Países del Caribe se aseguran en conjunto contra riesgos para la temporada de huracanes 2007

Banco Mundial, 02/03/2007

(02/03/07)

28 de febrero, 2007— Imagínese cómo se sentiría si un huracán destruyera su hogar y los daños superaran dos años de salario. Eso es más o menos lo que sucedió en Granada en el año 2004, cuando la isla fue totalmente destruida por el huracán Iván, uno de los más poderosos de los que se tiene registro.

El huracán destruyó nueve de cada diez viviendas en Granada, la industria del turismo y el 90% de los árboles de nuez moscada del país, en ese entonces el principal sostén de la economía. En conjunto, las pérdidas llegaron a más del 200% del producto nacional bruto de la isla.

Lamentablemente, Granada no fue la única víctima del huracán Iván. El desastre también afectó a Jamaica, Islas Caimán y San Vicente y las Granadinas, con pérdidas que llegaron a más de US$3.400 millones.

La magnitud de la catástrofe obligó a los Jefes de Estado de la Comunidad del Caribe (CARICOM, por su sigla en inglés) a solicitar la ayuda del Banco Mundial para establecer un sistema de seguros contra catástrofes. Con una donación de US$1,8 millones por parte de Japón, el Banco trabajó con las instituciones locales correspondientes en el Caribe para diseñar un mecanismo de protección adecuado.

El resultado es el Fondo de seguro contra riesgos de catástrofe para el Caribe (CCRIF, por susigla en inglés), el primer servicio multinacional de seguros contra catástrofes.

“El Fondo de seguro contra riesgos de catástrofe para el Caribe será fundamental para ayudar a los países vulnerables a recuperarse más rápido”, señaló el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, en la primera conferencia de promesa de contribuciones de donantes para el mecanismo, celebrada el 26 de febrero.

“Además, este mecanismo puede ayudar a los ciudadanos más vulnerables de estos países a reconstruir más rápido sus vidas”.

Los estados del Caribe son altamente susceptibles a los desastres naturales –en promedio, un huracán grande afecta a un país una vez cada dos años– y las alternativas de respuesta son muy limitadas. Estos países que cuentan con economías pequeñas y altos niveles de deuda, suelen depender de donantes para financiar las necesidades que surgen después de un desastre. El problema es que los recursos de los donantes generalmente llegan tarde o nunca.

“Sin duda, las crisis externas, como los desastres naturales, no son exclusivas de esta región, pero son mucho más frecuentes y afectan más a los pequeños estados islas”, señaló el Dr. Omar Davies, Ministro de Economía y Planificación de Jamaica. “Debido al tamaño de estas islas, un huracán puede arrasar con toda la economía en cuestión de horas”.

El CCRIF permitirá a los gobiernos adquirir cobertura contra catástrofes, algo similar al seguro contra interrupción de negocios, lo que asegurará un pago inmediato en efectivo tras un huracán o terremoto grave. Con este fondo común de riesgos, los 18 países participantes ahorrarán cerca de un 40% en pagos de primas individuales.

El mecanismo se activará según la intensidad del acontecimiento (por ejemplo, vientos que excedan una determinada velocidad), lo cual significa que los países obtendrán pagos automáticos sin tener que esperar una evaluación de los daños. “El Fondo representa un cambio importante, ya que en vez de reaccionar a los desastres después que sucedan, los países pueden ser mucho más proactivos respecto del manejo y mitigación de la situación”, comentó Caroline Anstey, directora del Banco Mundial para el Caribe.

La conferencia de promesa de contribuciones congregó a ministros y otros representantes de 18 gobiernos de la región del Caribe, organizaciones internacionales y regionales y donantes.

Los donantes que participaron, provenientes de Bermuda, Canadá, Francia, el Reino Unido, y con la participación del Banco de Desarrollo del Caribe y del Banco Mundial, se comprometieron con total de US$47 millones para el fondo de reserva del CCRIF. Estos aportes permitirán que el seguro se ponga en marcha antes de que comience la temporada de huracanes de este año (junio).

El Embajador Denis Antoine, a nombre del Dr. Keith Mitchell, Primer Ministro de Granada, dijo a los participantes:

“Este seguro ofrece protección de riesgo contra catástrofes, lo cual no estaría disponible para los gobiernos caribeños de no mediar este sistema. El hecho de que sean 18 los países dispuestos a participar habla bastante bien de la necesidad de contar con un mecanismo de este tipo”.

El señor Paul-Antoine Bien-Aimé, Ministro del interior haitiano, alabó el CCRIF por el apoyo que brinda a la gestión local de riesgos.

Graeme Wheeler, director gerente del Banco Mundial, destacó la posibilidad de replicar el mecanismo en otros lugares. “En particular, espero que los pequeños estados islas del Pacífico tomen nota del innovador trabajo que se ha hecho en el Caribe”, señaló.

Varios de los países participantes, entre los que se incluyen Bahamas, Dominica, Santa Lucía y Antigua y Barbuda, subrayaron la necesidad de ampliar la cobertura del seguro a otro tipos de desastres naturales, como las inundaciones, extensión que está programada en la próxima etapa del mecanismo.

Para Philippe Coessens de la Unión Europea, el CCRIF es “un vínculo crucial en la cadena de alivio ante desastres que se había perdido”.

Sin embargo, a pesar de ser una herramienta útil, los seguros no son una panacea. Se debe trabajar más en paralelo para fortalecer la preparación institucional y mejorar la infraestructura a fin de resistir mejor los efectos de los grandes desastres naturales mediante mejores normas de construcción, planificación urbana y gestión de desastres.

Creado, operado y registrado en la Región del Caribe, el CCRIF es una señal del compromiso creciente de los países caribeños de trabajar unidos y aprovechar así los beneficios de las economías de escala.

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