Ajuste de pérdidas

George Monbiot, 04/05/2014,
www.monbiot.com

Entender lo que está sucediendo en el planeta vivo, comentó el gran conservacionista Aldo Leopold, "es vivir en un mundo herido... ¿Qué debe hacer un ecólogo, endurecer su concha y creer que las consecuencias de la ciencia no son asunto suyo, o debe ser el médico que ver las señales de la muerte en una comunidad que se cree sana y no quiere que se le diga lo contrario?"(1)

La metáfora sugiere que podría haber visto la obra Un enemigo del pueblo, de Henrik Ibsen (2). Thomas Stockmann es médico en una pequeña ciudad noruega, además de funcionario médico en los baños públicos, cuya construcción ha sido supervisada por su hermano, que es el alcalde, quien se jacta de que "¡los baños serán el centro de la vida municipal! Las casas y las propiedades aumentan de valor cada día".

Pero el doctor Stockmann descubre que las tuberías se construyeron en el lugar equivocado y que el agua que alimenta los baños está contaminada. "La fuente está envenenada. ¡Nos ganamos la vida vendiendo inmundicia y corrupción! ¡Nuestra floreciente vida municipal se sustenta en una mentira!". Los que se bañan en el agua para mejorar su salud, enferman.

El doctor Stockmann espera ser considerado como un héroe, por descubrir esa amenaza mortal. Cuando el alcalde entiende que la recolocación de las tuberías costaría una fortuna y probablemente hundiría el proyecto, decide que el informe de su hermano "no me ha convencido de que la condición del agua de los baños sea tan mala como dice". Propone ignorar el problema, realizar algunos ajustes cosméticos y seguir como antes. "Al fin y al cabo, ese asunto no es simplemente científico, tiene su aspecto económico y también técnico". El periódico local, el comité de los baños y los hombres de negocios se alinean con el alcalde, "frente a los balances exagerados y poco fiables del doctor".

Asombrado y enfurecido, el doctor Stockmann lanza maldiciones a todos. Considera a la ciudad como un nido de imbéciles y, al mismo, es denunciado como un enemigo del pueblo. Le rompen las ventanas, le desgarran la ropa, es desahuciado y se arruina.

El editorial de ayer del Daily Telegraph, que en absoluto fue el peor de los comentarios recientes sobre el tema, hace un seguimiento de los primeros tres actos de la obra (3). Al tratar la nueva valoración del Intergovernmental Panel on Climate Change, el periódico se alinea con el alcalde. Primero sugiere que no se puede confiar en el Panel, en parte porque sus afirmaciones son exageradas y no son fiables, y en parte porque usa "suposiciones basadas en modelos" para predecir las tendencias futuras. (¿Qué preferiría el Telegraph? ¿Hojas de té? ¿Entrañas?). Sugiere después que intentar detener el cambio climático creado por el hombre resultaría demasiado caro. ("Quizás, en lugar de seguir combatiendo el destino, habría que dedicar más tiempo a encontrar el modo de que la humanidad pueda adaptarse a las realidades del clima".)

Pero al final, el Telegraph aceptaba que la cuestión merece que se le conceda cierta importancia. En la página web del Daily Mail, el problema del clima apenas merece una nota a pie de página frente a las cuestiones reales del día: Kim Kardashian parece más confiada que nunca mientras muestra sus curvas tonificadas y el pequeño George es el vivo retrato de Kate.

Después de estos informes indispensables, un artículo celebra el descubrimiento de "grandes depósitos de carbón bajo el Mar del Norte, que podrían proporcionar energía suficiente a Gran Bretaña durantes siglos".(4) No se realiza ninguna conexión con lo que dice el nuevo informe climático. Como los bebés reales, las curvas de Kim y los baños municipales de Ibsen, el carbón es bueno para los negocios. El calentamiento global, al igual que los contaminantes del doctor Stockmanns, es el fantasma en la fiesta.

Por todas partes se nos dice que es más fácil adaptarnos al calentamiento global que dejar de provocarlo. Esto sugiere que no solo se ha olvidado el estudio de Stern sobre la economía del cambio climático (que demuestra que es mucho más barato evitar la quiebra climática que intentar vivir con ella (5)), sino también las inundaciones que se han producido recientemente. Si una nación pequeña, rica y bien organizada no puede proteger a su pueblo de un invierno de pluviosidad excepcional —que podría haber sido causada por menos de un grado de calentamiento global—, ¿qué esperanzas pueden tener otras naciones cuando se enfrenten a cuatro grados o más?

Cuando nuestro ministro de medio ambiente, Owen Paterson, nos asegura que el cambio climático es "algo a lo que podemos adaptarnos con el tiempo" (6), o Simon Jenkins, en el Guardian de ayer, dice que deberíamos tratar de "pensar con inteligencia en cómo debería adaptarse el mundo a lo que ya está sucediendo"(7), ¿qué es lo que nos están diciendo? ¿Que reubiquemos las ciudades en los terrenos más altos? ¿Que llevemos tierra adentro las carreteras y ferrocarriles? ¿Que desviemos los ríos? ¿Que abandonemos las tierras cultivables? ¿Que despoblemos regiones? ¿Tienen alguna idea de lo que esto costaría, de cuáles serían los impactos sobre las personas a las que alegremente se les dice que tienen que vivir con ello?

Sospecho que no intentan decir nada: no tienen ni idea de a qué se refieren cuando dicen "adaptación". Si hubieran pensado en ello, probablemente representarían una subida sostenida de las temperaturas, seguida de un crecimiento sostenido de los impactos, a lo que seguiría un ajuste sostenido. Pero, como sabemos por nuestra experiencia reciente, las cosas no suceden así. La ruptura de la pauta climática se produce intermitentemente, en cambios repentinos de la situación contra los que, como hemos descubierto a pequeña escala en enero, no es fácil prepararse.

Las compañías de seguros que analizan sus responsabilidades cuando se ha producido un desastre usan un proceso al que denominan ajuste de pérdidas. Podría describir lo que estamos haciendo todos los que amamos este mundo cuando empezamos a reconocer que los gobiernos, los medios de comunicación y la mayoría de las empresas no tienen intención de evitar las tragedias inminentes. Se nos dice que aceptemos el mundo de los parches sobre las heridas, que vivamos con la desaparición, de la que habla el nuevo informe sobre el clima, de los arrecifes de coral y el hielo marino en verano, de la mayoría de los glaciares y quizá de algunos bosque pluviales, de ríos y humedales, y de las especies que, como muchas personas, no serán capaces de adaptarse (8).

Conforme la escala de la pérdida a la que debemos ajustarnos vaya siendo más clara, la pena y la cólera serán a veces abrumadoras. Se encontrarán, como yo en esta columna,  arremetiendo contra la ciudad entera.

Traducido para Globalízate por Víctor García

Referencias:

1. Aldo Leopold, 1949. A Sand County Almanac. Oxford University Press.

2. Read at http://www.gutenberg.org/files/2446/2446-h/2446-h.htm

3.
http://www.telegraph.co.uk/comment/telegraph-view/10733381/The-climate-debate-needs-more-than-alarmism.html

4.
http://www.dailymail.co.uk/news/article-2593032/Coal-fuel-UK-centuries-Vast-deposits-totalling-23trillion-tonnes-North-Sea.html

5.
http://webarchive.nationalarchives.gov.uk/+/http:/www.hm-treasury.gov.uk/sternreview_index.htm

6.
http://www.theguardian.com/environment/2013/sep/30/owen-paterson-minister-climate-change-advantages

7.
http://www.theguardian.com/commentisfree/2014/mar/31/ipcc-report-adaptation-climate-change

8. http://ipcc-wg2.gov/AR5/images/uploads/IPCC_WG2AR5_SPM_Approved.pdf

 

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