Es preciso actuar para que la ayuda llegue mejor a los pobres, dice Zoellick
Banco Mundial, 06/09/2008- Con la crisis de los alimentos, la reforma del sistema de ayuda es más urgente que nunca
ACCRA, 4 de septiembre de 2008. Robert B. Zoellick, presidente del Grupo del Banco Mundial, reseñó hoy los pasos necesarios para hacer frente a los riesgos inmediatos de la crisis mundial de los alimentos, al tiempo que propuso reformas tendientes a lograr que el sistema internacional de ayuda pueda tener mayor incidencia en la vida de la población pobre.
Al hablar en una conferencia sobre las formas de mejorar la calidad y el efecto de la asistencia para el desarrollo, Zoellick afirmó que las actividades realizadas para mejorar el sistema internacional de ayuda habían arrojado resultados, en el mejor de los casos, dispares, y que, para avanzar, los donantes, los países y las organizaciones de la sociedad civil debían redoblar sus esfuerzos.
“El funcionamiento del sistema de ayuda puede contribuir a determinar si habrá un futuro de esperanza o de privaciones”, señaló Zoellick en el tercer Foro de alto nivel sobre la eficacia de la ayuda, celebrado en Accra, Ghana. “Corregir ese sistema — o empeorarlo— entraña consecuencias muy reales”.
Zoellick dijo que la crisis mundial de los alimentos estaba socavando los esfuerzos por superar la pobreza e implicaba que era más urgente que nunca tomar medidas prácticas para implementar los objetivos de la conferencia expresados en el Programa de acción de Accra.
Un primer paso consistía en suspender las prohibiciones a la exportación y las restricciones a la ayuda alimentaria. “Sabemos que estas políticas exacerban la crisis actual y dañan a los más vulnerables. Hay que eliminarlas”, dijo Zoellick. Sin embargo, reconoció que muchas veces es difícil para los países suprimir esas prohibiciones y por eso prometió ayuda del Grupo del Banco Mundial. Como posibles soluciones mencionó que los países podrían compartir la gestión de las reservas físicas y se podrían crear sistemas de información regionales para la detección temprana de perturbaciones de la oferta y organizar redes de reservas virtuales de cereales.
Zoellick también exhortó a aumentar la previsibilidad, flexibilidad y cantidad de la ayuda alimentaria. “Las restricciones, la afectación y las condiciones onerosas impuestas a la ayuda alimentaria implican costos más altos y deberían eliminarse para que los alimentos puedan llegar rápidamente a los lugares donde son más necesarios”, dijo Zoellick.
Sumó su voz a la de otros que abogan por una mayor transparencia en el sistema de ayuda como aporte para poner fin a la corrupción. Entre otras medidas prioritarias, Zoellick señaló la posibilidad de encauzar más ayuda mediante los presupuestos de los países, crear más relaciones de colaboración con nuevos donantes y la sociedad civil, agilizar la ayuda y darle mayor flexibilidad, introducir instrumentos financieros más innovadores, y promover el sector privado para crear más puestos de trabajo y sacar a las personas de la pobreza. Por último, instó a los donantes a cumplir las promesas de aumentar la ayuda formuladas en la cumbre de Gleneagles en 2005, a la vez que señaló que faltaban US$39.000 millones para alcanzar la meta de 2010.
En la conferencia, Zoellick escuchó de boca de los ministros africanos la descripción de los efectos que la crisis de los alimentos y los combustibles tiene en sus países. Posteriormente visitó el puerto de Tema, cerca de Accra, que forma parte de un proyecto financiado por el Grupo del Banco Mundial. El moderno sistema de refrigeración y otras obras de infraestructura del puerto ofrecen a Ghana y a África la oportunidad de beneficiarse del elevado precio de los alimentos mediante las exportaciones de productos agrícolas.
Artículo original:
http://go.worldbank.org/5NK06GH1F0