El derrotismo frente al informe de Impactos del IPCC
Antonio Ruíz de Elvira, 18/04/2007Durante la Semana Santa el IPCC hizo público su informe sobre impactos, en una versión aguada debido a las presiones de EEUU y otros grandes emisores de CO2, o generadores de emisiones, como los países de la OPEC.
Ayer se expuso en el MMA la parte de ese informe que corresponde a España. No es nuevo, y vengo diciendo exactamente lo mismo que el informe desde hace algunos años, en los blogs, en los periódicos, en las televisiones, en las conferencias.
ESTO NO ES POSIBLE. NO ES POSIBLE ADAPTARSE.
El problema es que ayer se habló solo de los efectos primarios del CC. Pero si no paramos el CC los efectos secundarios de los impactos primarios acabarán con nuestra civilización.
No es posible mantener la civilización actual sin agua. No es posible mantener la vida social española con las costas inundadas. No es posible mantener nuestra civilización frente a la presión de 200 millones de subsaharianos que se nos vendrán encima.
A mi se me acusa de catastrofista y de apocalíptico. Pero yo insisto una y otra vez que aun tenemos tiempo, si nos dejamos de las chorradas de Herri Batasuna, de ETA, de las chorradas de los estatutos de autonomía, de las chorradas mil en que está metido este gobierno y nos ponemos al tajo. Y el tajo es eliminar en veinte años el carbono de la producción de energía, y mientras tanto eliminar la emisión de CO2 al aire.
Se puede hacer. Hoy tenemos dinero, muchísimo dinero. El Banco de España tiene las arcas a rebosar. La situación me recuerda a la de mi abuelo: Tuvo que someterse a una operación quirúrgica cara, y aunque tenía dinero bastante en el banco, nos decía que ese dinero era "para una emergencia". Tenemos dinero, tenemos energía, tenemos tecnología. ¿A qué esperamos? ¿A una "emergencia"?
Si leemos los informes del comienzo de la segunda guerra mundial vemos que Francia fué derrotada en unas semanas, aunque tenía más aviones, más tanques y más soldados que Alemania. Le faltaban las ganas de luchar. Estos días se está proyectando una versión cruenta del gesto de Leónidas en las Termópilas. La película antigua era mucho mejor, pero ésta vale como ejemplo. 300 espartanos detuvieron al ejército de Jerjes lo suficiente como para convencer al pueblo griego de que podían vencerlo. Lo hicieron porque tenían la tecnología y las ganas de ganar. Y lo hicieron frente al derrotismo de la Asamblea espartana, pagada, casi con seguridad, por el mismo Jerjes.
Si tiramos la toalla perdemos seguro. Pero sabemos que podemos ganar, y a pesar de que algunos economistas nos digan que luchar contra el cambio climático es "sacrificar el bienestar", la realidad es la contraria: Poner en marcha una economía descarbonizada es entrar en una revolución industrial, una revolución que nos traerá, junto con la desaparición de la amenaza de cambio climático, una nueva etapa de prosperidad. Como todas las revoluciones, fastidiará a algunos, sacrificará el "bienestar" de algunos, pero mejorará substancialmente la vida de todos, incluidos esos "algunos".
Estamos, como los espartanos, ante una encrucijada: Podemos ganar, como demostró Leónidas, o podemos perder 400 años de esfuerzos y entrar en miles de años de desastre global.
No podemos dudar de la elección a tomar.