La revolución de un plato de lentejas

Alberto Sanz-Cobeña para Globalízate, 02/02/2016

La sensación que ha dejado la COP21 en muchas de las personas que activamente llevan años intentando poner el foco de atención pública en el Cambio Climático, sus causas y consecuencias, ha sido de fraude (1). ¿Se apoya este sentir en algo más que un pesimismo ya casi crónico dentro de los movimientos en defensa del clima?

En un interesante artículo recientemente publicado en el diario.es, Núria Almion se hacía eco de la reacciones en la prensa internacional: "The Guardian afirmó de este encuentro que había sido "the world's greatest diplomatic success" (el mayor éxito diplomático mundial)". La autora apostillaba: "Aseveración cierta pero inexacta. En realidad, la cumbre de París, como todas las anteriores, fue un éxito, sí, pero no un éxito de todos sino solo de algunos, más en concreto de la "diplomacia" corporativa de los grandes lobbies contaminantes." (2).

Y es que ese parece ser el mensaje real que se lee en los posos de la Cumbre. Hemos llegado a un acuerdo mundial para abrir las puertas al capitalismo verde transnacional, la implicación y expansión de intereses económicos privados en la mitigación (y en la adaptación, aunque menos) del Cambio Climático.

El diario español El País, en palabras de su corresponsal en la Cumbre proponía una conclusión similar a la del diario británico, incluyendo las palabras de John Kerry, Secretario de Estado de EEUU y máximo representante político de este país en la Cumbre, quien afirmaba a su regreso de París y sin ambages:

(...) el acuerdo de París fijaba, entre otros objetivos, elevar los "flujos financieros" para caminar hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero, cuya sobreacumulación en la atmósfera por las actividades humanas ha desencadenado el cambio climático. "Estamos mandando un mensaje clave al mercado global", valoró este sábado John Kerry, secretario de Estado de EE UU. "Movilizar la inversión", dijo, es fundamental para lograr una "transición a una economía limpia". "Los mercados ya tienen una señal clara", remarcó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. (3)

En otras palabras, tras la COP21 se ha reconocido que el cambio climático es un problema global causado por la quema de combustibles fósiles en la que se sostienen nuestras opulentas sociedades. Lo que parece ser poca novedad para tanta celebración (4). ¿Es necesario tomar medidas? Sí, pero la clave aquí es el tipo de medidas que se pretende.

Más allá de que el acuerdo no sea vinculante y se marquen unos objetivos cuantificados en grados centígrados de temperatura media global (en lugar de en concentración de CO2 por país, que parecería más lógico y supondría una responsabilidad cuantificable), la gravedad del acuerdo, tan celebrado en París, es el tipo de soluciones que se plantean: el sector privado, en gran medida responsable hasta ahora de gran parte de las emisiones de GEI va a reconvertir sus maquinarias y las van a hacer más "verdes", esto es hacer del capitalismo climático la bandera de la vanguardia en la lucha contra el Cambio en el Clima y sus consecuencias.

Nada se ha comentado, al menos en las tribunas de los grandes medios y ruedas de prensa de representantes públicos, de los necesarios cambios estructurales en los que todos nos tenemos que involucrar y que, según el propio IPCC, supondrían reducciones efectivas de las emisiones de gases de efecto invernadero (4). Por ejemplo el sistema agroalimentario es responsable de la emisión de cerca del 20% de las emisiones globales de GEI. En este caso estaríamos hablando de reducir el consumo de proteína animal y minimizar el desperdicio de alimentos.. Este tipo de acciones llevarían a una reducción equivalente a la asociada a implementar tecnologías e innovaciones en el ámbito de la mitigación (5).

En el ámbito de la protección medioambiental de los ecosistemas acuáticos, aunque extrapolable al caso de las emisiones de gases de efecto invernadero, y en un reciente seminario en la ETSI Agrónomos (UPM), el Profesor de la Universidad Pierre y Marie Curie y colaborador de Globalízate (6), Gilles Billen mostraba unos resultados de un trabajo reciente en el que se evidenciaba que la puesta en marcha de medidas tecnológicas de reducción de la contaminación en las aguas de la cuenca del Sena, ha supuesto un descenso en los niveles de nitratos en las últimas dos décadas. Sin embargo, existe todavía un margen de mejora en la disminución de la concentración de estos compuestos nitrogenados de nefastas consecuencias para la salud y el medio ambiente.

¿Cómo acercarnos a una mitigación máxima? El propio Gilles daba respuesta a la pregunta centrando su reflexión en la necesidad de implementar cambios estructurales tales como la generalización de los preceptos de la agricultura ecológica en el área de estudio, el consumo local de alimentos y la reducción en el consumo de proteína de origen animal.

El viernes pasado en una charla enmarcada en las jornadas sobre Agroecología, soberanía alimentaria y cooperación al desarrollo organizadas por CERAI en la Casa Encendida (7, 8), el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y poeta Jorge Riechmann reflexionaba sobre el actual sistema agroalimentario y sus consecuencias sociales y medioambientales. En el mosaico de información e imágenes que fue extendiendo en la sala, quedó una reflexión que bien pudiera ilustrar cuan cerca estamos de poder actuar de forma efectiva ante el mayor problema al que se han enfrentado las sociedades humanas modernas. Afirmaba Riechmann que la sola elección de comer un plato de lentejas, una leguminosa fijadora de nitrógeno atmosférico (lo que evitaría la síntesis y aplicación de fertilizantes) y generalmente de producción local, frente a una hamburguesa de ternera de una cadena de comida rápida, tiene muchas implicaciones: medioambientales, económicas, sociales...

Podemos concluir que la lucha contra el cambio climático no consiste solamente en confiar ciegamente en ciertas mejoras tecnológicas en los sistemas de producción sino que importantes cambios sociales y personales son también claves y eso es algo apenas tratado en la COP21. Es algo que deberíamos tener presente en nuestro día a día, por ejemplo, la naturaleza sencilla de algunas herramientas de cambio tan potentes como un buen planto de lentejas.

Referencias:

1. http://www.theguardian.com/environment/georgemonbiot/2015/dec/12/paris-climate-deal-governments-fossil-fuels
2. http://www.eldiario.es/caballodenietzsche/Ficcion-politica-cambio climatico_6_478112218.html
3. http://internacional.elpais.com/internacional/2015/12/12/actualidad/1449910910_209267.html
4. https://www.tierra.org/spip/spip.php?article2307
5. http://www.globalizate.org/getArticle?authors=Alberto+Sanz-Cobena&date=2015-04-03&title=Tenedores+y+cucharas+al+combate+del+Cambio+Climatico
6. http://www.globalizate.org/getArticle?authors=Gilles+Billen&date=2015-01-28&title=%A1Piensa+globalmente%2C+come+localmente!
8. http://www.lacasaencendida.es/es/eventos/conferencia-la-agroecologia-una-estrategia-viable-solidaria-y-etica-j-riechmann-5013
9. http://www.lacasaencendida.es/es/grupo-eventos/agroecologia-soberania-alimentaria-y-cooperacion-al-desarrollo-5012

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