Respaldo financiero es clave para 'crecimiento verde' de América Latina
Banco Mundial, 20/12/2009Respaldo financiero es clave para ‘crecimiento verde’ de América Latina (20/12/09)
El alza del mercurio en los termómetros globales también parece haber elevado el grado de consciencia sobre el medio ambiente en América Latina, que ha logrado colocarse a la vanguardia en las iniciativas de crecimiento con bajos niveles de emisiones de carbono, de acuerdo a expertos del Banco Mundial.
Pero la efectividad de sus iniciativas depende en gran medida de las decisiones que se tomen en la Cumbre del Clima en Copenhague –y más allá- sobre los límites de emisiones y financiamiento, según señalan.
“Hay mucho en juego en Copenhague para América Latina. Si se logran avances considerables, habrá bastante terreno ganado para que se adopte un tratado legalmente vinculante en la próxima cita mundial en 2010 en México”, afirma Laura Tuck, directora de desarrollo sostenible para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. “Estoy convencida que tal resultado sería un gran paso adelante para el mundo y una poderosa señal del liderazgo por parte de América Latina”, agrega la experta.
Los latinoamericanos no intentan tapar el sol con un dedo y algunos países, como México y Brasil, llevan la delantera en la adopción de medidas para lidiar con el calentamiento global, que incluyen estrategias nacionales de crecimiento con baja emisión de carbono -un gran avance con respecto a apenas dos años atrás, según John Nash, especialista en medio ambiente del Banco Mundial.
De cara al futuro, sin embargo, mucho dependerá de los acuerdos –vinculantes o políticos- que emanen de la cita de Copenhague, especialmente los topes a la emisión de gases y los mecanismos de financiamiento para la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático. El Banco Mundial estima que para el 2020 los países en desarrollo necesitarán entre US$16.000 millones y US$19.000 millones anuales para financiar sus necesidades relacionadas al cambio climático.
La conferencia de las Naciones Unidas, a la que asisten representantes de 192 países, también busca establecer un límite al aumento de las temperaturas de entre 1.5-2 grados centígrados y a las concentraciones atmosféricas de gases de entre 350-450 partes por millón (ppm), en comparación con el índice actual de 387(ppm).
Los países desarrollados tienden a favorecer los límites superiores de esos rangos, mientras que los países en desarrollo se inclinan por los inferiores.
No es para menos: regiones como América Latina ya sienten en carne propia los efectos del calentamiento global. De acuerdo al estudio del Banco Mundial “Crecimiento acelerado con baja emisión de carbono”, los dañinos efectos del cambio climático ya se sienten a lo largo y ancho de Latinoamérica.
Algunos de sus más graves impactos incluyen:
- Temperatura: Alza del mercurio en 1 grado centígrado o 1.8 grados Fahrenheit.
- Deshielo: Derretimiento de glaciares andinos con impactos en el suministro de agua y sobre 77 millones de personas que dependen directamente de éstos.
- Amazonas: Pérdida de hasta un 80% de la selva amazónica causada por un aumento de 2-3 grados centígrados en la temperatura.
- Flora marina: Descoloración de los arrecifes coralinos afectando a un 65% de las especies pesqueras de la región.
- Huracanes: Fortalecimiento y aumento de la frecuencia de las tormentas en la cuenca Atlántica que pueden causar una pérdida del 2% del Producto Bruto Interno (PIB).
Para Walter Vergara, especialista en medio ambiente del Banco Mundial, es crucial lograr un acuerdo en Copenhague que restrinja significativamente los niveles de emisión de los países desarrollados, como China y EE.UU, que son responsables por 45% de la producción de gas carbónico en el mundo.
“Lo más importante para América Latina es que los países de uso intenso de energía reduzcan sus emisiones, porque no hay medida de adaptación que valga si el planeta se sigue calentando”, afirma Vergara.
El experto agrega que también es clave que en la cumbre climática se llegue a un entendimiento de transferencia de recursos financieros y de conocimiento científico y tecnológico para enfrentar problemas de adaptación en los países en desarrollo y facilitar la promulgación de políticas públicas.
En el período 2008-2009 el Banco Mundial apoyó los esfuerzos de América Latina en materia ambiental con préstamos por un total de US$3.700 millones. No obstante, se necesita mucho más, tanto para intensificar los esfuerzos de adaptación como para financiar la adquisición de tecnologías limpias que frenen las emisiones.
Estrategia verde en México
México anunció a principios de este año que, para cumplir con sus metas de reducir en 50% su emisión de gases hacia el 2050, había decidido crear el ‘Programa Especial de Cambio Climático’ que establece prioridades en cada sector de la economía y cuenta con una inyección de US$500 millones del Fondo de Tecnología Limpia, sustentado por varias organizaciones multilaterales, el Banco Mundial entre ellas.
Un 60% de las emisiones de carbono en México proviene del consumo de energía, especialmente de los sectores transporte industrial, comercial y residencial, mientras que el 20% de los gases carbónicos son resultado de la deforestación. Esta realidad ha conducido a varias recomendaciones concretas que están incluidas en el Estudio sobre la Disminución de Emisiones de Carbono del Banco Mundial, que se publicó en octubre.
Entre las sugerencias, que pueden servir como base para otras realidades, figuran:
- Energía: Satisfacer la actual demanda incrementaría las emisiones totales de CO2 en un 230%. Pero la adopción de tecnologías verdes –como eólica, biomasa, geotérmica- podría reducir significativamente este impacto. Varias reformas de regulación y política serán necesarias para expandir el uso de energía renovable, entre ellas la utilización de la energía eólica, que actualmente enfrenta trabas burocráticas.
- Petróleo y gas: El estudio señala que hay gran potencial para reducir las emisiones de carbono en este sector, sin menoscabar los ingresos de la empresa Pemex. Algunas medidas son: reducir las fugas en la distribución de gas, aumentar la eficiencia de las refinerías de Pemex, enfatizar el potencial de cogeneración de las seis refinerías de Pemex y sus plantas petroquímicas.
- Transporte: Es el sector que más rápido crece en términos de consumo de energía y generación de carbono –un 90% del total. Serán necesarias varias medidas de intervención para detener esta tendencia, entre ellas: optimizar las rutas de transporte, crear un sistema de buses rápidos, elevar los estándares de eficiencia energética de los vehículos.
- Agricultura: Es una de las áreas principales de reducción de emisiones. Las intervenciones en éste terreno, minimizando el impacto en la producción de alimentos, serían a través de la reforestación, plantaciones comerciales, y medidas para reducir las emisiones debido a la deforestación.
Brasil, por su parte, también realiza enormes esfuerzos por reducir la deforestación en su vasto pulmón forestal del Amazonas, el cual incluye la creación de un fondo para combatir el fenómeno que es responsable por 70% de la emisión de gas carbónico en el país.
El Banco Mundial respalda estas iniciativas con una gama de proyectos y asistencia financiera que incluyen el Préstamo para la Gestión Sostenible del Medio Ambiente por US$1,300 millones que se aprobó a principios del 2009.
El amazonas ha perdido un promedio de 19,000 km2 a lo largo de los últimos 30 años debido a una combinación de fuerzas económicas, prácticas agrícolas deficientes, derechos de propiedad diluidos y poca regulación, en un efecto que Vergara llama “la sabanización de la cuenca amazónica”, con consecuencias catastróficas en los ciclos de agua y carbono.
No obstante, las gestiones para la protección del medio ambiente están rindiendo frutos: en noviembre, el gobierno anunció que la deforestación del Amazonas había llegado a su punto más bajo desde que comenzara su monitoreo hace 21 años, y que había reducido su ritmo en 45% en comparación con el año anterior.
Buenas prácticas regionales
Los ejemplos de buenas prácticas en la lucha contra el cambio climático no terminan allí. Costa Rica, por ejemplo, está camino de convertirse en el primer país del mundo neutro en términos de emisiones de carbono. Es pionero mundial en un sistema de pago a los propietarios de tierras por la conservación de los bosques, iniciativa que se financia con fondos de impuestos a la gasolina. Entretanto, los programas de energía renovable en zonas rurales de Argentina promueven el suministro de electricidad a bajo costo y contribuyen positivamente a la productividad y al empleo. Y el gobierno de Chile ha adquirido bonos de carbono para los proyectos hidroeléctricos de Chacabuquito, Quilleco y Hornitos, tras lanzar recientemente el programa País Eficiencia Energética, de acuerdo a Lucía Spinelli, especialista en energía del Banco Mundial.
Tomadas en su conjunto, estas iniciativas colocan a América Latina a la vanguardia en la batalla contra los efectos del cambio climático, según los expertos. Además, anotan que el sector de energía de la región genera 40% menos emisiones de CO2 por unidad de energía (intensidad de carbono) que el mundo en su conjunto. Estas emisiones son un 74% inferior a las de China e India, y un 50% inferior al promedio de los países en desarrollo.
Si bien la “huella de carbón” de América Latina en el contexto global es bastante modesta –un 5% a 6% del total de emisiones, de acuerdo a estimados del Banco Mundial- los expertos prevén un cambio en los indicadores en los próximos 25 años, a medida que se expanden los sectores de transporte e industria.
“Por eso es necesario tomar medidas ahora para avanzar hacia una expansión de la energía renovable que le garantizará su lugar entre las regiones pioneras en un desarrollo con baja intensidad de carbono”, afirma Tuck, la directora de desarrollo sostenible del Banco Mundial.
Artículo original: http://go.worldbank.org/BR5MGZ1KI0