Los valores de las cosas
George Monbiot, 22/10/2010Las causas progresistas están decayendo: como podemos dar la vuelta a la tortilla.
Aquí estamos, formando una cola ordenada en la puerta del matadero. El castigo inflingido a los pobres por los errores de los ricos, el abandono del universalismo, el desmantelamiento de la protección proveída por el estado: aparte de unas pequeñas protestas, nada de eso nos ha llevado a luchar.
La aceptación de políticas que contrarrestan nuestros intereses es el gran misterio del Siglo XXI. En los EEUU los trabajadores demandan fuertemente que se les deje sin atención sanitaria, e insisten en que los millonarios deben pagar menos impuestos. En el Reino Unido parece que estamos preparados para abandonar los progresos sociales por los cuales nuestros ancestros arriesgaron sus vidas, solo se ha escuchado una pequeña protesta, casi un murmullo. ¿Que nos esta pasando?
Creo que la respuesta nos llega en el informe más interesante que he leído este año. ‘Common Cause’ (Causa Común) escrito por Tom Crompton de la ONG WWF, en el examina una serie de fascinantes avances recientes en el área de la psicología (1). Ofrece, según mi opinión, un remedio para la ceguera que afecta todas las causas justas, desde el bienestar social al cambio climático.
Muestra que los progresistas han sido abducidos por un mito de la cognición humana que él etiqueta como el Modelo de las Luces. Este dice que las personas toman decisiones racionales midiendo los hechos. Todo lo que se tiene que hacer para persuadir a la gente es mostrar los datos: después ellos los tienen que usar para decidir que opciones se adaptan mejor a sus intereses y deseos.
Un gran número de experimentos psicológicos demuestran que esto no funciona de esta manera. En lugar de llevar a cabo un análisis racional basado en costes y beneficios, aceptamos la información que confirma nuestra identidad y valores, y rechazamos la información que va en contra de aquellos. Moldeamos nuestra manera de pensar alrededor de nuestra identidad social, protegiéndolo de un cambio profundo. Enfrentar a la gente con hechos inconvenientes tiene como resultado aumentar su resistencia al cambio.
Nuestra identidad social esta formada por valores que los psicólogos clasifican como extrínsicos o intrínsicos. Los valores extrínsicos tienen que ver con el status y el avance propio o individual. Gente con una fuerte tendencia a estos valores se fijan en como son vistos por otras personas. Aplauden el éxito financiero, la imagen y la fama. Los valores intrínsicos tienen que ver con la relaciones con amigos, familia y comunidad y con la aceptación propia. Aquellos con fuertes valores intrínsicos no dependen de la adulación o en los premios de otra gente. Tienen creencias que trascienden su propio interés.
Muy poca gente son totalmente extrínsicas o intrínsicas. Nuestra identidad social esta formada por una mezcla de valores. Pero tests psicológicos en casi 70 países muestran que los valores se fijan en unos modelos muy consistentes. Aquellos que valoran mucho el éxito financiero, tienen menos empatia y fuertes tendencias manipuladoras, una gran atracción hacia la jerarquía y la desigualdad, más prejuicios hacia los extraños y menos preocupación sobre los derechos humanos y el medioambiente. Aquellos que se aceptan a si mismos tienen más empatia y más preocupación por los derechos humanos, la justicia social y el medioambiente. Estos valores no son compatibles: contra más fuerte sean las aspiraciones extrínsicas más débiles serán los objetivos intrínsicos.
No nacemos con nuestros valores, estos se forman por el medio social. Al cambiar nuestra percepción de lo que es normal y aceptable, las políticas alteran nuestras mentes tanto como nuestras circunstancias. Por ejemplo, el sistema público de salud tiende a reforzar los valores intrínsicos. Dejar a los pobres sin asistencia medica normaliza la desigualdad, reforzando los valores extrínsicos. El fuerte cambio derechista que comenzó con Margaret Thacher y siguió con Blair y Brown, todos esos gobiernos enfatizaron las virtudes de la competencia, el mercado y el éxito financiero, han cambiado nuestros valores. La encuesta British Social Attitudes (actitudes sociales británicas) muestra un fuerte decline en este periodo, en apoyo público para las políticas que redistribuyen la riqueza y las oportunidades (2).
Este cambio ha sido reforzado por los medios de comunicación. La fascinación de los medios por el poder político, sus listas de ricos, sus catálogos de las 100 personas mas poderosas, influyentes, inteligentes o guapas; su obsesiva promoción de los famosos, la moda, coches rápidos, vacaciones caras, todo eso inculca unos valores extrínsicos. Generando sentimientos de inseguridad y ansiedad por no poseer esto o aquello, lo que se traduce en reducir nuestra propia aceptación- también suprimen los objetivos intrínsicos.
Los publicistas, que emplean a un gran número de psicólogos, son conscientes de esto. Crompton citando a Guy Murphy (Director Global de planificación de la compañía de marketing JWT. Marketers dice “deben verse a si mismos tratando de manipular la cultura, siendo ingenieros sociales, no encargados de una determinada marca; manipulando las fuerzas culturales, no las impresiones de una marca” (3). Contra mas promuevan los valores extrínsicos, mas fácil será vender sus productos.
Los políticos de derechas instintivamente también han entendido la importancia de los valores para cambiar el mapa político. Magaret Thacher en una de sus mas famosas frases dijo: que “la economías son el método; el objeto es cambiar el corazón y el alma” (4) Los Conservadores en los EEUU normalmente evitan el debate sobe los hechos y las cifras. En su lugar enmarcan asuntos de una manera que demandan y al mismo tiempo refuerzan los valores extrínsicos. Cada año por medio de mecanismos casi invisibles y raras veces discutidos, el espacio en el que las ideas progresistas pueden florecer se reduce un poco mas. La respuesta progresista a esta tendencia ha sido desastrosa.
En lugar de enfrentarse al cambio en los valores, hemos buscado el adaptarnos a ellos. Los que una vez fueron partidos políticos progresistas han intentado tranquilizar actitudes publicas alteradas: piensa en las llamadas de los Nuevos Laboristas a la clase media Inglesa, que muy a menudo era solamente un código para el propio interés. Al hacer eso aprueban y legitiman valores extrínsicos. Muchos ecologistas y activistas por la justicia social también han intentado llegar a la gente por medio del interés propio: explicando como por ejemplo luchar contra la pobreza en los países subdesarrollados creará un mercado para los productos británicos, o sugiriendo que al comprar un coche híbrido puedes impresionar a tus amigos y mejorar tu status social. Esta táctica igualmente fortalece los valores extrínsicos, haciendo que las campañas futuras tengan menos posibilidades de éxito. El consumismo verde ha sido un error catastrófico.
Common Cause propone un remedio simple: que paremos de enterrar nuestros valores y en su lugar los expliquemos y los abanderemos. Sugiere que los activistas progresistas deben ayudar a promover una comprensión de la psicología que informa al cambio político y muestre como ha sido manipulada. También deben cerrar filas para enfrentarse a las fuerzas- particularmente a la industria de la publicidad- que nos hace inseguros y egoístas.
Ed Miliband parece que ha entendido esta necesidad. Dijo en la Conferencia Laborista que el “quiere cambiar nuestra sociedad para que valore la comunidad y la familia, no solo el trabajo” y “quiere cambiar nuestra política exterior para que siempre este basada en los valores, no simplemente en alianzas… Debemos acabar con el viejo pensamiento y estar al lado de aquellos que creen que hay vida mas allá de lo establecido.” (5) Pero esto tiene una paradoja, lo que quiere decir es que no podemos confiar en los políticos para que lleven acabo esos cambios. Los que llegan a algo en política son por definición, gente que da prioridad a los valores extrínsicos. Su ambición debe suplantar la paz mental, la vida familiar, la amistad, incluso el amor fraternal.
Por lo tanto somos nosotros los que tenemos que liderar el cambio. Las personas con fuertes valores intrínsicos deben dejar de sentirse avergonzados de ellos. Debemos discutir por las políticas que queremos no sobre la base de nuestra conveniencia pero sobre la base de que sean empáticas y justas; y en contra de otras sobre la base de que sean egoístas y crueles. Al afirmarnos en nuestros valores conseguimos ser el cambio que queremos ver.
Traducido por Félix para Globalízate
Artículo Original:
The Values of Everything
Progressive causes are failing: here’s how they could be turned around
George Monbiot. Published in the Guardian 12th October 2010
http://www.monbiot.com/archives/2010/10/11/the-values-of-everything/
References:
1. Tom Crompton, September 2010. Common Cause: The Case for Working with our Cultural Values.
WWF, Oxfam, Friends of the Earth, CPRE, Climate Outreach Information Network. http://assets.wwf.org.uk/downloads/common_cause_report.pdf
2. J. Curtice, 2010. Thermostat or weathervane? Public reactions to spending and redistribution under New Labour, in Park, A et al, S (eds.) British Social Attitudes 2009-2010: the 26th report. Sage, London. Cited by Tom Crompton, above.
3. Guy Murphy, 2005. Influencing the size of your market. Institute of Practitioners in Advertising. Cited by Tom Crompton, above.
4. Margaret Thatcher, 3rd May 198. Interview with The Sunday Times. Cited by Tom Crompton, above.
5. http://www.guardian.co.uk/politics/2010/sep/28/ed-miliband-labour-conference-speech