La insurgencia de la élite
George Monbiot, 25/10/2013, monbiot.comLa subversión ya no es lo que era. A día de hoy, apenas figura como una fuerza significativa. Los estados nacionales son amenazados por algo diferente. La superversión: un ataque desde arriba.
Adopta diversas formas. Una de ellas es conocida, pero ha mejorado mucho con las nuevas tecnologías: la tendencia de los agentes clandestinos y los políticos a usar los instrumentos del Estado para ampliar los poderes no democráticos. Nos acabamos de enterar de que incluso miembros del Gabinete y del National Security Council no tenían ni idea de lo que era el GCHQ (siglas del término inglés para la Sede Central de Comunicaciones del Gobierno) (1). Nadie les había dicho que se estaba desarrollando la capacidad de observar y, si se decidía así, hacerlo todo por Internet. Los verdaderos enemigos del Estado (si entendemos por Estado el pacto entre los ciudadanos y aquellos a los que eligen) son personas como el director del M15 y Theresa May, La Secretaria de Interior, quien por lo que parece no cumplió la tarea de informar a sus colegas del Gabinete.
Sumándose a los antiguos abusos, aparece un nuevo tipo de superversión: los intentos de los multimillonarios y sus ayudantes de destruir las funciones del Estado. Fijémonos en el actual cierre y en la confrontación por el techo de la deuda fijada para el jueves en Estados Unidos. Los Republicanos, impulsados por el movimiento Tea Party creado por los hermanos Koch y financiado por una espantosa colección de multimillonarios (2,3), han montado lo que en otras circunstancias se denominaría una huelga general. La diferencia es que el abandono del trabajo le ha sido impuesto a los trabajadores.
El motivo estrecho de la huelga es impedir la distribución de la riqueza de los ricos a los más pobres, mediante el Affordable Care Act. El motivo más amplio (aparte del rechazo a aceptar la legitimidad de un presidente negro) es derribar el Estado en cuanto que instrumento eficaz de fiscalización, regulación y protección social. Las tropas de asalto de los Koch en el partido Republicano parecen dispuestas a infligir prácticamente cualquier daño en el desarrollo de esta insurgencia, incluyendo si triunfan el jueves una quiebra del Gobierno estadounidense que podría desencadenar una nueva crisis financiera global (4).
Lo hacen en nombre de una clase que, en efecto, ha triunfado (5). Flota libre de impuestos y de las obligaciones usuales de la ciudadanía, saltando de una jurisdicción a otra en busca de los refugios más favorables para su riqueza. Está tan separada de la vida de la nación que apenas si usa ni siquiera las carreteras. Y sin embargo, mediante las privatizaciones y externalizaciones se está adueñando de los servicios públicos de los que dependemos los demás.
Usando un sistema de dotación de fondos a la política que no se ha reformado con efectos devastadores(6), esta clase superversiva demanda que el Estado deje de regular, deje de proteger, deje de intervenir. Cuando este abandono causa una crisis financiera, los que pagamos impuestos nos vemos obligados a salvar a los autores del desastre, que para entonces han escondido sus ganancias en lugar seguro.
Uno de los resultados es que los que se consideran conservadores y patriotas parecen estar profundamente confundidos con lo que se supone que están defendiendo. En su artículo de la semana pasada en el que atacaba a el Guardian por revelar los programas de vigilancia secretos del GCHQ, Paul Dacre, editor del Daily Mail, caracterizaba a sus lectores como capaces de "sospechar del Estado y de las gentes que lo saben todo" (7). Por extraño que resulte, sospechar del Estado y de la gente que lo sabe todo no parece que se extienda a los los servicios de seguridad, cuyo ataque a nuestras libertades defiendo Dacre.
Para la prensa de derechas y el partido Conservador, patriotismo significa hacer frente a la Unión Europea. Pero también significa capitular ante Estados Unidos. Es una contradicción evidente, que casi nunca se reconoce y menos todavía se explica. En realidad, la UE y EE.UU. se han convertido en apoderados de algo que trasciende los límites nacionales. La UE representa las regulaciones y el control del Estado, mientras que EE.UU. representa la desregulación y la atomización.
En realidad, esta distinción está desfasada, como apreciarán las escasas personas que hayan oído hablar del Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP, Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversión). La Comisión Europea lo considera "el mayor tratado comercial del mundo"(8). Su objetivo es crear un único mercado trasatlántico en el que gradualmente se irán quitando todas las diferencias de regulaciones entre EE.UU. y la UE.
Se ha negociado mucho secretamente. Esta vez no solo tratan de derribar las barreras al comercio internacional, sino, tal como alardea la comisión "las diferencias en las regulaciones técnicas, los estándares y los procedimientos de aprobación".(9) Dicho de otro modo, nuestras leyes, que afectan a nuestros pueblos.
Un documento publicado el año pasado por dos grandes grupos de lobbies industriales el US Chamber of Commerce y el Business Europe explica los objetivos del tratado (10). Tendrá un requisito proactivo: orientar a los gobiernos para que cambien sus leyes. El tratado debería "sentar en la mesa a las partes interesadas junto con los reguladores, para coescribir juntos las regulaciones". Partes interesadas es un eufemismo para referirse a las corporaciones.
Lo quieren; lo están consiguiendo. Las leyes de propiedad intelectual que demandan desde hace tiempo, pero a las que los gobiernos soberanos se han resistido hasta ahora, entre otras razones por la movilización de las masas contra el Stop Online Piracy Act y el Protect IP Act estadounidenses(11), regresan a la mesa de negociaciones, pero en esta ocasión de manera prácticamente inaccesible a las protestas públicas. Como la protección de datos, la contratación pública y los servicios financieros (12). ¿Le parece que conseguir que su Gobierno regule a los banqueros es bastante difícil? Pues intente apelar a un acuerdo transnacional negociado por las corporaciones y justificado por el supuesto consentimiento de los ciudadanos, que no han sido informados ni consultados.
Este pacto es un ataque directo a la soberanía y la democracia. ¿Dónde están los correos y los telegramas, y otros documentos, de la dura campaña contra las transferencias de poder a la Unión Europea? ¿Dónde están los parlamentarios conservadores que han luchado por un referéndum europeo? Un extraño silencio nos responde. No se oponen al TTIP porque su lealtad no está con la nación, sino con la elite corporativa internacional.
Estos falsos patriotas proclaman el amor a su país, mientras se aseguran de que no quede nada que amar. Son leales a la pompa las banderas, la acuñación de moneda, los desfiles militares, pero intensamente desleales a la nación a la que supuestamente representan esos símbolos. Cuanto mayor se hace la disonancia, a más volumen suena el himno nacional.
Referencias:
1. http://www.theguardian.com/commentisfree/2013/oct/06/prism-tempora-cabinet-surveillance-state
2. http://www.theguardian.com/commentisfree/cifamerica/2010/oct/25/tea-party-koch-brothers
3. http://www.youtube.com/user/astroturfwars
4. http://www.nytimes.com/2013/09/30/opinion/krugman-rebels-without-a-clue.html
5. http://www.theamericanconservative.com/articles/revolt-of-the-rich/
6. http://www.theguardian.com/commentisfree/2012/oct/29/capitalism-bankrolls-politics-pay-price
7. http://www.theguardian.com/commentisfree/2013/oct/12/left-daily-mail-paul-dacre
8. http://ec.europa.eu/trade/policy/in-focus/ttip/
9. http://ec.europa.eu/trade/policy/in-focus/ttip/
10. US Chamber of Commerce and BusinessEurope, October 2012. Regulatory
Cooperation in the EU-US Economic Agreement.
http://corporateeurope.org/sites/default/files/businesseurope-uschamber-paper.pdf
11. http://www.pcworld.com/article/248298/sopa_and_pipa_just_the_facts.html
12. https://www.gov.uk/government/speeches/setting-the-terms-for-global-trade-the-transatlantic-trade-and-investment-partnership