencia de sabiduría resulta asombrosa y aterradora.
El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, dijo en un artículo de opinión que se publicó en The New York Times:
"La gran diferencia entre este Gobierno y los anteriores gobiernos griegos es doble: tenemos la determinación de hacer frente a los poderosos intereses establecidos, con la finalidad de volver a poner Grecia en pie, y de ganarnos la confianza de nuestros socios. También estamos decididos a no ser tratados como una colonia endeudada que debe sufrir lo que se merece. El principio de la mayor austeridad para la economía más deprimida resultaría extravagante, si no causara tanto sufrimiento innecesario.
A menudo me preguntan: ¿Y si la única manera de asegurar la financiación fuera cruzar sus líneas rojas y aceptar medidas que Usted considera que son parte del problema, pero no de su solución? Fiel al principio de que no tengo derecho a engañar, mi respuesta es: No cruzaremos las líneas que hemos presentado como rojas. En caso contrario, no serían verdaderamente rojas, sino simplemente un engaño.
Pero, ¿y si esto le causa un gran dolor a su pueblo?, me preguntan. Seguramente está yendo de farol. El problema de esta línea de argumentación es que presupone, junto con la teoría del juego, que vivimos en una tiranía de las consecuencias. Que no existen las circunstancias cuando debemos hacer lo que es correcto no como una estrategia, sino simplemente porque es... lo correcto.
Frente a este cinismo, el nuevo Gobierno griego innovará. Desistiremos, cualesquiera que sean las consecuencias, de tratos que sean un error para Grecia y un error para Europa. Terminará ese "extendido y simulado" juego que empezó cuando en 2010 se consideró que la deuda pública griega estaba fuera de control. No más préstamos: no hasta que tengamos un plan creíble de crecimiento de la economía para devolver esos préstamos, ayudar a la clase media a ponerse en pie y hacer frente a la horrenda crisis humanitaria. No más programas de "reforma" dirigidos a los pensionistas pobres y las farmacias de titularidad familiar, mientras se deja sin tocar la corrupción a gran escala.
Nuestro Gobierno no está pidiendo a nuestros socios una manera de dejar de devolver nuestras deudas. Estamos pidiendo unos meses de estabilidad financiera que nos permitan embarcarnos en la tarea de reformas que la mayoría de la población griega pueda apoyar y hacer suyas, de manera que volvamos al crecimiento y pongamos fin a la incapacidad de cumplir nuestros pagos".
Grecia necesita una reestructuración de la deuda
(Ver post original, del 6 de febrero de 2015, AQUÍ)
El 30 de enero, Paul Krugman escribió en su columna del NYT: "En los cinco años (!) que han pasado desde que se inició la crisis del euro, la claridad de pensamiento se ha mostrado notablemente escasa. Pero esa situación borrosa debe terminar ya. Los recientes acontecimientos de Grecia plantean un desafío fundamental a Europa: ¿Podemos dejar atrás los mitos y la moralina, para enfrentarnos a la realidad de un modo que respete los valores esenciales del Continente? Si no lo hacemos, todo el proyecto europeo el intento de crear paz y democracia mediante una prosperidad compartida sufrirá un golpe terrible; quizás mortal".
Krugman discute el mito de que Atenas ha usado para sí misma el paquete de rescate de la UE y el FMI. "La realidad, sin embargo", afirma, "es que la mayor parte del dinero prestado a Grecia se ha utilizado sencillamente para pagar los intereses y el principal de la deuda. De hecho, (...) simplificando un poco las cosas, se podría pensar que la medida europea no consiste en un rescate de Grecia, sino de los bancos nacionales acreedores, en el que el Gobierno griego actúa simplemente como intermediario... y con el que al pueblo griego, que ha visto una caída catastrófica de su nivel de vida, se le pidió que hiciera más sacrificios todavía, de modo que también pudiera contribuir con fondos a ese rescate".
Otro mito que aborda Krugman es el de que Grecia debería devolver completamente su deuda. "Cuando lo cierto es que nadie cree que Grecia pueda devolverla totalmente. En tal caso, ¿por qué no reconocer la realidad y reducir los pagos a un nivel que no imponga un sufrimiento ilimitado? ¿El objetivo es convertir a Grecia en un ejemplo para los otros prestatarios? Si eso es así, ¿qué tiene de coherente con los valores de lo que se supone que es una asociación de naciones soberanas y democráticas?".
La reducción de la deuda debería ser racional, argumenta Krugman. "Dejemos que Grecia tenga excedentes más pequeños pero todavía positivos, lo que aliviaría el sufrimiento griego y permitiría que el nuevo Gobierno reclamara su éxito, desactivando a las fuerzas antidemocráticas que están esperando su turno. Mientras tanto, el coste para los contribuyentes de las naciones acreedoras que nunca iban a recibir el total de lo adeudado sería mínimo. Hacer lo correcto requeriría, sin embargo, que los otros europeos, en particular los alemanes, abandonaran los mitos interesados y sustituyeran la moralización por el análisis".
La esperanza de Krugman no se ha realizado en estos días, en los que el ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, y el Primer Ministro Alexis Tsipras pidieron en las capitales europeas que apoyaran el plan griego de reestructurar la deuda y poner fin a la austeridad.
"Lo único que pedimos es no ser sometidos a presión por medio de un ultimátum. Que nos concedan tiempo hasta finales de mayo o principios del verano para que podamos poner sobre la mesa nuestras sugerencias para una solución, y podamos debatirlas con nuestros socios", dijo el ministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis en una entrevista que el hicieron en ARD, radiodifusor público alemán.
Yanis Varoufakis, el reciente ministro de Finanzas griego, es una nueva esperanza para Europa
(Ver post original, del 28 de enero de 2015, AQUÍ)
Grecia tiene un nuevo Gobierno que da nuevas esperanzas a Europa (qué absurdo decir que es una amenaza para "Europa"). Grecia tiene también un nuevo ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, con una visión refrescante sobre la economía de Europa y la del mundo. Podemos leer sus opiniones en un blog que mantiene desde hace años y con el que piensa continuar "Yanis Varoufakis thoughts for the post-2008 world".
Es importante tener en Europa un nuevo y serio ministro de Finanzas. Deseo que reciba el apoyo de sus colegas de otros países europeos, de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo. Los dogmas europeos deberían abandonar su reinado, el pensamiento racional debería volver a ser la norma.
Hace unas semanas, Yanis Varoufakis explicó en su blog por qué había decidido aceptar la invitación del ahora Primer Ministro de Grecia, Alexis Tsipras, para presentarse como candidato de Syriza en las elecciones.
Esto es lo que escribió:
(Ver el original del post de Varoufakis AQUÍ)
Porqué me presento para un escaño parlamentario en el equipo de SYRIZA
El compromiso crítico es una forma de praxis. Pero llega un momento en el que, para que mantenga su relevancia, el pensamiento crítico debe transformarse en acción política directa. Nunca tuve la intención de entrar en el juego electoral. Desde que comenzó la crisis, tuve la esperanza de mantener un diálogo abierto con políticos razonables de diferentes partidos políticos. Desgraciadamente, los 'rescates' imposibilitaron ese diálogo abierto.
Cuando la inevitable crisis de la Eurozona fue tratada mediante una cínica transferencia de las pérdidas de los bancos a los hombros de los contribuyentes más débiles, los políticos y los comentaristas que habían vinculado sus colores con el supuesto mástil del rescate no mostraron precisamente ningún interés por un debate racional.
En lugar de debatir en los foros de la Unión Europea la naturaleza de nuestra crisis sistémica, los poderes-que-hay se ocuparon de sumergir fiscalmente a las naciones orgullosas, sacándolas brevemente para que respiraran antes de volver a sumergirlas en las aguas de la falta de liquidez. Así empezó Europa a perder su integridad y su alma, pasando de una esfera de prosperidad compartida a una jaula de hierro, una prisión de la deuda, una forma de taller victoriano.
En el frente económico, la negación de la crisis llevó al contagio de los mercados de deuda soberana, empezando por Grecia, donde la combinación de austeridad salvaje y préstamos enormes fue puesta a prueba antes de exportarla al resto de Europa. Predeciblemente (como este blog ilustraba un día sí y al otro también), el contagio solo podía empeorar, alcanzando a Italia con perjuicios extremos y forzando al BCE a iniciar el verano de 2012 con el famoso momento del "hacer todo lo posible" de Mr. Draghi. No solo la crisis no llegó a desaparecer, sino que más bien se transfirió de los mercados de bonos a la economía real, produciendo perversas fuerza deflacionarias que han convertido en fiscalmente insostenibles a España, Italia y Francia.
En el frente social, la negación de la crisis y la lógica de los rescates han producido una crisis humanitaria de la que Europa debería sentirse profundamente avergonzada. De nuevo predeciblemente, el resultado fue el aumento de las llamas de la misantropía, del nacionalismo racista, de todas esas fuerzas siniestras que están demoliendo la democracia europea, sustituyéndola por un autoritarismo que se autopropaga. Los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo confirmaron esa triste verdad, pero no hicieron que los poderes-que-hay se alejaran de las políticas de deconstrucción que están detrás de la intolerancia emergente.
Fue en Grecia donde comenzó todo esto. Debe ser, también, donde se inicie una reversión de la fragmentación europea. Los lectores habituales de este blog están familiarizados con mis esfuerzos por alcanzar una sensata y modesta proposición que resuelva la eurocrisis. Estas propuestas no tendrán una oportunidad, ahora lo he entendido, hasta que se pongan sobre la mesa en el Eurogrupo y el Ecofin en la cumbre de la UE.
Esta es la razón por la que, cuando Alexis Tsipras me honró ofreciéndome que me presentara a un escaño parlamentario en Atenas, con la idea de jugar un papel en las negociaciones de Grecia con Berlín, Frankfurt y Bruselas, no pude hacer otra cosas que aceptar.
Mi mayor miedo, ahora que he lanzado mi sombrero al ring, es que pueda convertirme en un político. Como antídoto a ese virus, pienso escribir mi carta de dimisión y llevarla en el bolsillo, dispuesto a enviarla en el momento en que vea signos de que pierda el compromiso de decirle la verdad al poder.
Jan Joost creó a mediados de los 80 el Forum on Debt and Development (FONDAD, www.fondad.org), que sigue actuando. A finales de los 80, ayudó a lanzar el European Network on Debt and Development. Antes de la Guerra del Golfo de 1990 fue cofundador de Golfgroep, grupo de discusión formado por periodistas, científicos, políticos y activistas que se sigue reuniendo actualmente.
Traducido para Globalízate por Víctor García