Las remesas pueden mantener a flote a los países en desarrollo afectados por la crisis financiera

Banco Mundial, 08/12/2008

- Remesas tendrán una mejor capacidad de adaptación que los flujos de capital o incluso que la ayuda oficial de aquí hasta el año 2010, según nuevo estudio.

- Crece la convicción de que las remesas son una fuente importante de financiamiento para el desarrollo.

- Países en desarrollo deberían considerar promover lazos con la diáspora para incrementar financiamiento e inversión.

Durante los diez años que duró la guerra civil en Nepal, la pobreza disminuyó en el país, en gran medida debido al dinero que enviaban los nepaleses residentes en el extranjero a su hogar.

A la par con la disminución de 11% en la cantidad de personas que vivían bajo la línea de la pobreza hacia el año 2005, la mortalidad infantil, la esperanza de vida, la mortalidad materna y los servicios de salud habían mejorado notoriamente en el país más pobre de Asia meridional en un período de gran confusión política y económica, según señala el informe Nepal: Resilience Amidst Conflict .

Los expertos creen que el factor decisivo fue el dinero que los trabajadores emigrados enviaron a sus familias.

Hoy, cuando los países en desarrollo del mundo enfrentan fuertes bajas en su financiamiento e inversión en medio de la crisis financiera mundial, crece la convicción de que las remesas son una fuente importante de financiamiento para el desarrollo, dice Dilip Ratha, economista del Banco Mundial.

El grupo de expertos en migración y remesas que trabaja con Ratha en el Banco Mundial piensa que las remesas tendrán una mejor capacidad de adaptación que los flujos de capital o incluso que la ayuda oficial de aquí hasta el año 2010.

Es probable que los US$265.000 millones enviados a casa en 2007 por los cerca de 200 millones de migrantes de todo el mundo aumenten este año a US$283.000 millones, de acuerdo con un nuevo informe sobre migración y remesas i (PDF) del Banco Mundial.

Y si bien el flujo de las transferencias está disminuyendo y se prevé que podrían caer de 6,7% a 0,9% en 2009, de todos modos harán que la ayuda oficial para el desarrollo de US$100.000 promedio al año parezca ser reducida.

"La migración es parte integral del desarrollo tanto en los países en desarrollo como en las naciones industrializadas", señala Ratha, uno de los autores de los informes Datos sobre migración y remesas, 2008 e Innovative Financing for Development (Financiamiento innovador para el desarrollo), de reciente publicación.

Según Ratha, los países en desarrollo no deberían dejar pasar la oportunidad de aprovechar la riqueza de sus diásporas en el extranjero, que con frecuencia son numerosas, y emitiendo bonos u otros instrumentos financieros para obtener fondos.

El efecto de la crisis

La solidez relativa de las remesas obliga a muchos a considerar esta fuente de financiamiento como una forma de capear la crisis. Ratha comenta que las solicitudes de entrega de información y proyecciones sobre las remesas se han disparado en los últimos tres meses.

Estos fondos ya constituyen una parte importante del PIB en varios países, como Tayikistán (45%), Moldova (38%), Tonga (35%), Lesoto (29%) y Honduras (25%).

Es probable que algunos sectores y corredores se vean más afectados por la crisis que otros. Un ejemplo son las remesas relacionadas con la construcción que se transfieren de Estados Unidos a México o de los Estados del Golfo a Asia meridional, África u otros países de Oriente Medio.

México, junto con India y China, seguramente seguirán estando entre los tres principales beneficiarios de estas transferencias, aunque según cálculos del Banco Mundial éstas podrían disminuir en 4,4% en 2008.

Los flujos de remesas hacia Asia meridional se desacelerarán drásticamente: de un crecimiento superior al 16% en 2008, su nivel podría estancarse en 2009. Los flujos hacia Oriente Medio y África del Norte, en tanto, podrían disminuir en casi 7%.

Aumenta el poder adquisitivo de las remesas

Aunque el ingreso de los inmigrantes se ve afectado por la desaceleración económica, Ratha dice que la baja en los precios de los productos básicos y el alza del dólar de Estados Unidos aumentaron el poder adquisitivo del dinero enviado. Ello permite que los trabajadores que viven en el extranjero transfieran menos dinero a sus hogares, pero que se mantenga su efecto.

"A pesar de la disminución de las remesas como porcentaje del PIB, su contribución a la situación de pagos externos de los países en desarrollo se incrementará notoriamente durante 2009-2010", predice la reseña sobre migración y remesas.

Algunos estudios indican que incluso los inmigrantes que trabajan en sectores fuertemente golpeados por la desaceleración de la economía, como la construcción, siguen enviando dinero a sus familias pese a las mermas que sufrió su propio ingreso. En el caso de los mexicanos, el valor promedio se mantiene en el rango de US$340-US$350 desde 2005, dice la reseña temática.

Además, los trabajadores nativos no hispanos perdieron más empleos en el sector de la construcción que los inmigrantes de América Latina y el Caribe durante la ralentización económica de Estados Unidos en 2007 y 2008.

La demanda por doctores, enfermeras y auxiliares de la salud es muy alta en todo el mundo y es poco probable que éstos pierdan su trabajo, indica Ratha.

No obstante, el panorama es incierto

El panorama, sin embargo, es "tan incierto como el del crecimiento mundial, el de los precios del petróleo y otros productos básicos y el de los tipos de cambio", agrega la reseña.

Un elemento que se desconoce es si los países cambiarán sus políticas para cerrar las puertas a los inmigrantes o para forzarlos a regresar a casa.

"Ya están cambiando las leyes laborales", dice Ratha. "El rechazo a los inmigrantes aumenta en tiempos de crisis económica".

"Uno de los efectos de los controles inmigratorios más estrictos es que los trabajadores migrantes se quedan más tiempo en el país. En el caso de los mexicanos, por ejemplo, hoy su permanencia es de unos 18 meses contra los seis meses que ésta duraba hace cinco años'.

"No creo que los inmigrantes que se vean forzados a volver a su país de origen sean más que los que recién llegan, porque quienes viven hace tiempo en el extranjero suelen tener un trabajo estable y una vivienda. Ellos probablemente se verán menos afectados por la crisis económica que los trabajadores nativos".

Los bonos de la diáspora son una potencial fuente de financiamiento

Ratha afirma que los países en desarrollo podrían aprovechar esta población relativamente estable, la que con frecuencia tiene un ingreso más alto que el PIB de su país de origen.

Israel lleva ya más de 50 años emitiendo bonos de la diáspora, los que bordean un valor cercano a los US$800 millones al año. India ha hecho lo mismo tres veces, con lo que ha logrado reunir US$15.000 millones.

Ratha acaba de instar a Filipinas, Kenya, Pakistán y Ghana para que ofrezcan bonos de la diáspora a sus trabajadores en el extranjero. "Si las remesas representan una forma de aprovechar el flujo de ingresos de quienes han emigrado, estos bonos son una forma de aprovechar la riqueza considerable de las diásporas en el extranjero".

La ventaja de bonos como éstos, agrega, es que los migrantes y las diásporas tienen una "percepción diferente del riesgo de su país de origen que los inversionistas".

Mientras que los inversionistas extranjeros buscan obtener ganancias, los emigrantes suelen enviar dinero a casa para ayudar a mantener a sus parientes o por razones filantrópicas. "Para el emigrante, la meta es el acto de enviar una remesa", comenta Ratha.

"Las diásporas compran este tipo de bonos por razones nostálgicas y patrióticas. Ven a su país con ojos más positivos que los demás. Por otra parte, necesitan moneda local. El riesgo de devaluación (de la moneda) no los afecta tanto como a los inversionistas".

Artículo original: http://go.worldbank.org/0HI9N6NKD2

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