The Fossil Fools
George Monbiot y Mario Cuellar, 10/05/2004George Monbiot/Mario Cuellar
Esta semana en el periódico The Guardian, George Monbiot publicaba el siguiente artículo que hemos traducido. Esta disponible tanto en su página web www.monbiot.com como en The Guardian: http://www.guardian.co.uk/comment/story/0,3604,1204194,00.html
Tras traducirlo, nos pusimos a investigar y encontramos al “The Fossil Fool” español. Esta claro, que en un mundo globalizado como el actual, hay cierta parte de la prensa que se dedica a lo mismo, en este caso, tanto en Inglaterra como en España, hay quien se dedica a rechazar el cambio climático para deletie de las multinacionales y corporaciones, para las que trabajan, al final de la cadena.
The Fossil Fools
El rechazo al cambio climático de periodistas idiotas es un peligro para todos nosotros.
Dibuja una situación en la que la mayoría de los medios, a pesar del aplastante peso de la opinión médica, rehusara aceptar que había una conexión entre fumar y el cáncer de pulmón. Imagine que cada vez que aparecen nuevas evidencias, preguntan a alguien que no tiene calificación médica para escribir un artículo, rechazando la evidencia y diciendo que no hay consenso en el asunto. Imagine que la BBC, por el interés del “debate” sobre el tema del cáncer, saca a uno de los pocos científicos que dicen que fumar y el cáncer no están unidos, o que dejar de fumar no es importante para resolver el problema. Imagine, que, como consecuencia, no se hace nada sobre el problema, para el deleite de la industria del tabaco y en detrimento de millones de fumadores. Seguramente describiríamos a los periódicos y a la BBC como extremadamente irresponsables.
Ahora, para de imaginar y mira lo que esta pasando. El asunto no es el tabaco, sino el cambio climático. El consenso científico es tan robusto, la manipulación informativa tan extendida, las consecuencias inclusos mas graves. Si es verdad, como un nuevo informe del gobierno sugería la semana pasada, que ya es demasiado tarde para prevenir que a millares de británicos se les inunden sus casas (1), entonces los periodistas que han quitado importancia de forma deliberada y sistemática a la amenaza cargan con mucha de la responsabilidad del problema. Es hora que paremos de tratarles como mirones y empezar a tenerlos en cuenta.
“La comunidad científica ha llevado a un consenso,” el asesor científico jefe del gobierno, el profesor Sir David King, dijo al “House of Lords” (Parlamento británico) el mes pasado, “No creo que entre los científicos haya una discusión sobre si el calentamiento global es debido a efectos antropogénicos. Es producido por el hombre y es esencialmente causado por la quema de combustibles fósiles, el incremento de la producción de metano, etc.(2). Sir David escogió sus palabras con cuidado. Hay una discusión sobre si el calentamiento global es debido a efectos antropogénicos (el hombre). Pero no esta –o solo raras veces- teniendo lugar entre los científicos. Esta teniendo lugar en los medios, y parece consistir en una competición para establecer los límites de la imbecilidad.
Durante la ola de calor el año pasado, la revista Spectator argumento que durante la década de los 70 había una preocupación extendida sobre la posibilidad de una nueva edad de hielo, hoy podemos rechazar con seguridad la preocupación sobre el cambio climático. (3). Esto es como decir que como la hipótesis de Jean-Baptiste Lamarck sobre la evolución una vez dirigió el apoyo científico y mas tarde se demostró que era incorrecta, entonces Charles Darwing tiene también que esta equivocado. La ciencia difiere de los editorialistas del Spectator en que aprende de sus errores. Una hipótesis es anunciada y se prueba. Si la evidencia sugiere que es incorrecta, se descarta. Si la evidencia parece apoyarla, se refine y se somete a nuevas pruebas. Que algunos climatólogos predijeran una edad de hielo en la década de los 70, y que la idea fue desechada cuando otros probaron que sus predicciones eran defectuosas, es un motivo para confiar en la climatología.
Pero el Spectator parece el Journal of Atmospheric Physicis al compararlo con el Mail On Sunday y con el laureado, por la espera, premio Nobel, Peter Hitchens. “El efecto invernadero no existe”, informo a sus lectores en el 2001.”Todavía no hay evidencias”(4). Quizás a Mr Hitchens le importaría explicarnos porque nuestro clima es distinto al de Marte. Que parte del calor del sol sea atrapado en la atmósfera de la Tierra por los gases (el efecto invernadero) ha sido establecido desde la mitad del siglo XIX. Pero, como la mayoría de estos bobos, Hitchens dice estar defendiendo la ciencia de sus oponentes.”La única razón que estos factores son poco conocidos,” nos dice, es (aparte de la razón que acaba de inventarles), que amor autosuficiente al “medio ambiente” ha reemplazado ahora a la religión como nueva ortodoxia (5).
Hitchens, en cambio, es un Einstein al lado de esta famosa científica del clima, Melanie Philips. Escribiendo en el Daily Mail en enero, rechazo el completo canon de climatología como “un fraude global” perpetrado por “la izquierda, los antiamericanos, la ideología antioccidental que va de la mano con los antiglobalización y la creencia de que todo lo que hace el mundo industrializado es malvado.” (6) Esta creencia tiene que ser compartida por el Pentágono, cuyos recientes reportajes sobre el cambio climático dibuja la principal amenaza para la seguridad global, (7). En su artículo, dijo que “la mayoría de los especialistas climáticos independientes, lejos de apoyar el cambio climático, eran profundamente escépticos.”(8). Sin embargo, solo pudo nombrar a uno y recibe sus fondos de la industria de los combustibles fósiles. (9). Habiendo arruinado a los climatólogos del mundo por “analfabetos científicos”, entonces se anunció. El último informe del Intergovernmental Panel on Climate Change (que coteja los descubrimientos de los climatólogos, es, se quejó, “atado con palabras ambiguas” tales como “muy probable” o “mejor estimada”.(10) Estas palabras ambiguas son, por supuesto, lo que hace un informe científico mas que una columna de Melanie Phipis.
Si alguna vez se encuentra con alguna de estas personas, te sugiero que le preguntes algunas de las siguientes cuestiones:
1) ¿Contiene la atmósfera dióxido de carbono?
2) ¿Tiene el dióxido de carbono atmosférico influencia en la temperatura global?
3) ¿Será incrementada esta influencia con la adición de mas dióxido de carbono?
4) ¿Las actividades humanas producen una emisión neta de dióxido de carbono?
Sería interesante descubrir en que punto, ellos dicen NO –en que punto, en otras palabras, eligen separarse de la física básica.
Pero estos mentecatos son bastante menos peligrosos que la BBC, y su insistencia en “equilibrar” su cobertura sobre el cambio climático. Parece ser incapaz de llevar un pedazo del asunto sin invitar a un escéptico a comentarlo. Usualmente, este es alguien de un “thinktank” financiado por una corporación (que, por supuesto, nunca es presentado como tal) o un profesional del anti-medio ambiente como Phip Stott. El profesor Stoot es un biógrafo retirado. Como casi todos los prominentes escépticos nunca ha publicado un artículo revisado por algún investigador sobre cambio climático. Pero se ha hecho a si mismo disponible para rechazar el trabajo de los climatólogos, cuyo trabajo si es revisado por otros, como “mentiras” de los eco-fundamentalistas.
Esto no sería desagradable, si la BBC fuera clara, y dijera que estas personas no son climatólogos, y que una aplastante mayoría de cualificada opinión científica esta contra ellos. En su lugar, nos deja con la impresión que la opinión profesional esta partida en dos. Es un poco como llevar continuamente gente al programa que sugiere que no hay enlace entre el VIH y el SIDA.
Lo que hace esto tan peligroso es que juega en las manos de cabilderos corporativos. Una memo filtrada recientemente, escrita por Frnk Lunts, un republicano de los EEUU y estratega corporativo, aviso a su partido que “El medio ambiente es probablemente el asunto simple en que los republicanos en general –y el presidente Bush en particular- es mas vulnerable--- Debe el público llegar a creer que los asuntos científicos están asentados, sus puntos de vista sobre el cambio climático cambiarán en consecuencia. Por lo tanto, necesitas continuar haciendo que la falta de certitud científica un asunto primario en el debate. (12)
Podemos esperar que el profesor Hitchen y Philips hagan lo que se les ha dicho. Pero, ¿no es hora que la BBC pare de comportarse como el brazo de las relaciones públicas del lobby de los combustibles fósiles?
Referencias:
1) Paul Brown, 22/4/2004. It’s to late. Climate change floods are inevitable –no matter what we do. The Guardian
2) Professor Sir David King, 10/03/2004. Towards a sustainable EU policy on Climate Change. Minutes of Evidence Taken Before the Select Committee on The European Urion, House of Lords (Unrevised Proof Copy Ev 3)
3) Leader, 09/07/03. The New Ice Age. The Spectactor.
4) Peter Hitchens, 29/07/2001, Global Warning.. It’s Hot Air and Hypocrisy. Mail on Sunday
5) Ibidem
6) Melanie Philips, 12/01/2004. Global Warning or Gobal Fraud?The Daily Mail
7) Mark Townsed and Paul harris, 22/02/2004. Now The Pentagon Tells Bush: Climate Change Will Destroy Us. The Observer
8) Melanie Philips, 15/04/2001. The Myth of Global warning endangers the planet. The Sunday Times.
9) This is Professor Richard Lindzen
10) Melanie Philips, 15/04/2001, ibid.
11) See for eg Alex Kirby, 25th February 2002. Sceptics denounce climate science 'lie'. BBC News Online. http://news.bbc.co.uk/1/hi/sci/tech/1833902.stm
12) Frank Luntz, 2002. The Environment: A Cleaner, Safer, Healthier America. The leaked memo can be downloaded from the bottom of this page: http://www.ewg.org/briefings/luntzmemo/
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Tras su lectura, buscamos en el www.google.com algún artículo en castellano relacionado con el tema del cambio climático, fuimos buscando por “cambio climático” + el nombre de un medio de comunicación. Finalmente, introducimos Libertaddigital cambio climático y nos apareció el siguiente artículo de uno de los columnistas de Libertad digital http://www.libertaddigital.com/php3/opi_desa.php3?cpn=14915
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Verdes en flor
Pedro Fernández Barbadillo
27/08/2003
El calor de estas últimas semanas que ha aplastado a casi todos los europeos ha alegrado a un grupo de gente. Se trata de los ecologistas o medioambientalistas, un grupo o secta, más de sociólogos y publicistas que de científicos, que vive de predicar la desgracia. Llevaban en torno a un año callados o, al menos, escondidos, desde las inundaciones de que se produjeron en comarcas del centro de Europa el verano pasado y el frío invierno, que alcanzó a España. La meteorología de esos meses desmentía sus pronósticos de un calentamiento imparable de la Tierra, causado por el gran villano, el hombre. Por fin, vuelve el calor y pueden gritar sus jeremiadas.
En los últimos días, y seguramente por falta de noticias, en televisión se han emitido reportajes en que audaces becarios preguntaban a paseantes jubilados por el tiempo y éstos aseguraban rotundos que los bochornos eran consecuencia del calentamiento global. Los mismos medios que todas las Navidades nos ilustran sobre el carácter fantasioso o mítico del nacimiento de Cristo, de la Estrella de Belén y de los Reyes Magos, han convertido en una creencia supersticiosa algo sobre lo que no existe acuerdo entre los meteorólogos, como es el calentamiento de la Tierra debido a la acción humana.
Sinceramente, me cuesta mucho aceptar que nos encontremos al comienzo de un achicharramiento planetario cuando, en los años 70, se nos asustó con lo contrario, con el enfriamiento. Recuerdo películas, best-sellers y reportajes al respecto. Entonces, lo in entre los científicos comprometidos era discutir si estábamos ante una nueva glaciación. ¿Cómo en menos de tres décadas la acción humana puede invertir semejante proceso? Basta una tormenta como la que viví la semana pasada en Levante para captar la enorme fuerza de la naturaleza, que puede destrozar las obras de los hombres. Para más inri, uno de los altavoces de la teoría de la glaciación era el Club de Roma, el mismo cuyos millonarios miembros proponían el crecimiento cero y difundían ese engaño neomalthusiano de la bomba de la población elaborado por Paul Ehrlich.
Nuestra memoria climática como individuos es breve. ¿Alguien se acuerda del tiempo que hizo en nuestros primero veranos? Y nuestra vida sobre la Tierra también es corta. Por ello nos cuesta asumir que el clima, como la población, la agricultura y no digamos las costumbres, son factores variables; y que tras nosotros el Universo proseguirá prácticamente imperturbable.
La realidad es que el clima no está quieto. Parece que en la Alta Edad Media, debido a la coincidencia de las invasiones bárbaras y árabes, la caída de la población, el abandono de las ciudades y una mayor pluviosidad, el bosque avanzó en Europa. ¿Pudo ser ése el mundo ideal de muchos ecologistas que sostienen que sobran seres humanos (nunca ellos, claro)? Pues en puridad no, ya que hoy crecen más árboles en nuestro continente que en esa época. La 2 de Televisión Española ha emitido este verano un programa en el que se narraba la repoblación a principios del siglo XX de la Sierra de Espuña (Murcia) y de Panticosa y Formigal (Huesca), que cubrió de arbolado unos parajes antes pelados.
Una cosa es que vivamos un cambio climático, que puede ser, o no, y otra es que sea responsabilidad de los hombres. En todo caso, y ante la lentitud con la que ocurren estas modificaciones, disponemos de los conocimientos y la tecnología que nos permitirían, por ejemplo, frenar la desertificación. Necesitamos el mundo que nos rodea como base y sustento, pero eso no implica que renunciemos a adaptarlo a nuestras exigencias. En el Génesis, el Creador del Universo nos autoriza a los hombres a dominar la Tierra.
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Quizás no haya tenido la suerte de ver la noticia de que el Pentágono asume que el cambio climático es mas peligroso que el terrorismo, ni el aviso al gobierno británico de que ya es tarde para evitar que haya inundaciones en muchas ciudades de Inglaterra. Quizás, lo hubiera rectificado con el tiempo en un nuevo artículo, que en mi ingenuidad, todo es posible.
Este señor, obviamente no es climatólogo, en su artículo no menciona ni una sola vez al dióxido de carbono, ni se para a hacer un análisis del significado de la climatología. (al estilo de Melanie Philips) Se sobra y se basta con decir “Nuestra memoria climática como individuos es breve.” Punto pelota. Como se observa, no responde a ninguna de las preguntas que hace George Monbiot, por lo que infiere directamente que el hombre no sea responsable del aumento de las concentraciones de dióxido de carbono, algo que científicamente esta totalmente demostrado. Como se puede ver en IPCC (Intergovermental Panel on Clima Change) http://www.grida.no/climate/ipcc_tar/vol4/spanish/fig2-1.htm
Claro, una persona que se dedica a crear opinión y por comentar alguno de sus temas favoritos, que en
http://www.libertaddigital.com/php3/otros_ar.php3?cpn=331&firma=1
podéis verlos todos, habla de la situación del País Vasco, del Papa y de la Pasión de Cristo, porque no iba a dar su opinión del cambio climático.
Además, que suerte tenemos que podemos hacer lo que nos de la gana por que “ante la lentitud con la que ocurren estas modificaciones, disponemos de los conocimientos y la tecnología que nos permitirían, por ejemplo, frenar la desertificación.” Como si la desertificación fuera el único problema que podría ocasionar el cambio climático. Que hará el Sr Pedro para evitar el deshielo de los polos y el consecuente aumento del nivel del mar que provocará la desaparición de muchas ciudades costeras. ¿Tiene el Sr Pedro algo que decir a los holandeses cuando el mar sobrepase su diqes? ¿Que hará el Sr Pedro cuando se potencien huracanes y ciclones debido a la mayor cantidad disponible de energía para su desarrollo? Cuándo disminuya la producción de alimentos, ¿nos invitará a comer?
Es una pena que George Monbiot no haya leído el artículo de don Pedro, seguro que lo habría incluido en alguna parte. Como se ve, memos hay en todas partes y como no lo iba a ver en el diario digital mas fascista y neoliberal de la red, libertaddigital.