Activos congelados
George Monbiot, 23/03/2013, monbiot.comSolo hay un modo de saber si los gobiernos son serios o no con respecto al cambio climático: ¿han decidido dejar en el suelo la mayor parte de las reservas de combustibles fósiles? Ya hemos descubierto mucho más carbono del que nos podemos permitir quemar sin poner el mundo en peligro de niveles muy peligrosos de calentamiento. Tan solo si en su mayor parte cuatro quintas partes de acuerdo con una detallada estimación se queda donde está, tendremos una posibilidad aceptable de impedir más de dos grados de calentamiento global.
Perdónenme si ya me han oído decir esto muchas veces, pero es que es la única cuestión realmente decisiva. No importa cuántas turbinas eólicas se construyan, o cuántas bombillas que ahorran energía se instalen, ni cuántos coches que economicen más combustible se fabriquen: a menos que se declare inutilizable la mayor parte de nuestras reservas de combustibles fósiles, antes o después se extraerán y quemarán. La cuestión de si se hará antes o después, marca una diferencia pequeña: ya hemos identificado más carbono subterráneo del que podemos permitirnos quemar entre el día de hoy y el año 3000.
Lejos de aceptar dejar en el suelo las reservas de combustibles fósiles existentes, los gobiernos y corporaciones gastan cientos de miles de millones en la prospección de nuevas reservas, así como en la búsqueda de modos de extraer formas cada vez más exóticas de carbono enterrado. Cada vez que lo consiguen, los artículos de prensa manan como un pozo petrolífero texano de los años 1920.
Este entusiasmo estúpido ha saludado ahora con júbilo el anuncio hecho por el Gobierno japonés de que ha conseguido extraer gas natural de los hidratos de metano (también llamados clatratos) enterrados bajo el lecho marino.
Los clatratos están formados por una matriz congelada de agua y gas, cuya textura es semejante a la de un sorbete. Están superconcentrados: un metro cúbico de clatrato contiene una cantidad de metano que multiplica por 164 el metano de un metro cúbico de gas metano. En su inmensa mayoría (99%) se encuentran bajo el lecho marino. De acuerdo con la Investigación Geológica Estadounidense,
"incluso los cálculos más conservadores concluyen que aproximadamente está atrapado en los hidratos mil veces más de metano que el que se consume anualmente en el mundo para satisfacer las necesidades de energía".
Solo una pequeña porción de estos recursos es explotable: no obstante, esa pequeña proporción podría aumentar mucho el volumen de reservas de combustibles fósiles que no podemos permitirnos quemar. Si los gobiernos pretenden disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, no tiene sentido que se desarrolle esta nueva fuente de combustible. Los intentos de explotarla refuerzan la percepción de que no tienen la intención de impedir el colapso climático.
La Investigación Geológica Estadounidense advierte que los clatratos podrían contribuir significativamente al cambio climático. También se jacta de que el "principal objetivo" de su proyecto de clatratos "es contribuir a una investigación que pueda llevar al desarrollo de los hidratos de gas como una fuente energética potencial". Saben lo que están haciendo, pero no les preocupa.
El mundo ya experimentó antes el impacto de la fusión del sorbete de metano. Durante la máxima térmica del paleoceno-eoceno, hace 55 millones de años, la temperatura se elevó aproximadamente seis grados. Eso sucedió con una lentitud muy superior a la del cambio climático antropogénico que se está produciendo hoy en unos 20.000 años, pero esa velocidad fue lo bastante rápida para alterar radicalmente los ecosistemas del mundo, catalizando tanto extinciones masivas como una nueva "especiación". Hay evidencias que sugieren que gran parte de este calentamiento fue impulsado por la liberación del gas de los hidratos de metano. Pudo ser el resultado de una retroalimentación: al calentarse los mares, los clatratos empezaron a desestabilizarse y se fundieron, provocando un calentamiento mayor.
¿Podría suceder esto de nuevo, como consecuencia del cambio climático provocado por el hombre? No durante nuestra vida. Mientras que el volumen mucho menor de hidratos de metano encerrados en el permafrost bajo los poco profundos mares árticos podrían ser vulnerables y podrían agregarse significativamente al calentamiento global, se necesitará un tiempo muy largo para que el calentamiento adicional afecte a los sedimentos que están bajo el suelo oceánico profundo, por lo que se necesitará mucho tiempo para que estos gases de efecto invernadero lleguen a la atmósfera. (En las profundidades oceánicas, el gas se oxida convirtiéndose en dióxido de carbono, que tarda siglos en llegar a la superficie).
Pero eso no quiere decir que no habrá una liberación catastrófica del gas de los hidratos de metano enterrado bajo las profundidades marinas. Si sucede en este siglo, no será la consecuencia del calentamiento global, sino del proceso del que el Gobierno japonés es ahora pionero: extraer el gas para quemarlo. Como todas las naciones que siguen empujando las fronteras de los combustibles fósiles (como Gran Bretaña, donde las compañías pretenden iniciar la producción de gas mediante el fracking, o fracturación), Japón aumenta la montaña de combustibles fósiles que, responsablemente, no podemos permitirnos quemar. La nueva tecnología desarrollada, tan alabada en los medios de comunicación, sería indigna en un mundo que se tomara en serio el cambio climático
Traducido para Globalízate por Víctor García