"El FMI ha perdido legitimidad política"
El País, 11/10/2006Entrevista a Joseph Stiglitz
El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz (Gary, Indiana, 1943), cree que, aunque los ganadores de la globalización están mejor que antes, la clase media puede acabar por comprimirse a medida que se reducen las pensiones, atención sanitaria y se deprimen los salarios. Así lo explica en una entrevista con Global Viewpoint.
Pregunta. Ha dicho que la globalización está creando "países ricos con habitantes pobres", no sólo en el mundo en vías de desarrollo, sino también en los países ricos, incluido Estados Unidos. ¿A qué se refiere con eso?
Respuesta. A pesar de la promesa de que una globalización bien gestionada mejoraría la situación de todos, el aspecto que no se proclama de la globalización al estilo estadounidense es que está empeorando la situación de muchos de los que viven en los países industrializados, y más aún cuando el crecimiento económico debido a la globalización ha provocado una intensa presión a la baja sobre el salario de los trabajadores sin cualificar y los menos preparados.
P. ¿Qué conjunto de políticas de los países avanzados puede hacer que funcione la globalización?
R. La receta para que la globalización funcione es lo que en general se denomina "el modelo escandinavo". Eso significa altos niveles de inversión en educación, investigación y tecnología y un fuerte colchón de seguridad. Naturalmente, eso supone también, como en los países escandinavos, un impuesto sobre la renta muy progresivo. Lejos de hacer que esos países sean menos competitivos, ha hecho que lo sean más. Aunque pueda parecerles una contradicción a los ideólogos conservadores que piensan que bajar los impuestos es la respuesta a todo, el hecho es que las personas están más dispuestas a asumir riesgos empresariales si pueden contar con un colchón de seguridad y si tienen la formación para ser innovadoras.
P. ¿Por qué el este de Asia ha sabido aprovechar tan bien la globalización mientras que Latinoamérica, por ejemplo, no?
R. Los países del este de Asia -primero Japón y después países como Singapur, Taiwan y Corea del Sur, y ahora China- entendieron que tenían un desfase de conocimiento y tecnología respecto a los países avanzados. Así que fomentaron la inversión exterior directa, insistiendo en que con ella se produjera una transferencia de tecnología, e invirtieron masivamente en educación e infraestructuras, en gran medida gracias a sus ahorros nacionales, que son los más elevados del mundo. China, en especial, ha asumido la globalización según sus propias condiciones. Ha tardado en abrir sus mercados a las importaciones, y todavía hoy sigue sin permitir la entrada de flujos de capital especulativos a corto plazo, que tan fácilmente provocan ciclos de expansión y recesión en las nuevas economías. Latinoamérica ha sido, en lo principal, una imagen especular del este asiático. Carece de ahorros internos. No dispone de los recursos fiscales para las inversiones necesarias en educación e investigación ni para sufragar un colchón de seguridad. Ha permitido la entrada de capital especulativo a corto plazo, que huye a la primera señal de problemas, y puede enviar a un país como Argentina, con una calificación de sobresaliente alto del Fondo Monetario Internacional (FMI), a la quiebra y a la calamidad. Aunque Chile es una excepción, el crecimiento en Latinoamérica ha avanzado a tirones como resultado de esto. En general ha sido débil e insostenible, excepto en la exportación de materias primas a China.
P. Usted ha criticado a menudo el "déficit democrático" del FMI y el Banco Mundial. En la reciente reunión de Singapur se ha dado más voz en el Consejo de Administración a Brasil, China, Corea del Sur y México. ¿Es eso significativo?
R. Está claro que el FMI ha perdido toda su legitimidad política. Sus presiones y recetas hicieron que la crisis asiática fuese mucho peor y condujeron al desastre a países como Argentina. ¿Es éste un paso adelante? Esperemos que así sea. Pero todavía está por ver. Por el momento, tiendo a mantenerme en el bando de los escépticos que piensan que el permitir la entrada en el Consejo de Administración a las principales economías nuevas está pensado para acallar las presiones que piden una reforma fundamental. Estados Unidos mantiene sin escrúpulos su capacidad de veto. Y sólo un estadounidense puede dirigir todavía el Banco Mundial. Cuando se reformen esos aspectos, quizá las cosas cambien de verdad.
Traducción de News Clips. © Global Viewpoint, 2006.