El éxito de Asia oriental está creando nuevos problemas en el frente interno

Banco Mundial, 12/10/2006

17 de septiembre de 2006—El éxito económico que han alcanzado muchos países de Asia oriental durante los últimos 15 años está creando ahora la próxima oleada de problemas en el frente interno: megalópolis en expansión, desigualdad, corrupción y degradación del medio ambiente.

Esta observación es una de las principales conclusiones de un nuevo informe del Banco Mundial titulado An East Asian Renaissance: Ideas for Growth (El renacimiento de Asia oriental: Ideas para crecer). Este informe es el primer análisis integral de las dificultades y los factores que intervienen en la región desde la crisis que la sacudió a principios de los años noventa.

Desde entonces, China ha surgido como la historia de desarrollo más importante del decenio y la región se ha transformado mediante la creación de economías más competitivas e innovadoras que están explotando agresivamente las fuentes de dinamismo propias de Asia oriental.

“Como resultado del crecimiento impulsado por la integración mundial y regional, en esta región se han realizado avances económicos que no tienen precedentes”, afirma Homi Kharas, economista en jefe de la Oficina Regional de Asia Oriental y el Pacífico del Banco Mundial y coautor del informe. “Dentro de muy pocos años, casi todas las naciones en desarrollo de Asia oriental serán países de ingreso mediano. Aunque esta información es alentadora, los problemas que obstaculizan el desarrollo son mucho más complejos en el nivel de ingreso mediano”.

Según el informe, en los últimos cinco años, exclusivamente, 50 millones de habitantes de esta región dejaron de ser pobres, y cuando Viet Nam llegue al nivel de ingreso mediano —cosa que podría suceder en 2010— menos del 5% de los asiáticos orientales residirá en países de ingreso bajo.

En el informe se señala, sin embargo, que casi 600 millones de los habitantes de la región aún subsisten con menos de US$2 al día. La desigualdad ha aumentado, no sólo en los niveles de ingreso sino también en cuanto a la terminación de la escuela y el acceso a servicios básicos. Se están profundizando las diferencias entre las regiones más pobres y las zonas rurales y sus contrapartes urbanas, y las minorías étnicas no participan en el crecimiento.

Las ciudades de la región, que crecen incesantemente, soportan las mayores presiones.

“Asia oriental es testigo del mayor desplazamiento de habitantes de la zona rural a la urbana de toda la historia”, afirma Indermit Gill, asesor económico del Banco Mundial y coautor del informe. “Se prevé que durante los próximos 20 años, cada mes habrá dos millones de habitantes nuevos en las ciudades de la región. En consecuencia, es necesario planificar y construir ciudades dinámicas y conectadas que tengan vinculaciones con el mundo exterior, de tal manera que el crecimiento económico no se detenga y se fortalezca la cohesión social”.

El abismo entre los niveles de ingreso en las ciudades pequeñas del interior y las grandes ciudades portuarias de la región obedece a las deficiencias en la infraestructura interna que conecta las ciudades con los puertos. Aunque los puertos marítimos y los aeropuertos de la región se sitúan entre los más eficientes del mundo, la logística interna de cada país no cubre las necesidades.

“Se necesitan mejores caminos y ferrocarriles y una mayor logística para conectar las ciudades del interior con los centros comerciales y así contribuir a reducir la brecha de ingresos entre los trabajadores de diversas ciudades”, afirma Kharas.

En el informe también se señala que la desigualdad está aumentando en algunas ciudades de la región, donde los inmigrantes rurales engrosan las filas de la fuerza de trabajo informal.

“Debido a que no poseen el grado de calificación suficiente, muchos trabajadores no encuentran con facilidad el tipo de empleo moderno que les permitiría obtener un ingreso que aumente gradualmente a medida que avanzan en su carrera. La necesidad de mano de obra calificada exige que los sistemas de educación proporcionen las bases para la educación permanente, aspecto éste que no está presente en las zonas rurales y en algunas ciudades pequeñas”.

En el informe se cuestiona la idea de que la corrupción es endémica en Asia oriental y se sostiene que en la medida que los grupos de la sociedad civil sigan ejerciendo presión, los países de la región dejarán de aplicar el “estado de hecho” e impondrán el “estado de derecho”, o como dicen los chinos, pasarán del renzhi al fazhi.

“La corrupción centralizada ha estado, durante mucho tiempo, en la mira de la sociedad civil organizada”, afirma Gill. “Corea y Malasia, por ejemplo, están muy cerca de sumarse a las filas de Singapur, Japón y Hong Kong, donde la corrupción merece graves sanciones y las oportunidades de corrupción se reducen al mínimo. Indonesia, China y Viet Nam también han puesto en marcha enérgicos programas de lucha contra la corrupción a nivel nacional y han iniciado acciones judiciales contra funcionarios de alto rango”.

Asia oriental ha procedido con rapidez a descentralizar el gasto público y, actualmente, la mayoría de los servicios sociales y la infraestructura están en manos de autoridades locales.

“En el largo plazo, este proceso de descentralización debería propiciar un aumento de la transparencia y la rendición de cuentas de los funcionarios públicos locales”, afirma Gill. “Este clima contribuirá a promover sociedades justas y equitativas. Sin embargo, mientras los frenos y contrapesos institucionales se estén afianzando, existe el riesgo de que la descentralización haga aún más difícil la labor de controlar la corrupción y ponga en peligro la eficiencia económica al tiempo que agrava las tensiones sociales y profundiza las diferencias en el desempeño económico subnacional”.

A pesar de estas nuevas cuestiones, Kharas es optimista respecto del futuro de la región, y afirma: “Si las autoridades normativas de Asia oriental resuelven esta próxima oleada de problemas, entonces pueden, en el curso de una generación, eliminar la pobreza e insertar a sus países en el concierto de las naciones desarrolladas y prósperas del mundo”.

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