Las mariposas serranas y el cambio climático

Eduardo Velázquez y Luis Lassaletta, 28/03/2007

Eduardo Velázquez (a) y Luis Lassaletta (b)
(a) Investigador del departamento de Ecología de la Universidad de Alcalá
(b) Investigador del departamento de Ecología de la Universidad Complutense

Un estudio científico publicado en 2005 demuestra que algunas especies de mariposas de la Sierra de Guadarrama se han desplazado a mayor altitud debido al incremento de las temperaturas medias registrado en la zona durante los últimos 30 años.

Al igual que los humanos, los animales cambian frecuentemente de hábitat (es decir, de “lugar de residencia”) en función de la climatología. Muchos de nosotros y nosotras sabemos que cuando empieza a apretar el frío, algunas de nuestras aves emigran hacia el continente africano y los lobos bajan a los valles. También hemos visto en los documentales de la televisión como las inmensas manadas de búfalos de la sabana africana se desplazan entre unas zonas y otras en busca de agua y alimento. Estos desplazamientos pueden ser estacionales (cuando tienen lugar entre distintos periodos del año), interanuales (cuando ocurren entre distintos periodos de varios años), y permanentes cuando son para siempre. Pues bien, el cambio en la dinámica de estos movimientos uno de los primeros síntomas de la existencia de una crisis de biodiversidad asociada al cambio climático. Hasta finales de los noventa se habían detectado profundas alteraciones en los desplazamientos estacionales de muchas especies, sobretodo aves, pero apenas existían evidencias de cambios permanentes en la distribución geográfica de las especies.

Las zonas de montaña son los lugares idóneos para estudiar este tema porque, si tenemos en cuenta que según aumenta la altitud disminuye la temperatura media anual, un aumento general de las temperaturas debido al calentamiento global puede hacer que muchas especies que viven en las partes bajas de las montañas se trasladen a las partes altas de las mismas. Eso es justo lo que se ha demostrado en un trabajo publicado en la revista Ecology letters, para algunas especies de mariposas de la Sierra de Guadarrama, una cordillera montañosa situada a tan sólo 60 Km. al norte de Madrid que en muchos puntos alcanza más de 2000 metros de altitud.

Los científicos responsables de este estudio, pertenecientes a las universidades “Rey Juan Carlos” y “Complutense” de Madrid, eligieron la Sierra de Guadarrama para llevar a cabo el mismo porque contaban con los datos de un estudio sobre el hábitat de 16 especies de mariposas realizado en esta zona durante los años 1967-1973. También sabían que en la mayor parte de las estaciones meteorológicas de la sierra se había detectado un aumento de la temperatura media anual durante las últimas décadas, por lo que decidieron realizar un estudio similar en el 2004 sobre esas mismas especies para ver si había habido cambios en su límite de distribución, y en caso afirmativo, comprobar si estos venían determinados por los cambios ocurridos en el clima de la sierra durante ese periodo.

Han obtenido resultados contundentes; los límites de distribución de las 16 especies de mariposas se han elevado una media de 225 metros entre 1967 y 2004. Ahora bien, ¿ tiene esto algo que ver con el aumento de temperaturas registrado en la zona durante el mismo periodo?... Las mariposas pueden haberse movido hacia cotas más altas en función de las condiciones climatológicas presentes en los meses en los que se realizó el estudio, o en algunos de los años del mismo, o también pueden haberse desplazado debido al deterioro del hábitat en las laderas bajas por efecto de la expansión urbanística, muy intensa en la zona. Sin embargo, ninguna de estas tres posibilidades parecía válida. La primera, porque los límites de distribución de la mayor parte de las especies se elevaron más de 100 metros, lo que supone desplazamientos de 3 a 5 Km. en este terreno escarpado... y las mariposas no-migratorias como las que se estudiaron no suelen moverse más de unos pocos cientos de metros a lo largo de su ciclo vital. La segunda opción quedó desechada porque, a pesar de que las temperaturas medias variaron enormemente entre algunos de los años del periodo 1967-1973, a las mariposas no se les ocurrió “cambiar de domicilio” tan rápidamente. La tercera hipótesis tampoco parecía probable porque los desplazamientos han tenido lugar en todas las localizaciones independientemente del grado de modificación del hábitat original en la parte baja de la montaña.

Un cambio tan sistemático en el límite de distribución debía estar explicado por un factor que actuase a gran escala, como el clima, y en efecto, así era. Las mariposas se han movido una media de 225 m. más arriba y la temperatura media anual ha subido 1,3 ºC de media en la región. Casualmente, la temperatura media anual desciende 1,3 ºC de media cuando ascendemos 225 metros por las laderas de la sierra. Mientras no se demuestre lo contrario en un estudio igual de serio, todo apunta a que, efectivamente, estas 16 especies de mariposas han cambiado su hábitat porque han cambiado las temperaturas.

Esto tiene enormes implicaciones para la conservación de la fauna local. La Sierra de Guadarrama está bordeada por llanuras con un clima más cálido al norte y al sur (ver mapa en la versión interactiva del artículo). En el caso de que hubiera un mayor aumento de las temperaturas medias en el centro de la península ibérica (y parece que todo apunta a ello), las mariposas no podrían dirigirse ni al norte ni al sur en busca de lugares más frescos para vivir. No les quedaría otro remedio que seguir ascendiendo, y como las montañas no son infinitas, el área habitable de la que dispondrían sería cada vez menor, lo que podría causar su extinción en la región. De hecho, en los 30 años a lo largo de los cuales se realizó el estudio y debido al desplazamiento hacia cotas más altas, el área habitable por las mariposas disminuyó un tercio.

No sólo las mariposas de la sierra han modificado su límite de distribución en función del aumento de temperaturas acaecido durante las últimas décadas, sino que también lo han hecho las mariposas de las islas británicas (2), los anfibios de los Andes (3), muchas plantas de montaña de Suecia y Noruega (4) y el arbusto más abundante de la isla neozelandesa de Campbell (5). Este estudio no es el primero (ni será el último), por tanto, en el que se advierte sobre la pérdida de hábitat que puede ocasionar el calentamiento global para muchas especies. Es, sin embargo, un trabajo excelentemente documentado, que abarca un rango bastante amplio y cuyos resultados están muy bien contrastados. Aunque pueda aguarnos la fiesta, pensemos en él la próxima vez que vayamos a Guadarrama o a cualquier otra de las cordilleras montañosas grandes o pequeñas que hay en el mundo, no nos queda otro remedio.

REFERENCIAS

(1) Wilson R.J., Gutierrez D., Gutierrez J., Martínez G., Agudo R. y Montserrat, V.J. 2005. Changes to the elevational limits and extent of species ranges associated with climate change. Ecology Letters. 8 (11): 1138-1146.

(2) Franco A.M.A., Hill J.K., Kitschke C. et al. 2006. Impacts of climate warming and habitat loss on extinctions at species' low-latitude range boundaries. Global Change Biology. 12 (8): 1545-1553.

(3) Seimon T.A., Seimon A., Daszak P. et al. 2007. Upward range extension of Andean anurans and chytridiomycosis to extreme elevations in response to tropical deglaciation. Global Change Biology. 13 (1): 288-299.

(4) Kullman L. y Kjallgren L. 2000. A coherent postglacial tree-limit chronology (Pinus sylvestris L.) for the Swedish scandes: Aspects of paleoclimate and "recent warming" based on megafossil evidence. Arctic Antarctic and Alpine Research. 32 (4): 419-428.

(5)Wilmshurst J.M., Bestic K.L., Meurk C.D. et al. 2004. Recent spread of Dracophyllum scrub on subantarctic Campbell Island, New Zealand: climatic or anthropogenic origins? Journal of Biogeography. 31 (3): 401-413.

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