Por qué me comí a mi padre
Gilles Billen, 26/03/2015Este es el título de una novela escrita en los años sesenta por el antropólogo Roy Lewis 1 , traducida al español en la Editorial Contraseña por Ismael Attrache con el título Por qué me comí a mi padre. Esta historia, contada en primera persona, proporciona un relato detallado de la vida cotidiana de una familia de Pitecántropos que vivía cerca de la base del monte Kilimanjaro, y está contada, en un perfecto inglés Oxbridge, por Ernest, el hijo del hombre que descubrió el fuego. Resultan hilarantes los pasajes en los que las mujeres comparan la comodidad de sus cuevas, o cuando el tío Vanya, gran simio que es guardián de las tradiciones, se niega a bajar de los árboles donde sigue viviendo, ¡pero se siente atraído irresistiblemente por los sabores de la carne asada! Además de ser extremadamente divertido por sus cultivados anacronismos, y de que está excelente documentado en cuanto a los primeros tiempos de la humanidad, el libro es interesante desde otro punto de vista. Presenta tres comportamientos arquetípicos relativos a la Ciencia, la Tecnología y el Progreso.
Edward, que es el padre, y su hermano Vanya divergen diametralmente a este respecto: "Cada uno sigue su camino, convencido firmemente de que el otro está trágicamente equivocado con respecto a la dirección en la que la especie antropoide estaba evolucionando ...". Edward cree en el progreso de la humanidad mediante la ciencia y el conocimiento, sintiendo siempre las "posibilidades ilimitadas" de cada descubrimiento, mientras que el lema del tío Vanya es "¡Regresemos a los árboles!", pues predice los desastres irrecuperables a los que conducen inevitablemente las innovaciones de su hermano.
Ernest se siente feliz con los descubrimientos de su hermano y disfruta de la comodidad que proporcionan a la familia. Pero está totalmente en desacuerdo con el hermano con respecto a la cuestión de compartir el conocimiento fuera de la horda. Para Edward, eso no es un problema: inicia generosamente a otras tribus en las técnicas de encender el fuego, considerando que tiene un papel que jugar en la evolución de la especie humana en su totalidad. Ernest, como buen observador de las relaciones humanas, ve primordialmente el poder social que puede proporcionar la tecnología a quien la controla. Dedica su creatividad a inventar mitos, ritos y tabúes que legitimen el que un grupo limitado de personas se apropie de las nuevas tecnologías y salvaguarde el poder que confieren éstas a quienes las controlan. Cuando su padre está a punto de inventar el arco. Ernest decide usar una estratagema extrema para evitar que esa nueva arma se comparta con las otras hordas. Tras una conmovedora ceremonia para conmemorar la muerte accidental del padre, Ernest afirma "que con su muerte ayudó a conformar las instituciones sociales básicas del parricidio y la parrifagia, que darán continuidad a la comunidad y al individuo".
Thomas Pikketty en un reciente libro2, señalaba que la difusión del conocimiento y el uso compartido de la tecnología se cuentan entre los escasos mecanismos que pueden contrarrestar la tendencia hacia las cada vez mayores desigualdades económicas resultantes de la creciente concentración y rentabilidad del capital. Compartir conocimientos es, por tanto, decisivo para hacer frente a quienes tratan de apropiarse de él para su propio poder y beneficio. ¡Los científicos, a menudo, no son lo bastante conscientes del riesgo de ser comidos por personas como Ernest!
Como vemos, este divertido libro introduce numerosos y muy oportunos debates. Pronto se estrenará una adaptación de la novela al cine, hecha por el actor francés Jamel Debbouze. No estoy seguro de que traslade plenamente la riqueza del texto original ...
Gilles Billen, Catedrático de investigación del CNRS, Francia
Traducido para Globalízate por Víctor García
Referencias
1Roy Lewis (1960). What We Did to Father. Hutchinston, London. Hay muchas reediciones y traducciones con diferentes títulos.
2Piketty, T. (2013). Le Capital au XXIe siècle. Seuil