Datos sobre desastres subrayan riesgos mundiales
Banco Mundial, 17/10/2006Dos libros y un sitio web revelan lugares propensos a los desastres naturales
11 de octubre de 2006— En las primeras horas de la mañana de un día de noviembre de 1970, un poderoso ciclón irrumpió en la Bahía de Bengala. El nivel del mar subió unos 12,5 pies (3,8 m) por encima de lo habitual en horas de la marea alta y ahogó a unas 150.000 personas en las zonas bajas del delta del Río Ganges, al sur de Dhaka, Bangladesh.
Aunque el desastre ocurrió hace más de 35 años, esta zona baja densamente poblada sigue siendo uno de los lugares más vulnerables del planeta al fuerte oleaje causado por tormentas, según el nuevo libro publicado en forma conjunta por el Banco Mundial y la Universidad de Columbia: Natural Disaster Hotspots: Case Studies, lanzado el 11 de octubre.
Muchas otras zonas del mundo sufren graves pérdidas humanas y económica a consecuencia de catástrofes naturales como ciclones, terremotos, erupciones volcánicas y sequías, afirma Margaret Arnold, oficial superior de programas de la Unidad de Gestión de Riesgos del Banco Mundial.
Arnold participó en la edición de esta publicación y fue una de las autoras de un volumen complementario: Natural Disaster Hotspots: A Global Risk Analysis, publicado en 2005, año en que ocurrió la inédita cantidad de 360 desastres que causaron US$159.000 millones en daños, muchos de éstos como consecuencia del Huracán Katrina en Estados Unidos.
En Global Risk Analysis se constata que los desastres pueden destruir en minutos la riqueza y los avances en materia de desarrollo logrados a costa de tantos esfuerzos en los países en desarrollo.
En Case Studies se examinan más de cerca algunas regiones y riesgos más específicos: sequías en Asia, corrimientos de tierras en todo el mundo, fuerte oleaje causado por tormentas en zonas costeras, riesgos de desastres naturales en Sri Lanka, peligros provenientes de múltiples fuentes en Venezuela y un estudio experimental acerca de cómo reducir el impacto de las inundaciones en Kenya.
Los libros y el nuevo sitio de puntos propensos a sufrir catástrofes ofrecen información científica acerca de los principales peligros naturales. Esto ocurre justo cuando el Banco y sus asociados intensifican los esfuerzos de ayuda a los países en la tarea de reducir los riesgos y acelerar la recuperación de pérdidas relacionadas con desastres naturales.
El pasado mes, el Banco creó una nueva asociación que pretende integrar las estrategias de reducción de desastres y los planes de desarrollo sostenible de los países que supuestamente enfrentan altos riesgos de sufrir catástrofes naturales. Se trata del Servicio mundial para la reducción y recuperación de catástrofes (GFDRR).
“Los desastres son un tema que incide en el desarrollo, porque desbaratan gran parte del trabajo realizado para impulsar el desarrollo”, comenta Maryvonne Plessis-Fraissard, directora de Transporte y Desarrollo Urbano en el Banco Mundial.
“El estudio de puntos propensos a sufrir grandes desastres naturales nos entrega, por primera vez, un marco de referencia de los riesgos naturales en todo el mundo realizado con una misma metodología. Este marco permite a las autoridades responsables fijar prioridades, decidir dónde asignar primero los recursos y cuáles asuntos revisten mayor urgencia”, constata.
Los datos revelan que los desastres naturales pueden tener efectos devastadores y que a algunos países injustamente les ha tocado sufrir demasiadas catástrofes.
De hecho, las naciones pobres con frecuencia son también las más propensas a sufrir desastres naturales. Además, es probable que estos efectos empeoren debido al cambio climático, la acelerada urbanización y la degradación ambiental, afirma Arnold.
“Uno de los aspectos sorprendentes que surgieron del análisis mundial es la cantidad de países que son susceptibles a sufrir múltiples riesgos, cuando basta con uno solo para destruir una economía y una comunidad”, señala.
Si bien el Banco tiene una “abultada cartera de proyectos de recuperación”, sólo un pocos adoptan un enfoque proactivo frente a los desastres, dice Arnold.
Sin embargo, es mucho lo que se puede hacer para disminuir los efectos negativos de los ciclones, los terremotos y otros peligros, como mejorar los códigos de construcción, la planificación del uso del suelo y la preparación ante desastres, agrega.
Muchas de las 20.000 víctimas fatales del terremoto de magnitud 7,6 que azotó a la provincia India de Gujarat en enero de 2001 fallecieron por el colapso de los pesados techos de tejas. Días después, cuando se registró un terremoto grado 6,8 en Estados Unidos “a la gente sólo se le derramó el café Starbucks…nadie murió”, afirma Arnold.
“Cuando vemos diferencias tan enormes, es evidente que se trata de un problema básico de desarrollo y que debemos tener en cuenta estos acontecimientos como externalidades —situaciones terribles que pueden suceder a nuestros clientes y a nuestros proyectos y a las cuales tenemos que ajustarnos. Es el entorno en que vivimos, es nuestro planeta y son cosas que ocurren, pero podemos programarnos para cuando ocurran”.
Muchos de los techos en la provincia de Gujarat estaban proyectados para resistir las fuertes lluvias monzónicas, pero eran peligrosos en caso de un terremoto. “Es por este motivo que necesitamos entender todos los peligros que pueden afectar a una comunidad”, afirma Arnold.
“Es algo que está directamente relacionado con la misión del Banco de luchar contra la pobreza, en particular para quienes han sido desplazados a zonas marginales, como llanuras sujetas a inundaciones, y que no tienen recursos para reconstruir sus hogares después de un desastre”.