Transitando a un nuevo clima en la Península ibérica
Gonzalo Andrade para Globalízate, 03/05/2017Según el MetOffice, la agencia meteorológica británica, 2015 fue el primer año en el que se superó por más de un grado la temperatura media de la era pre-industrial (calculada a partir del promedio 1850-1900). Esto significa que ya hemos recorrido la mitad del camino hasta los dos grados, el umbral de aumento en la temperatura media global que según la comunidad científica internacional no debemos cruzar. El 2016 fue el año más cálido en todo el mundo desde que se tienen registros de temperatura y precipitaciones. Esto se debió, en parte, a la ocurrencia del fenómeno de El Niño, por el cual se invierte el sentido de la corriente marina de Humboldt a lo largo de la costa de América del Sur. Sin embargo las temperaturas fueron extraordinariamente altas en zonas muy alejadas de dicho continente como el noroeste de Canadá, Siberia y el norte de Europa. El año 2016 fue también el de los fenómenos meteorológicos extremos. Hubo fortísimos huracanes en el Caribe, inundaciones en Perú, Colombia, y en el sureste asiático, y sequías en La India, el Sahel y América Central. Por otra parte, en Septiembre registró un nuevo mínimo histórico en el hielo marino del Ártico que tuvo consecuencias directas en el clima global.
Ante un año tan extraño cabe preguntarse si el 2017 será igual. Aunque aún es pronto para saberlo, todo indica que el año en que nos encontramos seguirá en la misma línea de 2015 y 2016, es decir, el clima continuará siendo cada vez más cálido, seco y cambiante. De momento, a lo largo del verano austral se ha registrado un mínimo histórico de hielo marino en la Antártida, que hasta ahora se había visto relativamente poco afectada por el cambio climático. Y es que el aumento de las temperaturas puede haber tomado un nuevo impulso tras 15 años en los que ha sufrido una cierta desaceleración causada probablemente por el aumento de la concentración de aerosoles atmosféricos y el calor absorbido por el océano profundo. De hecho, David Carlson, director del Programa de Investigación sobre el Clima de la Organización Meteorológica Mundial, aseguró recientemente que "Incluso sin un Niño, en el 2017 estamos viendo cambios notables en todo el planeta que desafían los límites de nuestra comprensión del sistema climático. Estamos entrando en un territorio inexplorado".
Estamos transitando hacia un nuevo escenario climático, y una simple revisión de los informes mensuales de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET; España) y de las noticias relacionadas con el clima durante los primeros meses de 2017 aporta pruebas fehacientes de ello. Excepto Enero, que fue relativamente frío, los meses de Febrero y Marzo han sido bastante cálidos, con temperaturas de 1,6 y 0,9 C mayores que la media. Las medias de Enero y Febrero están muy afectadas por las dos olas de frío que tuvieron lugar a mediados de estos meses. Si descontamos este periodo, el incremento sobre las temperaturas medias es aún mayor. De hecho, en Enero se registraron temperaturas anormalmente cálidas en la costa catalana. El 8 de Enero, por ejemplo, se registraron 25,7 °C en Tortosa y 23,1 °C en Badalona. Las temperaturas también han sido altas o muy altas en puntos del centro peninsular, como en Madrid en donde llegaron a registrarse valores superiores a los 24 °C a finales de Febrero y principios de Marzo. En las Islas Canarias, sin embargo, se han registrado temperaturas más frías de lo habitual. Este escenario tan sorprendente se debe a que durante los últimos meses se ha repetido mucho una situación atmosférica hasta ahora anómala pero que parece haberse convertido en habitual; la existencia de una borrasca en dichas islas que bombea aire caliente del Sahara hacia la península ibérica, afectada por un potente anticiclón. No sólo eso, si no que la corriente en chorro (el cinturón de borrascas presente en latitudes medias y responsable de buena parte de las lluvias en Europa), parece haberse debilitado, en buena medida debido al aumento de las temperaturas en el Ártico.
En cuanto a las lluvias, Enero fue muy seco, con precipitaciones que suponen un 64% de lo normal para dicho mes. En Febrero y Marzo las precipitaciones han sido algo mayores, pero han tenido lugar en periodos de tiempo relativamente cortos y han estado repartidas de forma muy desigual. En Galicia, por ejemplo, la falta de lluvia durante los tres primeros meses de 2017 se ha sumado a la de 2016 para dar lugar a una sequía insólita que ha hecho que embalses como el de Belesar o el de Fervenza ronden el 20% de su capacidad, haciendo aflorar las ruinas de pueblos, carreteras e incluso monumentos megalíticos normalmente sumergidos. La sequía también está siendo crítica en el centro de Castilla y León, en donde, ha afectado de forma muy negativa a los cultivos. La producción de viñedo puede reducirse un 40% y la de otros cultivos como el cereal hasta un 60%. En la Tierra de Campos, entre Valladolid y Palencia, los agricultores dan por perdida la cosecha y la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) ha pedido la declaración de zona catastrófica a la Junta y al Ministerio de Agricultura. Esto puede tener efectos importantes en la economía y el empleo de una región en el que el sector primario tiene un papel primordial. Por el contrario, los meses de Febrero y Marzo han visto caer lluvias torrenciales en algunas provincias como Málaga y Alicante.
Todos estos hechos se ajustan bastante bien a lo que llevan años indicando las predicciones del IPCC para la península ibérica; un aumento de las temperaturas, lluvias más irregulares y de carácter torrencial. Es posible que en el futuro cercano seamos capaces de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, de diseñar un nuevo sistema de transporte, de producción de energía, de producción, distribución y consumo de alimentos, o de gestionar los bosques de forma que sean capaces de adaptarse al cambio climático, pero todo indica que ya estamos transitando hacia un nuevo clima. Que sea catastrófico o simplemente más cálido, seco e impredecible que el actual depende de nosotros.