Ayuda para el comercio toma impulso mientras continúan las conversaciones de la Ronda de Doha

Banco Mundial, 29/11/2007

El programa de ayuda para el comercio está tomando nuevo impulso y crece el interés internacional por asistir a los países de bajo ingreso en la tarea de desarrollar infraestructura, instituciones y políticas relacionadas con el comercio para que se integren a los mercados mundiales.

Ministros, directivos de bancos de desarrollo regionales y de organizaciones clave, entre otros el presidente del Grupo del Banco Mundial, Robert B. Zoellick, se reunirán en Ginebra el 20 y el 21 de noviembre para realizar la primera revisión global de la iniciativa conocida como “Ayuda para el comercio” de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

“Ningún país ha tenido éxito en el crecimiento sin haberse involucrado en la economía mundial”, comentó Zoellick. “La globalización ofrece oportunidades únicas. No obstante, para que la globalización sea sostenible, los beneficios y las oportunidades deben ser para todos por igual. La iniciativa Ayuda para el comercio es fundamental en este contexto”.
La conferencia de Ginebra revisará lo que ha sucedido en el mundo en este ámbito e identificará la forma en que la entrega de más ayuda pueda servir para que los países de bajo ingreso formen su capacidad para integrarse a los mercados mundiales y aprovechar sus beneficios.

Zoellick presentará la estrategia del Grupo del Banco Mundial para ampliar la labor en el comercio, incluido los esfuerzos para enfrentar problemas como falta de infraestructura, marcos reguladores deficientes y acceso inadecuado a financiamiento para el comercio.

Zoellick destacará el hecho de que el Grupo del Banco está preparado para apoyar a los países que consideren la competitividad como una columna fundamental de su estrategia de crecimiento.

La falta de maquinaria básica para el comercio ha contribuido a impedir que los países menos adelantados aprovechen los beneficios de la enorme expansión del comercio mundial ocurrida en los últimos 10 años.

A modo de ejemplo, cálculos del Banco Mundial señalan que la participación de África al sur del Sahara en el mercado mundial de las exportaciones no relacionadas con el petróleo cayó de 3,4% hace unos 25 años a cerca de 1% hoy día.

“Esto no significa necesariamente que los países se encuentren hoy día en situación de retroceso, sino que están en peligro de quedar rezagados en relación con los países que han destacado en su desempeño. Y lo que es más importante, su participación en el mercado mundial podría estar disminuyendo en un momento en que sus necesidades de crecimiento y de lucha contra la pobreza van en incremento”, señala Uri Dadush, director del Departamento de comercio internacional del Grupo del Banco Mundial.

Éstas y otras inquietudes se abordarán en los tres foros patrocinados por la OMC este otoño que reunirán a ministros de finanzas y comercio de América Latina, Asia y África con el fin de analizar los problemas y prioridades de sus países relativos a la ayuda para el comercio.

Uno de los objetivos principales de la reunión de Ginebra es desarrollar un guía de los pasos a seguir para implementar la ayuda para el comercio y analizar formas de lograr un mejor seguimiento y evaluación de los avances en los países donantes y asociados.

Es necesario reponer los recursos de la AIF

Los países en desarrollo recibieron la elevada suma de US$21.000 millones anuales en ayuda para el comercio durante el período de 2002 a 2005, de acuerdo con la definición que se utiliza ahora en los cálculos de la OMC/Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Estos cálculos incluyen todas las inversiones en infraestructura para transporte, energía y telecomunicaciones. El Banco está trabajando con la OMC y la OCDE para mejorar la medición de esta ayuda.

De la cifra mencionada anteriormente, cerca de US$3.100 millones provienen de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), la entidad del Grupo del Banco Mundial que entrega donaciones y préstamos sin interés a los países más pobres del mundo.

“El Grupo del Banco Mundial es el mayor donante multilateral de Ayuda para el comercio a los países de ingreso bajo, pero creo que podemos y debemos hacer más”, señaló Zoellick en su discurso del 1 de octubre al dirigir la palabra al foro de Ayuda para el comercio en África celebrado en Dar Es Salaam, Tanzanía.

No obstante, la capacidad de ayuda del Banco “depende de manera vital” de una reposición adicional de recursos financieros de la AIF, comenta Zoellick. Para este fin, el Grupo del Banco Mundial aportará a la AIF cerca de US$3.500 millones de sus propios recursos y pide a los donantes que aumenten sus contribuciones.

Abrir puertas

Aunque las actuales negociaciones sobre comercio de la Ronda de Doha constituyen un camino paralelo y separado de ayuda para el comercio, el éxito de dicha ronda se reflejaría en la reducción de los aranceles y de otros obstáculos que dificultan el comercio internacional y “marcarían una notoria apertura hacia los productos que producen los pobres”, comenta Bernard Hoekman, asesor superior del departamento de investigaciones del Grupo del Banco.

“Si las negociaciones pueden abrir oportunidades en el mercado para los países en desarrollo, eso contribuirá a elevar la calidad de vida, el crecimiento económico y el alivio de la pobreza en esas naciones”, agrega.

Los beneficios incluyen mercados de mayor envergadura, economías de escala, aumento de la productividad, precios inferiores para los productos nacionales en la medida en que aumentan las importaciones, acceso a nuevas tecnologías y conocimientos e información generados por el movimiento temporal de trabajadores a través de las fronteras, indica Richard Newfarmer, representante especial del Banco ante la OMC y las Naciones Unidas en Ginebra, quién además es el autor principal del informe del Banco Perspectivas económicas mundiales 2007: Afrontar la nueva etapa de la globalización.

En los últimos 20 años se han reducido los aranceles y los obstáculos al comercio de muchos productos, pero la protección de los productos agrícolas, que representan una importante fuente de exportación en muchos países en desarrollo, sigue siendo elevada.

De acuerdo con la OCDE, los agricultores de los países desarrollados reciben cerca de US$268.000 millones en apoyo al año, dinero que proviene tanto de los contribuyentes en la forma de subsidios como de los consumidores a través de los mayores precios que pagan por los alimentos debido a los aranceles. Los elevados aranceles en Japón, Estados Unidos, la Unión Europea, Corea y otros países restringen los mercados de productos agrícolas como el arroz y la carne de vacuno. Los gigantescos subsidios deprimen el precio mundial del algodón y restan ingresos a los productores pobres de África occidental y otras partes del mundo.

Sin embargo, la protección en la agricultura también sigue siendo alta en muchos países en desarrollo en perjuicio de sus propios exportadores y consumidores. Y si bien los países ricos gravan con altos aranceles los productos manufacturado producidos por los países pobres, como es el caso de las prendas de vestir, la protección en los países en desarrollo es cerca de cuatro veces más elevada que en los países de ingreso alto.

Los altos aranceles en los países en desarrollo perjudican a sus propios consumidores, a sus exportadores (cuya competitividad en los mercados del mundo se ve perjudicada por insumos más caros) y a sus asociados comerciales en países en desarrollo, que representan cerca de la cuarta parte de las exportaciones de estos países.

“Aunque las conversaciones son complejas, es factible llegar a un acuerdo siempre y cuando todos los países estén preparados para hacer un esfuerzo adicional”, agrega Dadush.

“El fracaso de la Ronda probablemente se traduciría en mayores conflictos comerciales y el aumento del proteccionismo. Sería una oportunidad perdida, ya que habremos perdido el impulso para el crecimiento que generaría el éxito de la Ronda de Doha”.


Noticia original: http://go.worldbank.org/C6YHHP3DZ0

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