Asia oriental y el Pacífico: Banco Mundial ayuda en reconstrucción postdesastres

Banco Mundial, 18/10/2009

- Tras ayuda humanitaria inicial, reconstrucción a largo plazo y restauración de formas de sustento de las personas continúa, a menudo, por meses o años después de un desastre.

-Proceso de recuperación debe empezar apenas la catástrofe ocurra, de lo contrario se corre el riesgo de quedar atado a decisiones inapropiadas.

- Equipos del Banco trabajan con gobiernos y asociados internacionales del desarrollo en Filipinas, Indonesia, Samoa y Lao.

14 de octubre de 2009 – Hoy es el Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, una campaña anual patrocinada por las Naciones Unidas (ONU), que pretende destacar el peligro en que están millones de personas en todo el mundo de sufrir los efectos de estas catástrofes. No es necesario recordar estos riesgos a los miles de afectados por las tragedias ocurridas este mes en Asia oriental y las islas del Pacífico. Recientemente, grandes desastres naturales azotaron a varios países con un saldo de 1.500 muertos y la destrucción de casas, hospitales, escuelas, hoteles y puentes.

Primero, las inundaciones y los fuertes vientos causados por la tormenta tropical Ketsana dejaron una estela de destrucción y muerte en Filipinas, Camboya, Viet Nam y República Democrática Popular Lao. A Ketsana, le siguió el tifón Parma que causó deslizamientos de tierra y más inundaciones en Filipinas. Más de 650 personas perecieron en Asia sudoriental como resultado de una serie de tormentas y casi cinco millones de personas se vieron afectadas.

En el Pacífico, un tsunami lanzó su furia sobre Samoa, Samoa Americana y Tonga como consecuencia de un terremoto de 8,3 grados en la escala de Richter que tuvo su epicentro frente a las costas de la isla de Samoa. El dramático saldo fue de 150 muertos y casas y negocios barridos por la fuerza del mar. Luego, durante dos días consecutivos, dos sismos de gran envergadura que sacudieron la isla indonesia de Sumatra dejaron otros 800 muertos, 240 desaparecidos y miles de personas atrapadas entre los escombros. Más de 135.000 casas y edificios resultaron severamente dañados, en especial en la densamente poblada capital de Padang.

Después de estas devastaciones, el Banco Mundial trabaja con gobiernos y asociados internacionales del desarrollo en la evaluación de los daños, sus costos y en elaborar planes de recuperación a largo plazo con el fin de “reconstruir mejor”.Tras la ayuda humanitaria inicial, tanto la reconstrucción como la restauración de las formas de sustento de las personas continúa, a menudo, por meses o años después de un desastre.

“La reconstrucción comienza el primer día”

Expertos en el manejo de riesgos postdesastres reconocen ahora la importancia de iniciar la reconstrucción tan pronto como la catástrofe ocurra.

“No solamente estamos respondiendo a un desastre, estamos, además, trabajando con comunidades y gobiernos para asegurar que la vida y el sustento de la gente estén mejor protegidos en caso de otro desastre”, aclara. “Nos hemos dado cuenta que la reconstrucción comienza el primer día”, afirma Abhas Jha, coordinador de gestión de riesgos después de desastres del Banco Mundial en la región de Asia oriental y el Pacífico. “El mayor peligro es quedar atados a malas decisiones desde el primer momento”.

Si, por ejemplo, la población vive en un área insegura y las casas son destruidas es importante asegurarse de reconstruir sus hogares en zonas menos vulnerables. Es sabido que nadie puede controlar los peligros naturales como las tormentas o los terremotos, pero una reconstrucción bien planificada permite “prevenir que las personas vivan en lugares que se inundan fácilmente o que construyan viviendas poco seguras”, agrega Jha.

Enseñanzas de experiencias pasadas

El Banco ha descubierto que la clave para el éxito a largo plazo en la recuperación tras los desastres es la participación de los propios afectados en las decisiones sobre cómo reconstruir sus casas y sus maneras de ganarse la vida.

Esta enseñanza ha sido extraída de las experiencias obtenidas por el Banco en el manejo de tragedias anteriores, como sismos en América Latina, Turquía, Pakistán y China e inundaciones en República del Yemen, Bangladesh y Namibia.

Por ejemplo, en la localidad indonesia de Aceh, los habitantes lideraron los esfuerzos de reconstrucción y rediseño de sus casas, además de participar en la reubicación de sus asentamientos. Como resultado, una gran parte de la vida comunitaria quedó restablecida y las personas sintieron que las nuevas casas a prueba de sismos y las instalaciones locales satisfacían sus necesidades.

Las lecciones de Aceh fueron traducidas en una mejor y menos costosa respuesta encabezada por la comunidad en la ciudad indonesia de Yogyakarta, donde un terremoto acabó con la vida de 7.000 personas en 2006.

Actualmente, los equipos del Banco Mundial en Asia oriental y el Pacífico se preparan para esta última serie de desastres, incorporando en sus discusiones y planes las enseñanzas de Aceh, Yogyakarta y el devastador sismo que azotó la ciudad china de Wenchuan.


Asia oriental y el Pacífico: Banco Mundial ayuda en reconstrucción postdesastres

En el caso de las recientes tragedias, equipos del Banco Mundial, junto con las agencias de la ONU, se desplazaron rápidamente a Samoa para ayudar con la estimación de las necesidades posteriores al desastre y también están realizando evaluaciones para agencias multinacionales y multisectoriales en Filipinas y Lao.

En Filipinas, el Banco trabajará con el gobierno, además de la ONU, la Unión Europea, el Banco Asiático de Desarrollo y otros asociados. En Lao, se incluirá a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN, por sus siglas en inglés), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico. En Indonesia, el Banco apoya a los gobiernos provinciales y locales para compilar los daños y la información y así determinar los perjuicios y las pérdidas causadas por el terremoto.

El Fondo mundial para la reducción de los desastres y la recuperación (GFDRR, por sus siglas en inglés) –una asociación de 24 países y organizaciones internacionales administrada por el Banco Mundial— liberó fondos rápidamente para planear una recuperación sostenible a través de todos los países afectados.

Noticia original: http://go.worldbank.org/184YJTASV0

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