Divina injusticia

George Monbiot, 06/02/2012

La guerra teledirigida se puede usar para contrarrestar, en cualquier parte, los movimientos democráticos.

Los antiguos griegos, a diferencia de los judíos o cristianos, investían a sus dioses con fallos humanos. Creían que el juicio divino no carecía de errores ni era desapasionado; estaba dominado por el deseo, la venganza y el egoísmo. En manos de Zeus, el rayo era tanto un instrumento de justicia como un arma para los celos y la venganza (1).

Los que ahora dispensan el juicio desde las alturas no son dioses, aunque deben sentirse como si lo fueran. Las personas que golpean a los mortales con instrumentos y bombas teledirigidos son sin duda tan capaces del autoengaño, la negación de lo que hacen y de ilusiones cognitivas en la misma medida que cualquiera. Quizá más todavía, como sugieren las eminentes ficciones de los años de Bush y los crecientes engaños del Presidente actual.

Barack Obama comenzó el discurso del Estado de la Nación de la pasada semana afirmando que los soldados que habían librado la guerra de Irak “habían hecho de Estados Unidos un lugar más seguro y más respetado en el mundo”(2). Como Bush, como los dioses, ha empezado a crear el mundo en el que quiere habitar.

A estas personas trastornadas por el poder se les ha concedido la posibilidad de realizar una de las fantasías permanentes de la humanidad: vaporizar a sus enemigos, como si lo hicieran mediante una maldición o una oración, sin esfuerzo y desde una distancia segura. Que ya se está abusando de estos poderes lo sugiere la mendacidad de quienes los despliegan. La CIA, que mantiene una guerra teledirigida no declarada y no reconocida en Pakistán, insiste en que no ha habido bajas civiles recientes (3). Insiste en lo mismo el principal asesor antiterrorista de Obama, John
Brennan(4). Es un encubrimiento flagrante.

Como mostraba un informe del pasado año hecho por el Bureau of Investigative Journalism, de las aproximadamente 2.300 personas que murieron como consecuencia de los ataques teledirigidos estadounidenses en Pakistán, entre 2004 y agosto de 2011, parece ser que entre 292 y 781 eran civiles; 175 eran niños (5). En el período al que se referían la CIA y Brennan, fueron asesinados al menos 45 civiles. En cuanto una agencia afirma que “nunca cometemos errores”, sabemos que ha perdido los amarres, como sugería Aleksandr Solzhenitsyn en su historia de ese título. Al no sentir la obligación de excusarse o de explicarse, de contar los cadáveres o de responder por sus crímenes, se convierten en un peligro para la humanidad.

Puede ser posible, como dice la fuerza aérea de Estados Unidos, que como un avión teledirigido puede circundar y estudiar un objetivo durante horas antes de golpear, es menos probable que sus misiles maten civiles en comparación con los lanzados por un avión pilotado (6). (La USAF todavía tiene que explicar cómo reconciliar esto con la idea de que se jacten de los aparatos teledirigidos “reduzcan mucho el tiempo de decisión”(7)). Pero también es cierto que cuanto más sencillo sea un despliegue y menos riesgos tenga, más probable es que se produzca.

Este peligro es reconocido en una declaración, de notable ingenuidad, publicada por el ministro de Defensa del Reino Unido, que también despliega aparatos no tripulados y también los usa para matar civiles (8). Afirma que la guerra aérea no declarada en Pakistán y Yemen “se debe totalmente a la existencia de esa posibilidad: es poco probable que se usara una escala de fuerza similar si esta capacidad no estuviera disponible”(9). Citando a Carl von Clausewitz, esto nos advierte de que la brutalidad de la guerra raramente llega a su forma absoluta debido en parte al riesgo que corren las fuerzas propias. Sin riesgo, las restricciones son menores. Los aviones no tripulados permiten a los gobiernos librar una guerra cobarde, una guerra divina, que daña solo a quienes no tienen nombre.

El peligro es la probable escalada conforme la guerra con aparatos no tripulados se automatice más y las líneas de responsabilidad estén menos claras. La semana pasada, la Armada estadounidense reveló que un avión no tripulado puede aterrizar en un portaaviones sin ni siquiera un piloto remoto. Los Angeles Times advirtió que “esto nos podría precipitar a una era en la que la muerte y la destrucción podrían ser realizadas por máquinas que operan de modo semi-independiente”(10). La declaración británica sugiere que, dentro de unos años, aparatos no tripulados asistidos por sistemas de inteligencia artificial podrían tomar sus propias decisiones con respecto a quién matar (11). Lo siento, señor, el computador ha dicho “sí”.

“Alguien podría decir que quien lucha por la libertad de un hombre es el terrorista para otro hombre”, opinaba George W Bush cuando era Vicepresidente. “Rechazo esta idea. Las diferencias filosóficas son inevitables y fundamentales”(12). Quizás lo sea, pero ninguna Administración estadounidense las ha definido convincentemente o las ha reconocido de modo coherente. En Latinoamérica, Sudeste Asiático, África y Oriente Medio sucesivos presidentes han frustrado la libertad y ayudado al terrorismo de Estado. Los aviones no tripulados otorgan a los gobiernos nuevas oportunidades de acabar con cualquier tipo de oposición, sea terrorista o demócrata. Estados Unidos podría estar ya haciendo uso de ellas.

En octubre del pasado año, un adolescente de 16 años llamado Tariq Aziz viajaba por el norte de Waziristán, en Pakistán con su primo de doce años, Waheed Khan. Su coche fue alcanzado por un misil de un avión no tripulado estadounidense (13). Como siempre, su muerte los convirtió en culpables: si los mataron, debían de ser terroristas. Pero no lo eran. Tariq iba a empezar a trabajar con el grupo proderechos humanos Reprieve, sacando fotos de los restos de ataques con aviones no tripulados. ¿Un error? Posiblemente. Pero también es posible que fueran asesinados por egoísmo. Si tienes esos poderes, si no tienes que dar cuenta ante el Congreso, los medios o el puedo de Estados Unidos, ¿por qué no usarlos?

El peligro que tiene esto para la democracia, no solo para Pakistán sino cualquier día quizás en cualquier parte, debería resultar evidente. Sin embargo, tan fatalistas como los antiguos griegos, nos dejamos arrastrar hacia ahí por la deriva sin apenas un murmullo de debate, dejando la decisión a los dioses.

Artículo original:

http://www.monbiot.com/2012/01/30/divine-injustice/

Traducido para Globalízate por Víctor García

Referencias:

1. http://www.theoi.com/Heros/Salmoneus.html

2.
http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2012/01/24/remarks-president-state-union-address

3. http://www.nytimes.com/2011/08/12/world/asia/12drones.html

4. http://www.nytimes.com/2011/08/12/world/asia/12drones.html

5.
http://www.thebureauinvestigates.com/2011/08/10/most-complete-picture-yet-of-cia-drone-strikes/

6. Colonel David M. Sullivan, cited in
http://www.nytimes.com/2011/08/12/world/asia/12drones.html

7. United States Air Force, 2009. Unmanned Aircraft Systems Flight Plan

2009-2047.
http://www.globalsecurity.org/jhtml/jframe.html#http://www.globalsecurity.org/military/library/policy/usaf/usaf-uas-flight-plan_2009-2047.pdf

8.
http://www.guardian.co.uk/uk/2011/jul/05/afghanistan-raf-drone-civilian-deaths

9. Ministry of Defence, 30th March 2011. Joint Doctrine Note 2/11. The UK
Approach to Unmanned Aircraft Systems. Joint Doctrine Note 2/11 (JDN 2/11).

http://www.mod.uk/NR/rdonlyres/F9335CB2-73FC-4761-A428-DB7DF4BEC02C/0/20110505JDN_211_UAS_v2U.pdf

10.
http://articles.latimes.com/2012/jan/26/business/la-fi-auto-drone-20120126

11. Ministry of Defence, as above.

12. http://bit.ly/z3WHRT

13. http://reprieve.org.uk/press/2011_11_06_Tariq_CIA_drone_Waziristan/

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