El proceso está muerto

George Monbiot, 03/10/2010

Ya está claro que las conversaciones del clima de diciembre no van a ninguna parte. Entonces ¿qué hacemos?

Cuanto más cerca está, peor aspecto tiene. El mejor resultado que se puede esperar de la Cumbre del clima de diciembre en México es que algunos delegados consigan mantenerse despiertos durante las reuniones. Cuando las conversaciones fallan una vez, como pasó en Copenhague, los Gobiernos pierden interés. No quieren verse relacionados con el fracaso, no quieren derrochar tiempo y energía en un proceso roto. Nueve años después de que las negociaciones del comercio mundial se fueran a México, tras haber fracasado en Qatar, permanecen en el limbo diplomático. En los preparativos de las conversaciones sobre el clima, nada sugiere que pueda darse cualquier otro resultado.

Se supone que una reunión en China a principios de octubre preparará el camino para Cancún (1). Los anfitriones ya han dejado claro que eso no lleva a ninguna parte: todavía hay, explica un alto funcionario chino del cambio climático “enormes diferencias entre los países desarrollados y los emergentes”(2). Todos culpan a todos los demás del fracaso de Copenhague. Todos insisten en que todos los demás deberían haber hecho algo.

Pero nadie se preocupa lo suficiente como para luchar por ello. Los desacuerdos se consolidan y se silencian simultáneamente. Todavía el médico no ha extendido el certificado de defunción; quizás, para salvar la cara. Nunca se hará. Pero la dura realidad a la que tenemos que hacer frente es que el proceso está muerto.

En 2012 finaliza el único acuerdo global para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero: el Protocolo de Kyoto. No hay perspectivas realistas de que será sustituido antes de que deje de estar en vigor: el tratado existente tardó cinco años en negociarse y ocho años más en cumplirse. En los términos de esperanzas reales de una acción global sobre el cambio climático, ahora estamos muy por detrás de donde estábamos en 1997, o incluso en 1992. No es solo que hayamos perdido 18 años preciosos. En toda la era de las buenas intenciones y grandes anuncios, hemos ido hacia atrás.

Tampoco los compromisos regionales y nacionales ofrecen más esperanza. Un análisis publicado hace unos días por el grupo Sandbag estima el carbono que se habrá ahorrado al final de la segunda fase del sistema de comercio de emisiones en la UE, en 2012 (3). Después del desesperanzador fracaso de la primera fase del plan, nos habíamos prometido que los recortes de carbono reales empezarían a producirse entre 2008 y 2012. ¿Cuánto carbono se habrá ahorrado para entonces? Menos de un tercio del 1%.

Peor todavía, la reducción de los resultados industriales causada por la recesión ha permitido que los grandes contaminadores creen un banco de permisos de carbono que pueden trasladar a la fase siguiente del plan de comercio. Si no se ha hace nada para anularlos, o para impedir el límite de carbono propuesto (lo que, dada la fuerza de los lobbies industriales y la debilidad de resolución de los gobiernos, es improbable) estos permisos ahorrados viciarán también la fase tercera. A diferencia del Protocolo de Kyoto, el sistema de comercio de emisiones de la UE seguirá vivo. También se mantendrá absolutamente inútil.

Muchas naciones –como el Reino Unido- han producido lo que parecen ser sólidos planes nacionales para reducir los gases de efecto invernadero. Con una excepción (las Maldivas), sus objetivos caen muy por debajo de las reducciones necesarias para impedir más de dos grados de calentamiento global.

Y con todo, ninguna de esas reducciones es real. De los recortes propuestos faltan las emisiones netas de gases de efecto invernadero que hemos traspasado a otros países para importar esos gases en forma de productos manufacturados. Si se incluyeran estas en las cuentas del Reino Unido, junto con los gases emitidos por la aviación, transporte marítimo y turismo que se excluyen de las cifras oficiales, las misiones del Reino Unido se elevarían un 48% (4). En lugar de reducir nuestra contribución al calentamiento global en un 19% desde 1990, tal como se jacta el Gobierno, la hemos incrementado en alrededor de un 29%(5). La misma en las naciones más desarrolladas. Nuestros aparentes éxitos son totalmente la consecuencia de los fracasos en otras partes.

Y suspendido sobre todo lo demás está el reconocimiento cada vez mayor de que Estados Unidos no va a participar en el juego. No este año, quizá no en un año determinado. Si el Congreso no pudo aprobar una factura del clima tan débil que solo requería pequeñas fisuras legales mientras Barack Obama era Presidente y los Demócratas tenían mayoría en el Congreso y el Senado, ¿qué esperanza queda para la acción en otras circunstancias? El martes pasado, The Guardian informó que de los 48 aspirante Republicanos a las elecciones al Senado de noviembre, solo uno aceptaba que se esté produciendo un cambio climático causado por el hombre (6). ¿Quién era? Mike Castle, de Delaware. Al día siguiente, fue derrotado por la candidata del Tea Party, Christine O’Donnell, con lo que tenemos un Senado lleno de negacionistas de la ciencia. ¿El Siglo de las Luces? Fue divertido mientras duró.

Lo que significa todo esto es que no hay un solo instrumento eficaz para contener el cambio climático causado por el hombre en ningún lugar de la tierra. La respuesta al cambio climático, que fue descrita por Lord Stern como “un resultado del mayor fracaso del mercado que el mundo ha visto” (7), es el mayor fracaso político que el mundo ha conocido.

La naturaleza no espera por nosotros. Los informes de la National Oceanic and Atmospheric Administration de Estados Unidos afirman que los 8 primeros meses de 2010 fueron tan calurosos como los 8 primeros de 1998: el más caluroso de todos los registrados (8). Pero hay una diferencia crucial. 1998 tuvo un récord de El Niño, la fase calurosa de la oscilación natural de la temperatura del Pacífico. El Niño de 2010 fue más pequeño (un pico anómalo de 1,8 en lugar de 2,5º C), y breve en comparación con los de los años recientes (9). Desde mayo la oscilación ha entrado en su fase fría (La Niña) (10): aún así, los meses de junio, julio y agosto de este año fueron los segundos más calurosos de los registrados (11). Cuanto más fuertes son las advertencia, menos capaces de actuar somos.

¿Dónde nos deja esto? ¿Cómo responder a una realidad que hemos intentado no ver: que en 18 años de promesas y bravuconadas no ha sucedido nada? Los medioambientalistas tienden a culparse a sí mismos por estos fracasos. Quizá deberíamos haber hecho que la gente se sintiera mejor con su vida. O peor. Quizá deberíamos haber hecho más para promover la esperanza. O la desesperanza. Quizá tuvimos una obsesión por las grandes visiones. O las tecno-soluciones. Quizá estuvimos demasiado cerca del mundo empresarial. O no lo bastante cerca. La verdad es que no hay ni hubo nunca una estrategia de éxito, pues los poderes que se alían contra nosotros han sido siempre más fuertes que nosotros.

Los verdes son una fuerza enclenque, en comparación con los grupos de lobbies industriales, la cobardía de los gobiernos y la tendencia humana natural a negar lo que no queremos ver. Para compensar nuestra debilidad, nos hemos permitido la fantasía de un poder paternalista benigno que actúa, mediante los inescrutables mecanismos políticos, en nombre de los intereses más amplios de la humanidad. Nos hemos permitido creer que, con un poco de petición y de protesta, en alguna parte, en una esfera institucional distante, personas con compromisos pero decentes se harían cargo de nosotros. No lo han hecho. Ni siquiera iban a hacerlo nunca. Así que, ¿qué hacemos ahora?

No lo sé. Estos fracasos nos han dejado expuestos no solo a los conocidos problemas políticos, sino a debilidades humanas profundamente enraizadas. Lo único que sé es que debemos dejar de soñar en una respuesta institucional que nunca se materializará y empezar a hacer frente a una realidad política que hemos tratado de evitar. La conversación empieza aquí.

Traducido por Víctor García para Globalízate

Artículo original:

http://www.monbiot.com/archives/2010/09/20/the-process-is-dead/

Referencías:

1. http://unfccc.int/meetings/intersessional/tianjin_10/items/5695.php
2. http://www.reuters.com/article/idUSTRE68C0RS20100913
3. http://www.guardian.co.uk/environment/2010/sep/10/eu-emissions-trading-savings
4. http://www.guardian.co.uk/environment/blog/2010/may/05/labour-tories-carbon-calculator
5. The official accounts claim a cut of 144 million tonnes. Including the unaccounted emissions suggests a rise of 225Mt, CO2 equivalent.
6. http://www.guardian.co.uk/world/2010/sep/14/republican-hopefuls-deny-global-warming
7. http://www.guardian.co.uk/environment/2007/nov/29/climatechange.carbonemissions
8. http://www.noaanews.noaa.gov/stories2010/20100915_globalstats.html
9. Page 22, http://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/lanina/enso_evolution-status-fcsts-web.pdf
10. Page 10, http://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/lanina/enso_evolution-status-fcsts-web.pdf
11. http://www.noaanews.noaa.gov/stories2010/20100915_globalstats.html

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