Informe del Banco Mundial

Banco Mundial, 08/05/2005

Cinco años después de la Declaración del Milenio, muchos países han hecho progresos en su camino de alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio (ODM), pero son muchos más los que están quedando a la zaga. Es necesario un avance más acelerado para disminuir la tasa de mortalidad materna e infantil, aumentar las matrículas en escuelas primarias y eliminar los obstáculos que impiden la asistencia a la escuela de un mayor número de niñas, según muestran los últimos indicadores del desarrollo mundial (IDM) de 2005 del Banco Mundial.

El compendio anual de indicadores económicos, sociales, ambientales, comerciales y tecnológicos del Banco, IDM, informa que sólo 33 países están en buen camino de lograr, de aquí al año 2015, el objetivo de reducir la tasa de mortalidad infantil en dos tercios respecto del nivel de 1990. Aproximadamente 11 millones de niños mueren antes de los cinco años en los países en desarrollo, la mayoría de ellos por causas fáciles de evitar en los países ricos, tales como infección respiratoria aguda, diarrea, sarampión y paludismo, enfermedades que en su conjunto son responsables del 48% de las muertes infantiles en el mundo en desarrollo.

La sección Visión Mundial de los IDM hace un seguimiento del avance en todos los indicadores ODM y entrega pruebas de que las desigualdades dentro de los países (entre ricos y pobres, sectores urbano y rural y entre hombres y mujeres) pueden ser un obstáculo tan grande para lograr los ODM como lo son las desigualdades entre los países. Por ejemplo, las tasas de asistencia escolar para el 20% de la población más rica en India duplican las tasas de los más pobres, mientras que la tasa de mortalidad infantil en las familias pobres de los sectores rurales es dos veces más alta que en los sectores urbanos ricos en Malí.

Las cifras reunidas por el Banco sugieren que cuatro regiones (Asia oriental y el Pacífico, Europa oriental y Asia central, América Latina y el Caribe y Oriente Medio y Norte de África) han logrado hacer avances considerables para cumplir con la meta de reducir la mortalidad infantil en dos tercios. El desafío más arduo lo enfrenta África al sur del Sahara, donde la mortalidad infantil ha descendido sólo en forma marginal, de 187 muertes por mil nacidos vivos en 1990 a 171 muertes en 2003, último año sobre el que se dispone de cifras. La meta de los ODM para África al sur del Sahara es disminuir la tasa de mortalidad entre niños menores de cinco años a 62 muertes por mil nacidos vivos de aquí al año 2015.

Respecto de la educación primaria, 51 países ya alcanzaron la meta de matricular a todos los niños que cumplen las condiciones necesarias y siete países más, la mayor parte en América Latina, están en buen camino de lograrlo. Sin embargo, el avance ha sido lento en zonas de África y Asia. Mundialmente, más de 100 millones de niños en edad de recibir educación primaria aún no ingresan a la escuela y casi 60% de ellos son niñas, situación que se mantiene a pesar de las abrumadoras pruebas que indican que enseñar a los niños a leer, escribir y contar puede fomentar el crecimiento económico, detener la propagación del SIDA y romper el ciclo de la pobreza.

Asia meridional y África al sur del Sahara se están quedando muy atrás en el objetivo de “Educación para Todos” y, al ritmo actual, no lograrán cumplirlo de aquí al año 2015. Por otra parte, los países en desarrollo de Europa y Asia central y de Oriente Medio y Norte de África también tendrán que acelerar el ritmo de incremento de sus matrículas para cumplir la meta. Se espera, sin embargo, que las regiones de Asia oriental y el Pacífico y América Latina y el Caribe logren cumplir el objetivo bastante antes del año 2015.

Según afirmó Jean-Louis Sarbib, primer vicepresidente de Desarrollo Humano del Banco, “es necesario que los países donantes ricos ayuden a los países en desarrollo que tienen la seria intención de entregar una educación primaria de calidad a todos sus niños y niñas, con el financiamiento y apoyo complementario que necesitarán para fomentar la matrícula, comenzar la capacitación de profesores adicionales, construir más salas de clase y mejorar la calidad de la educación. En un mundo dramáticamente escaso de soluciones mágicas, la educación primaria continúa siendo una de las soluciones más elocuentes disponibles para el desarrollo. Es posible avanzar en la educación, al igual que en muchos otros desafíos que enfrenta el desarrollo, cuando la voluntad política va de la mano de los recursos necesarios”.

A pesar de la promesa hecha por los líderes mundiales de eliminar —de aquí al año 2005— las barreras entre los géneros que impiden la asistencia de más niñas a la escuela primaria y secundaria, las cifras más recientes disponibles de los IDM muestran que, a pesar de importantes avances, en los años 2002 y 2003 muchos países se encontraban muy lejos de sus metas en lo que se refiere a lograr este objetivo. Los datos indican que mayores niveles de educación para niñas y mujeres se asocian sistemáticamente con mayor productividad económica, tasas de mortalidad materna e infantil más bajas y menores tasas de fecundidad.

La privación de las personas extremadamente pobres: “un llamado urgente a la acción”

Respecto de los sectores con menores niveles de ingreso, los IDM presentan la información que se hizo pública el año pasado y que muestra el descenso mundial en el número y la proporción de personas que viven en condiciones de extrema pobreza, es decir, con menos de US$1 al día. Cuatrocientos millones de personas salieron de la extrema pobreza entre 1981 y 2001, lo que reduce la cantidad de los más pobres del mundo a 1.100 millones o 21% de la población del mundo en desarrollo en 2001.

Más allá de esta cifra de US$1 al día, los IDM revelan que el ingreso diario medio de las personas que viven con menos de un dólar al día aumentó de 72 centavos a 83 centavos en ese mismo período. No obstante, en África al sur del Sahara, donde el número de personas extremadamente pobres casi se duplicó —de 164 millones en 1981 a 313 millones en 2001—, el ingreso medio de aquellos que viven con menos de US$1 al día también disminuyó —de 64 centavos a 60 centavos.

François Bourguignon, primer vicepresidente de Economía del Desarrollo y economista principal del Banco, afirmó que “este nivel de privación debe servir de llamado urgente a la acción en este año dedicado a África. Revertir esta tendencia exigirá mayores tasas de crecimiento económico y que los beneficios de tal crecimiento lleguen a los pobres”.

El aumento de la pobreza en África trae consigo un aumento del hambre. Y la desnutrición, que implica el consumo de demasiado pocos alimentos para mantener los niveles normales de actividad, de hecho aumentó en África al sur del Sahara entre 1992 y 2002.

La falta de avances de África hacia la consecución de los ODM se debe en gran medida al lento crecimiento, que se complica con la carga de enfermedades, hambruna y conflicto armado. Por ejemplo, de los15 millones de niños en todo el mundo que a fines de 2003 habían perdido uno o ambos padres debido al SIDA, 12 millones corresponden a África. De igual manera, cerca del 85% de las muertes por paludismo ocurren en África al sur del Sahara.

Los indicadores económicos ofrecen esperanzas

Si bien algunos de los indicadores sociales descritos en los IDM ponen énfasis en la urgencia de actuar de inmediato para alcanzar los ODM, el crecimiento económico en los países en desarrollo, que alcanzó un 6,6% en 2004, ofrece esperanzas.

El comercio de los países en desarrollo aumentó un 11,3% en 2003, casi el doble del 6,3% de crecimiento del comercio mundial (que se calcula como la suma de las importaciones más las exportaciones). La sostenida expansión de China en el mercado mundial hizo crecer el comercio en Asia oriental y el Pacífico de 45% del PIB en 1990 a 77% en 2003. China sola conformó el 5% del comercio mundial y el 20% del comercio en los países en desarrollo en ese mismo año. El comercio también constituye una parte significativamente mayor de la economía en América Latina y el Caribe, ya que aumentó de 23% del PIB en 1990 a 42% en 2003.

Cuando cerca del 70% de las personas pobres del mundo en desarrollo vive en áreas rurales, reducir las medidas de protección agrícola en los países ricos ayudaría a disminuir la pobreza al permitir que los agricultores de los países en desarrollo obtengan más ingresos del comercio. Los IDM muestran que los aranceles promedio que gravan las importaciones desde los países en desarrollo se redujeron entre 1993 y 2003; no obstante, aumentaron los aranceles aplicados a los alimentos exportados desde países de ingreso bajo a países de ingreso alto de la OCDE. La sostenida expansión del comercio mundial, que es decisiva para las perspectivas de crecimiento de los países en desarrollo, depende en gran medida de la mayor liberalización del comercio según la Ronda de Doha para el Desarrollo (de la OMC), en especial a través de la apertura de mercados de los países ricos a las exportaciones de los países pobres.

Los indicadores económicos de Asia oriental se combinan para trazar un círculo virtuoso de creciente comercio, consumo, ahorro e inversión. En ésta y otras regiones, los gobiernos han adoptado cada vez más políticas que conducen a una mayor estabilidad fiscal, factor que tiende a reducir la inflación y las tasas de interés. Por ejemplo, 32 países de todo el mundo tuvieron una tasa de inflación de dos dígitos en el año 2003, frente a los casi 50 en 2000.

La creación de capacidad estadística es fundamental para el desarrollo

Seguir los avances en los ODM resulta complicado por el hecho de que muchos países en desarrollo (generalmente aquellos que enfrentan los mayores desafíos en este campo) no tienen la capacidad de recopilación de datos estadísticos para hacer una evaluación precisa de su situación de desarrollo económico, social y humano. Sólo la mitad de los países en desarrollo del mundo disponen de información adecuada para observar las tendencias y de ese modo determinar si mantienen o no un ritmo apropiado para lograr los ODM.

El Grupo de gestión de datos del Banco Mundial aborda esta situación por medio del Programa de creación de capacidad estadística (STATCAP) que proporciona fondos para ayudar a los países miembros a actualizar sus sistemas estadísticos. El apoyo directo a los países incluye recursos y servicios de asesoría estadística para actualizar actividades estadísticas específicas. La labor se emprende en asociación con la comunidad estadística internacional, incluidos organismos de la ONU, la OCDE, el FMI, los bancos regionales de desarrollo y otros donantes.

De acuerdo con Shaida Badiee, director del grupo de gestión de datos del Banco Mundial, “establecer sistemas para la recopilación y análisis de datos estadísticos es un primer paso fundamental para mantenerse bien encaminado hacia el logro de los ODM. Tales sistemas marcan el rumbo, sin el cual no es posible iniciar el viaje y menos terminarlo con el éxito que todos deseamos”.

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Para revisar los indicadores del desarrollo mundial 2005, visite: http://www.worldbank.org/data/wdi2005/

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