Las granjas de animales son tan insostenibles como la minería del carbón.

George Monbiot, 04/11/2017,
www.monbiot.com

Cuando las generaciones futuras vuelvan la vista hasta nuestros tiempos, ¿qué es lo que considerarán como sus monstruosidades? Pensamos en la esclavitud, en las mujeres sometidas, la tortura judicial, el asesinato de herejes, las conquistas imperiales y el genocidio, la Primera Guerra Mundial y el auge del fascismo, y nos preguntamos cómo la gente no vio el horror de lo que hicieron. ¿Qué locura de nuestros tiempos resultará increíble para nuestros descendientes?

Hay muchas entre las que elegir. Pero creo que una de ellas será el encarcelamiento masivo de animales que nos permite comer su carne o huevos, o beber su leche. Aunque decimos ser amantes de los animales y tratar con prodigalidad a nuestros perros y gatos, inflingimos brutales privaciones a millones de animales que tienen la misma capacidad de sufrir. Tanta es nuestra hipocresía que las generaciones futuras se sorprenderán de que no fuéramos capaces de verlo.

El cambio se producirá con la llegada de la carne artificial barata. El cambio tecnológico ha ayudado a menudo a catalizar el cambio ético. Los 300 millones de dólares que firmó China el último mes para comprar carne cultivada en laboratorio marcan el inicio del final de la ganadería. Pero no sucederá rápidamente: es probable que el gran sufrimiento continúe durante muchos años.

Por tanto la respuesta, nos dicen célebres chefs y escritores gastronómicos, es mantener la ganadería al aire libre: comer vaca o cordero criados en libertad, no cerdos encerrados. Pero eso solo cambia un desastre, la crueldad masiva, por otro, la destrucción masiva.

Casi todas las formas de cría de animales causan daño medioambiental, pero la que más lo hace es la cría en exterior. La razón es la ineficiencia. El pasto no es solo ligeramente ineficiente: es un enorme desperdicio. Aproximadamente se usa el doble de la superficie del mundo para alimentar animales con pasto que para cultivos, sin embargo los animales alimentados totalmente con pasto producen 1 gramos de proteínas de 81 consumidas al día por las personas.

Un artículo de Science of the Total Environment informa de que "la producción el mayor impulsor de pérdida de hábitat". El ganado alimentado con pasto es un sistema plenamente automatizado de destrucción ecológica: solo tienes que dejarlo en libertad en la tierra y los animales harán el resto, comiendo los semilleros de los árboles y simplificando ecosistemas complejos. Los cuidadores aumentan ese asalto al matar a los predadores grandes.

En el Reino Unido, por ejemplo, en términos de calorías, las ovejas proporcionan aproximadamente el 1% de nuestra dieta. Pero ocupan alrededor de 4 millones de hectáreas de las tierras altas. Eso es más o menos equivalente a todas las tierras cultivadas de país y más del doble de las áreas construidas (1.7 millones de hectáreas). El rico mosaico de selva y otros hábitats que cubrieron en otro tiempo nuestras colinas ha sido eliminado, la vida natural ha quedado reducida a un puñado de especies leñosas. El daño causado es desproporcionado para la carne producida.

Sustituir por soja la carne de nuestra dieta reduce espectacularmente el área de tierra requerida por kilo de proteína: el 70% en el caso de los pollos, el 89% en el de los cerdos y el 97% en el de las vacas. Un estudio sugiere que si todos cambiáramos a una dieta vegetal, 15 millones de hectáreas de tierra británica usada para la agricultura podrían volver a la naturaleza. Alternativamente, este país podría alimentar, este país podría alimentar a 200 millones de personas. Un final de las granjas animales sería la salación de la vida natural del mundo, nuestras joyas naturales y magníficos hábitats.

Comprensiblemente, aquellos que guardan animales se han posicionado contra tales hechos, usando un argumento ingenioso. El ganado que pasta, afirman, puede sacar carbono de la atmósfera y almacenarlo en el suelo, reduciendo o revertiendo el cambio climático. En una charla de TED, vista por 4 millones de personas, el ranchero Allan Savory afirma que este pastado "holístico" podría absorber suficiente carbono para devolver al mundo la atmósfera del mundo a niveles preindustriales. Su incapacidad, cuando le entrevisté, para sostener sus afirmaciones, no ha servido para disminuir su popularidad.

Declaraciones similares ha sido hechas por Graham Harvey, el editor agrícola de la BBC en la serie The Archers – afirma que las praderas en los EEUU podrían absorber todo el carbono "que ha ido a la atmósfera en todo el planeta, desde que nos industrializamos" – y amplificado por la Campaña para Proteger a la Inglaterra Rural. Organizaciones de granjeros en todo el mundo ahora han promovido ruidosamente esta visión.

Un informe publicado esta semana por Food Climate Research Network, llamado "Pastorea y confunde" busca resolver la cuestión: ¿Podemos manteniendo el ganado al aire libre causar una reducción neta de los gases invernadero? Los autores necesitaron dos años para investigar el asunto. Citan 300 fuentes. Su respuesta es inequívoca: No.

Es verdad, encuentran que algunos sistemas de pastoreo son mejores que otros. Bajo algunas circunstancias, las plantas creciendo en pastos acumularán carbono bajo la tierra a través de su sistema radical y enterrando la hojarasca. Pero las afirmaciones de la gente como Savory y Harvery son "peligrosamente engañosas". La evidencia apoyando un almacenaje de carbono adicional a través de sistemas especiales que estos cruzados de la ganadería proponen (diversamente descritos como pastoreos "holísticos", "regeneradores", "múltiples" o "adaptativos") es débil y contradictorio y sugiere que si hay algún efecto, es pequeño.

Lo mejor que puede hacerse es eliminar entre el 20 y el 60% de los gases de efecto invernadero producidos por el pastoreo del ganado. Incluso esto podría ser sobreestimado: un paper publicado esta semana en el Journal Carbon Balance and Management sugiere que la cantidad de metano (un potente gas de efecto invernadero) que se produce en las granjas de animales ha sido subestimado. En cualquier caso, el carbón almacenado en los pastos no puede compensar los impactos en el clima de los propios animales, obviando aquello de la civilización industrial. Me gustaría ver al equipo de TED poniendo un aviso sobre el video de Allan Savory, antes de que más gente sea engañada.

A medida que el argumento final se desmorona, nos dejan frente a un hecho incómodo: los animales de granja parecen tan incompatibles con un futuro sostenible para los humanos y otras especies como la minería del carbón.

Esta vasta expansión de pastizales de la cual obtenemos tan poco a un gran coste ambiental, sería mejor usada para rewilding: la restauración masiva de la naturaleza. No solo esto ayudaría a revertir el catastrófico declive en hábitats, la diversidad y la abundancia de vida salvaje, sino que los bosques, las zonas húmedas y las sabanas volverían y seguramente absorberían más carbono que incluso las formas más sofisticadas de pastoreo,

El fin de las granjas de animales podría ser difícil de tragar. Pero somos especies resistentes y adaptables. Hemos sufrido una serie de cambios asombrosos: La adopción del sedentarismo, de agricultura, de ciudades, de industria.

Ahora es el momento de una nueva revolución, casi tan profunda como aquellas otras de lso grandes cambios: Un cambio a una dieta basada en plantas. La tecnología es –dependiendo en como de cercana una aproximación a la carne que tu exiges (Quorn me parece casi indistinguible del pollo o de la carne picada) sea aquí o la vuelta de la esquina. El cambio ético ya está ocurriendo, incluso hoy, hay medio millón de veganos en la tierra de la carne asada. Es tiempo de abandonar las excusas, los datos y consuelos falsos. Es hora de entender nuestras elecciones morales como nuestros descendientes lo harán

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