Reducir la quema de gas

Banco Mundial, 29/06/2006

20 de junio, 2006—Cada año se esfuman unos 150.000 millones de metros cúbicos de gas natural, cifra que equivale a una cuarta parte de todo el consumo de gas de Estados Unidos en un año; 30% del consumo anual de gas de la Unión Europea y 75% de las exportaciones de gas de Rusia.

Tradicionalmente se ha considerado la quema de gas natural como una manera efectiva y segura de eliminar excedentes de gas natural derivado de la producción de petróleo. Sin embargo, el Banco Mundial considera que esta práctica contribuye a las emisiones de gas de efecto de invernadero y también resulta en la pérdida de un valioso recurso energético.

Como ejemplo de esta pérdida, Bent Svensson del Banco Mundial cita el caso de África. “Consideremos, por ejemplo, el gas que se quema en África, que sólo alcanza a aproximadamente 40.000 millones de metros cúbicos cada año. Si lo utilizáramos para generar energía en las eficientes plantas generadoras modernas, podríamos duplicar la producción de energía de África al sur del Sahara, salvo Sudáfrica”, señala.

Asociación público – privada

Bent Svensson es el director de la Asociación Mundial para la Reducción de la Quema de Gas (GGFR, por su sigla en inglés), alianza público privada que lanzó el Banco Mundial en agosto de 2002 con el objetivo de asistir a gobiernos y empresas en sus esfuerzos por reducir la cantidad de gas quemado en el mundo.

La asociación está compuesta por representantes de gobiernos de países productores de petróleo y de las principales empresas de petróleo estatales y privadas.

“Reducir la quema de gas exige un esfuerzo concertado y mundial de parte de los gobiernos y de la industria, así como de las instituciones financieras y las comunidades locales”, dice Rashad Kaldany, director del Departamento de Petróleo, Gas y Minería del Grupo del Banco Mundial y presidente del Comité Directivo de la GGFR.

Esta semana representantes de esta asociación se reunirán en Washington, D.C. con el fin de prolongar su trabajo más allá de este año. La cita sigue a una declaración conjunta que realizó el Grupo de los ocho países más industrializados en Gleneagles, Escocia, en julio de 2005, en la que pedían a la asociación continuar con su trabajo.

“La Asociación GGFR nos ha ayudado a considerar el gas residual más como una oportunidad que como una fatalidad”, dice Bernard Legris, asesor técnico de la empresa petrolera Total SA. “Se trata de un paso crucial para comprender que valorizar el gas residual requiere de un cambio de mentalidad, significa evolucionar de la era del petróleo a la era del gas”.

Impacto del cambio climático

Es una señal del consenso en torno a la necesidad de reducir la quema de gas es justamente debido a su impacto en el cambio climático.

“Históricamente, el gas que se produce en conjunto con el petróleo se quema”, explica Svensson. “Es normal que en la producción de petróleo haya gas asociado en los yacimientos petrolíferos. Pero en años recientes, se ha dado más énfasis al medioambiente y a la necesidad de evitar el desperdicio de recursos”.

“En este sentido, los 150.000 millones de metros cúbicos de gas que se queman cada año tienen un impacto considerable sobre el cambio climático”, agrega.

Svensson menciona cálculos que indican que si se detuvieran las emisiones de dióxido de carbono provenientes de la quema de gas, se reduciría alrededor del 13% del total de las emisiones que los países han prometido disminuir en el marco del Protocolo de Kyoto durante el período 2008-2012.

Principales obstáculos

Sin embargo, un obstáculo crucial para reducir la cantidad de gas quemado es la falta de infraestructura y los mercados disponibles para este gas.

“El petróleo se produce en grandes cantidades en lugares remotos alejados de la costa y de posibles mercados para ese gas; por otra parte, la infraestructura es fundamental para aprovecharlo. De manera que nosotros trabajamos con la industria y con los gobiernos para facilitar inversiones en este tipo de infraestructura”, señala Svensson.

La asociación GGFR busca crear un marco que facilite las inversiones, pues ella misma carece de fondos para invertir en infraestructura, como gasoductos, de manera tal que busca a empresas privadas que se hagan cargo de tales inversiones.

No obstante, Svensson dice que hay varios otros obstáculos.

“En primer lugar, suelen haber problemas contractuales relacionados con la utilización del gas. Los contratos de explotación antiguos normalmente no especifican quién es el propietario del gas y quién puede aprovecharlo”.

“Con frecuencia se trata de proyectos marginales en términos económicos, de modo que trabajamos con la industria y los gobiernos para mejorar los aspectos económicos. Hemos considerado algunas herramientas, tales como el financiamiento de créditos de emisión, para ayudar a mejorar la viabilidad de los proyectos”.

En resumen, el éxito y la viabilidad de los proyectos para la reducción de la quema de gas depende de que existan las condiciones adecuadas y de factores como incentivos fiscales, inversiones en infraestructura, mercados y reglamentos adecuados, así como voluntad política.

Resultados en terreno

En sólo menos de cuatro años, Svensson dice que la asociación ya obtenido resultados concretos, entre ellos su membresía.

“Si observamos bien, la quema de gas se concentra en algunos pocos países y la mayoría de ellos son miembros de la asociación. Nuestra asociación cubre más del 50% de la quema de gas del mundo. Además, la secretaría de la OPEP también es miembro y a través de ella llegamos a otro 25% de los países que queman gas”.

Svensson comenta que los miembros de la asociación ya han acordado fijar una norma mundial para reducir la quema de gas, la que según él “es quizás nuestro principal logro”.

Agrega que ya se han ejecutado 17 proyectos experimentales en los países miembros. “Estos proyectos son de dos tipos. Por una parte están los proyectos de comercialización, en los cuales facilitamos la participación de varios interesados con el fin de dar viabilidad a los proyectos.

Por otro lado, tenemos el área de créditos de emisiones, en la que tratamos, en conjunto con los asociados, de buscar la forma para que los proyectos de reducción de la quema de gas cumplan con los requisitos para conseguir créditos de emisiones”.

Svensson asegura que el objetivo de la reunión del Comité Directivo de esta semana será evaluar los resultados obtenidos hasta ahora y planificar los siguientes tres años, con miras a atraer a nuevos miembros y así reducir la cantidad de gas quemado en todo el mundo.

Para obtener más información sobre la Asociación GGFR, visite: www.worldbank.org/ggfr

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