Tempestad sobre la globalización

Giorgio Bocca, 06/03/2005

El mercado global no era tan previsible como se había pensado y, desde luego, no está autorregulado por la competitividad como piensan los nuevos conservadores. Un estudio de Oscar Marchisio, experto en economía china, afirma que los índices de aumento del parque de automóviles hoy en China y mañana en India no sólo son, o serán, enormes, sino también muy rápidos. La globalización se está manifestando como una tempestad y no como la riqueza para todos imaginada por sus exegetas. El sol del futuro no es la beneficencia planetaria imaginada por los directivos de las grandes empresas, sino una guerra a base de toda clase de golpes que explica la falta de racionalidad y los riesgos extremos de aventuras como la de Iraq, a la que se da una sola respuesta nada convincente, la necesidad de las ganancias y su incapacidad para regularse.

De esta clase de desarrollo fuera de todo control se deriva un cambio que puede parecer antropológico, capaz de cambiar al hombre, de vencer incluso el instinto de supervivencia y la racionalidad más elemental. Basta con observar el managerismo sin escrúpulos que se ha impuesto en las grandes empresas, y de ahí la sospecha no carente de fundamento de que incluso el acuerdo entre General Motors y Fiat ha sido fruto de unos pactos muy tentadores entre directivos. La falta de control explica también el aumento de la criminalidad en la economía, la participación cada vez más fuerte del dinero mafioso en las grandes operaciones financieras, y la falta y la opacidad de las informaciones. Todos ellos son escándalos incomprensibles porque no son confesables.

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