No hay un camino de rosas

George Monbiot, 20/03/2012

Si piensa que la energía nuclear es difícil de financiar y entregar, examine la alternativa.

Si me hubieran dicho hace diez años que si en 2012 iba a firmar una carta al Primer Ministro pidiéndole que no hiciera caso de los cuatro antiguos directores de Friends of the Earth, no lo habría creído.

Sigo considerando a Friends of the Earth como una fuerza del bien. Seguiré siendo miembro, como lo soy desde hace 20 años o más. Pero la carta que Jonathon
Porritt, Tom Burke, Charles Secrett y Tony Juniper han enviado a David
Cameron, con el apoyo del director actual, sugiriéndole que abandone las nuevas centrales nucleares, demanda una respuesta.

Si Cameron actuara haciendo lo que le piden, produciría un retroceso en los esfuerzos del Reino Unido por cumplir sus compromisos internacionales con el cambio climático y ayudaría a que el calentamiento global desbocado fuera una perspectiva más probable. La estrechez de visión de los cuatro antiguos directores y su disposición a apelar a sentimientos patrioteros y xenófobos me consterna.

En su carta a Cameron de principios de esta semana, afirmaban que el gobierno del Reino Unido “está entregando el control de la energía futura de Gran Bretaña y su seguridad climática al gobierno de Francia”. Esta grotesca exageración es un tema que los medios de comunicación repiten y embellecen. El medioambientalismo ha tenido desde hace tiempo una perspectiva internacionalista, reconociendo el interés común de la humanidad y poniendo el énfasis en que la contaminación y la destrucción ambiental no se detiene en las fronteras nacionales. A menudo, argumenta que los Gobiernos deberían dejar a un lado los interesas nacionales estrechos para favorecer los intereses globales. Ver que se exprese al contrario es perturbador.

Pero es mucho más alarmante su evidente voluntad de reducir el esfuerzo por hacer frente al cambio climático causado por el hombre. En la carta a Cameron sugerían que el Reino Unido siguiera el ejemplo de Alemania, Japón e Italia. Señalaban que estos países están haciendo inversiones extras en energías eficientes y renovables para llenar el vacío dejado por su abandono de la energía nuclear. Pero los cuatro signatarios se olvidaron de añadir que estas naciones también están haciendo inversiones extras en combustibles fósiles. En los tres casos, el abandono de la energía atómica elevará las emisiones de gases de efecto invernadero y facilitará que se impida conseguir el límite de dos grados de calentamiento global.

Los signatarios de las dos cartas a Cameron en contra y a favor de la energía nuclear quieren ver más inversión en la energía eficiente y en las renovables. Lo que nos divide es el objetivo de esta inversión. Quienes escriben la primera carta quieren que esta inversión se realice para sustituir a la generación nuclear, que es con mucho la mayor fuente actual de electricidad baja en carbono. Los firmantes de la segunda carta (Mark Lynas, Fred Pearce, Stephen Tindale, Michael Hanlon y yo mismo) queremos que se use para sustituir a los combustibles fósiles.

Es evidente que no podemos hacer las dos cosas. Reducir las emisiones de carbono al 10% o menos de los niveles actuales de las naciones ricas, que es el mínimo requerido para prevenir dos grados de calentamiento, es ya lo bastante duro. Hacerlo al tiempo que abandonamos nuestra tecnología baja en carbono más fiable y extendida, dificulta todavía más el objetivo. Es como ponerse unas esposas antes de subir al ring de boxeo.

Sugerir el abandono de la energía nuclear cuando el mundo se enfrenta a una crisis del cambio climático es una completa locura. Demuestra que algunas personas han perdido de vista cuál es el objetivo más importante.

Si hubiera medios rápidos, baratos, fáciles y efectivos de reducir las emisiones de carbono del Reino Unido al 5 o el 10% de sus emisiones actuales, también yo seguiría oponiéndome a la energía nuclear. Pero cada una de nuestras opciones entraña una gran dificultad. No poseemos opciones buenas en abundancia y no podemos permitirnos empezar a descartar opciones.

No es una cuestión de energía nuclear, renovable o eficiente. Para prevenir los peligrosísimos niveles de cambio climático, necesitamos las tres. Esto lo aclaró el Committee on Climate Change, que demostró que la máxima contribución probable a nuestra electricidad procedente de las renovables será del 45% para 2030, y que el máximo probable del carbono capturado y almacenado es del 15%. Si la energía nuclear no compensa la mayor parte del resto, el vacío se cubrirá con combustibles fósiles.

Algunas de las preocupaciones que plantean los cuatro signatarios acerca de la financiación y entrega de nuevas centrales nucleares en el Reino Unido son válidas. El camino a un futuro bajo en carbono no es de rosas y una nueva generación de centrales nucleares exigirá el compromiso con la cuestión de la liberación del mercado de la energía y, probablemente, con los subsidios.

Pero echen una mirada a la alternativa que proponen: captura y almacenamiento del carbono (CCS por las siglas en inglés). Todo problema concerniente a la financiación y entrega de la central nuclear se dobla, triplica o quintuplica en este caso. A diferencia de la energía atómica, la CCS del gas ni siquiera se ha comprobado a escala. Si piensan que la energía nuclear tiene problemas en la confianza del inversor, la disponibilidad de capital, la ausencia de subsidios y la necesidad de implicación de los gobiernos, deberían hablar con los financieros acerca de su opción preferida.

Lo más probable es que si presionamos por gas con CCS, lo que obtengamos sea gas sin CCS. Conforme crezcan las dificultades de la captura y almacenamiento del carbono, los inversores huirán. Pero las centrales de gas todavía han de ser construidas y la opinión pública todavía no percibe una gran diferencia entre el gas con o sin reducción. Podría convertirse en una fórmula a favor del abandono de los objetivos de carbono del Reino Unido.

El movimiento medioambiental tiene una opción: ha de decidir entre decir no a nuevos combustibles fósiles o a una nueva energía nuclear. No puede tener las dos cosas. Sé de qué lado estoy y sé por qué lo estoy. Quien crea que la financiación y entrega de la energía nuclear son problemas mayores que las amenazas planteadas por el cambio climático ha perdido el sentido de las proporciones.

Traducido para Globalízate por Víctor García

Artículo original:

http://www.monbiot.com/2012/03/15/no-primrose-path/

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