La energía hidroeléctrica tropical no es tan limpia como parecía

Eduardo Velázquez y Luis Lassaletta, 20/06/2007

Eduardo Velázquez (a) y Luis Lassaletta (b)
(a) Investigador del departamento de Ecología de la Universidad de Alcalá
(b) Investigador del departamento de Ecología de la Universidad Complutense

La construcción de grandes presas para la producción de energía hidroeléctrica ha sido una constante en muchos países de zonas tropicales, sin embargo , contrariamente a lo que se suponía, varios trabajos recientes afirman que éstas pueden estar emitiendo gases de efecto invernadero a la atmósfera.

En los años ochenta, 2.500 km2 de selva fueron inundados en la amazonia brasileña para la construcción de la presa de Balbina, destinada a suplir la demanda energética de la ciudad de Manaos. Desde entonces, la construcción de grandes presas en Brasil ha sido una constante y hoy en día, más del 80% de la electricidad que consumen los hogares de este país procede de plantas de producción hidroeléctrica. Sin embargo, según las conclusiones del último informe de la IPCC presentado en París, la energía eléctrica procedente de las grandes presas del trópico puede no ser tan limpia.

El problema está en la materia orgánica. Al igual que en las zonas templadas, en el trópico antes de construir una presa, se elimina la vegetación de las zonas que van a ser posteriormente inundadas, con lo que se evitan los problemas derivados de la putrefacción de ésta. En los suelos del bosque húmedo tropical, sin embargo, queda una gran cantidad de materia orgánica en forma de hojarasca cuya degradación bajo las cálidas aguas de las presas provoca la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano. Este último es especialmente peligroso y tiene un efecto veinte veces mayor que el del dióxido de carbono considerando un periodo de 100 años.

Por otra parte, Philip Fearnside, del Instituto Nacional de Investigación Amazónica (“INPA” según sus siglas en portugués) en Manaos, asegura que cuando el agua embalsada en estas presas cae a través de los saltos situados en los diques, la enorme diferencia de presión que se produce entre las partes superiores e inferiores del chorro provoca la liberación de buena parte del metano y el dióxido de carbono que permanecen disueltos en el agua (1). Este investigador sugiere así, que en sus primeros diez años de vida, una planta de producción hidroeléctrica tropical puede emitir hasta cuatro veces más gases de efecto invernadero que una central térmica que generase la misma cantidad de energía. Luis Pinguelli Rosa, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, también ha estado investigando este problema y asegura que las estimas de Fearnside son exageradas, pues proceden de presas en las que el contenido inicial en materia orgánica era especialmente elevado (1). Sin embargo, Fréderic Guérin y su equipo del laboratorio de Meteorología de Toulouse (Francia), han estudiado las emisiones de gases de efecto invernadero aguas abajo de tres grandes presas tropicales, y aseguran que en estas últimas se libera entre una décima y una tercera parte de las emisiones totales de las cuencas fluviales (2). En un trabajo presentado el año pasado en el “Congreso de Meteorología y Oceanografía del Hemisferio Sur”, celebrado en Foz do Iguaçu (Brasil), se afirma que la presa de Balbina emite una cantidad de gases de efecto invernadero equivalente a la generada por el 6% de los combustibles fósiles que se consumen anualmente en São Paulo, una ciudad de 11 millones de habitantes (3). ¿Cúal es, entonces, la contribución de las grandes presas tropicales al calentamiento global?. A esta pregunta ha respondido Danny Cullenward, un experto en política energética de la Universidad de Stanford, quien afirma que las grandes presas tropicales liberan a la atmósfera entre 95 y 122 millones de toneladas de metano al año (1).

Para muchos, estos datos son más que suficientes para empezar a actuar. Así, por ejemplo, algunos expertos sugieren paralizar la construcción de una enorme presa en la cuenca del Congo, prevista para los próximos años. También se ha sugerido revisar la concesión del “Clean Development Mechanism” (CDM) a determinados proyectos. El CDM consiste en la concesión de créditos a los países en vías de desarrollo por el diseño de estrategias de producción de energías renovables para lograr los objetivos del protocolo de Kyoto. La cuestión de las presas tropicales y su “dudosa” limpieza va a ser de especial interés si el IPCC decide empezar a trabajar en un informe especial sobre energías limpias en 2008.

Referencias:

(1) Giles J. 2006. Methane quashes green credentials of hidropower. Nature 524-525.

(2) Guérin F. y colaboradores 2006. Geophysical Research Letters 33.

(3) Kemenes A.., Forsberg B.R., Melack, J.M. 2006. Proceedings of the 8th International Conference of the Southern Hemisphere in Meteorology and Oceaongraphy. Foz de Iguaçu, Brasil, 24-28 de Abril de 2006.

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