La entidad italiana Banca Popolare Etica se instala como segundo banco solidario
Decio Machado, 17/04/2005, DiagonalA partir de este mes de abril, la Banca Popolare Etica (BPE) de Italia, referente de la banca ética en Europa, se convertirá en la segunda organización de estas características que opera en el Estado español. La Fundación Inversión Ahorro Responsable (Fiare) de Bilbao actuará en un primer momento como agencia de la BPE para constituirse más adelante como cooperativa de crédito, en cuanto disponga del capital y volumen de negocio suficiente. Fiare-BPE se propone servir como apoyo financiero para proyectos que anteponen el interés social o medioambiental al puramente económico.
En un primer momento, esta entidad bancaria ofrecerá depósitos de ahorro, de importes y plazos mínimos, y préstamos de muy variadas características. Con respecto al futuro, Fiare-BPE espera incluir también cuentas corrientes, aunque las necesidades de infraestructura y personal no permiten abordar aún esta fase del proyecto. El proceso comenzó en 2001, cuando representantes de diversas organizaciones activas en el sector de la economía social en Euskadi iniciaron una reflexión colectiva con el fin de poner en marcha lo que se ha venido a definir ‘banca ética’. Como resultado de esta reflexión y análisis colectivo, 52 organizaciones sociales, en calidad de socios fundadores, han decidido sumar esfuerzo y recursos (capital fundacional) para una Fundación sin ánimo de lucro, independiente, participativa, al servicio de las necesidades financieras de la economía social y con rigor profesional. En febrero de 2003, nace Fiare, que hoy cuenta con 71 organizaciones socias y se ha especializado en finanzas responsables e inversión en proyectos de sectores excluidos y empresas de contenido social.
La Banca Popolare Etica
Sus orígenes se remontan a 1995, con la Cooperativa hacia la Banca Ética, organización que reúne a las mayores organizaciones del llamado tercer sector –es decir, el de los proyectos no guiados por el Estado ni por el sector privado–, el sector nonprofit –sin ánimo de lucro– italiano, cooperativas de trabajo, cooperativas sociales, asociaciones de voluntariado, ambientalistas y sindicatos.
Se comenzó acumulando el capital social necesario para iniciar el proyecto de un banco de dimensión local –la Banca de Italia exigía en torno a un millón de euros para poder ser un banco territorial–. La idea original era crear esta entidad en Padua, en el noroeste italiano, el centro financiero del país. Las expectativas levantadas por el proyecto hizo que éste cambiase de rumbo. Tres años después, dio a luz a un banco ya no de dimensión local, sino de dimensión nacional, que tuvo que reunir un mínimo de 6,5 millones de euros.
La BPE es la banca del tercer sector, nace del tercer sector y trabaja para el tercer sector. En Italia, este sector emplea a 418.000 trabajadores y afecta a cinco millones de personas que están implicadas en actividades sociales –voluntarios y cooperantes–, y a 52.000 empresas sociales que producen 3.000 millones de euros, el 1,1% del producto interior bruto. Hasta ahora, la única opción de estas características existente en la economía española era Triodos Bank. En septiembre del año pasado, esta entidad, otro referente europeo de la banca ética, abrió su oficina en Madrid, siendo el primer banco que apostaba por desarrollar este concepto en el Estado español. Triodos Bank es originaria de Holanda, donde en 1980 un grupo de profesionales convencidos de que era posible otra forma de hacer banca pensaron en ofrecer a los clientes unos servicios similares a los dela banca tradicional, pero con el valor añadido de que los recursos se invirtieran en proyectos de carácter social, medioambiental o cultural, operando también en Países Bajos y Reino Unido.
El movimiento de finanzas alternativas comenzó en el Estado español no hace más de dos décadas, en los años ‘80. A partir de la lucha por el derecho al trabajo y la crisis del empleo, se empieza a trabajar con más intensidad el problema de la financiación de la iniciativa empresarial alternativa. El empleo por cuenta propia se convierte en una de las vías para luchar contra la exclusión de miles de trabajadores jóvenes y no tan jóvenes del mercado laboral, y a partir de ahí se han centrado muchos esfuerzos en luchar contra la exclusión del sistema financiero tradicional, que ha afectado a las cooperativas, los emprendedores con ideas innovadoras y especialmente los jóvenes y la ciudadanía que carecía de garantías personales suficientes. Desde los sectores asociativos, se produce un protagonismo emergente del sector asociativo y cooperativo en la década de los ‘80, cuya característica común es la falta de capital inicial y el desamparo ante las lógicas especulativas y rentabilistas de las instituciones financieras, que no quieren oír hablar de proyectos con rentabilidad social y sin garantías. Es en la segunda mitad de los ‘90, cuando empiezan a surgir iniciativas que permiten facilitar la viabilidad de proyectos alternativos constituidos por jóvenes, especialmente cooperativistas y promotores de empresas que contemplan un modo de organización democrática y de carácter social, inmigrantes, mujeres emprendedoras, colectivos de animación sociocultural o promotores de cultura y educación popular.
¿Qué es un banco ético?
Un banco ético intenta conseguir simultáneamente dos objetivos: financiar actividades económicas que tengan un impacto social positivo y obtener beneficios. Un banco ético sitúa estos dos objetivos al mismo nivel y se define justamente por el hecho de considerarlos no sólo compatibles, sino necesariamente complementarios. Para ser un banco ético, obtener beneficios es indispensable pero no suficiente; también es necesario que los beneficios se generen respetando una serie de criterios éticos y financiando actividades con un impacto social positivo. Este impacto social positivo puede referirse al tipo de actividad financiada o bien al tipo de persona que solicita recibir financiación. En el primer caso, encontraríamos ejemplos como el de Triodos Bank o Banca Popolare Etica, especializados en la financiación de empresas y proyectos sociales, ecológicos, culturales y humanitarios. Por otro lado, encontramos instituciones como I'ADIE (Association pour le droit à l’Initiative Économique) o el Grameen Bank, que se caracterizan por poner sus préstamos al alcance de los más pobres, de los socialmente excluidos y, en general, de todas aquellas personas que no tienen acceso a la financiación de los bancos tradicionales. En ambos casos, cualquier proyecto que desee recibir financiación por parte de un banco ético debe cumplir una segunda condición: ser viable económicamente. Esto es lo que hace que el banco no tenga unos resultados negativos.