Bolivia crea una nueva oportunidad para las conversaciones sobre el clima que fracasaron en Copenhague
Pablo Solón Romero, 21/03/2010Bolivia será la sede de un encuentro internacional sobre el cambio climático el próximo mes porque no está preparada para ‘traicionar a su pueblo’.
Después de la conferencia del clima de Copenhague, los que defendieron el resultado ampliamente condenado hablaban de ello como “un paso en la dirección correcta”. Esto era siempre un argumento tendencioso, dado que combatir el cambio climático no puede ser dirigido por medias medidas. No podemos hacer compromisos con la naturaleza.
Bolivia, sin embargo, creyó que Copenhague marcó un paso atrás, deshaciendo el trabajo realizado desde las conversaciones sobre el clima en Kyoto. Por lo que y en contra de una gran presión de los países industrializados, nosotros y otros países en desarrollo rechazaron firmar el acuerdo de Copenhague y es la razón por que seremos la sede de un encuentro internacional sobre el cambio climático el mes próximo. En palabras del negociador de Tuvalu, no estamos preparados para “traicionara nuestro pueblo por 30 monedas de plata.”
Nuestra posición fue fuertemente criticada por varios países industrializados, quienes echaron de forma descarada la culpa a las víctimas del cambio climático en lugar de asumir su falta de voluntad para actuar. Sin embargo, comunicaciones recientes de la Comisión Europea han confirmado porque teníamos razón en oponernos al acuerdo de Copenhague.
En un informe llamado Política Internacional sobre el Clima tras Copenhague (1), la comisión confirmó que las promesas de los países desarrollados son iguales a unas reducciones en las emisiones de entre el 13.2 y el 17.8% para 2020 - muy por debajo del 40% de reducciones requeridos, necesarios para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2ºC.
La situación es incluso peor una vez que tienes en cuenta lo que son llamadas “banca de presupuestos de emisiones extra” y “reglas de contabilidad para el uso de la tierra, cambio en el uso de la tierra y forestal”. El acuerdo de Copenhague realmente permite un incremento en las emisiones de los países desarrollados de un 2.6% por encina de los niveles de 1990. Esto difícilmente es un paso adelante.
Esto no es sólo sobre los compromisos gravemente deficientes, es también sobre el proceso. Cuando antes, bajo el protocolo de Kyoto los países desarrollados estaban legalmente obligados a reducir las emisiones de gases invernado en un cierto porcentaje, ahora los países puede remitir el objetivo que ellos quieran sin un compromiso vinculante.
Este peligroso enfoque de las negociaciones climáticas es como construir una presa donde todo el mundo contribuye con tantos ladrillos como quiera sin tener en cuenta si esto detendré el río.
El acuerdo de Copenhague abre la presa y condena a millones. Varias estimaciones sugieren que los compromisos hechos bajo el acuerdo llevará a incrementos de entre tres y cuatro grados Celsius – un nivel que muchos científicos consideran desastrosos para la vida humana y los ecosistemas.
Para Bolivia, el desastroso resultado de Copenhague fue más que una prueba de que el cambio climático no es el asunto central en las negociaciones. Para los países ricos, los asuntos clave en las negociaciones fueron sobre finanzas, mercados de carbono, competitividad de los países y corporaciones, oportunidades para los negocios junto con las discusiones sobre el maquillaje político del senado de los Estados Unidos. Había sorprendentemente poco interés en soluciones efectivas APRA reducir las emisiones de carbono.
El Presidente Evo Moral de Bolivia observó que la mejor forma de poner las soluciones al cambio climático en el corazón de las conversaciones fue involucrar a la gente. En contraste de la mayoría de las charlas oficiales, centenares de organizaciones de la sociedad civil, comunidades, científicos y religiosos presentes en Copenhague claramente priorizaron la búsqueda de soluciones justas y efectivas al cambio climático frente a los estrechos intereses económicos.
Para avanzar en una agenda basada en soluciones efectivas y justas, Bolivia será sede de la Conferencia del Pueblo sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra del 19 al 22 de abril, invitando a todo el mundo a participar. A diferencia de Copenhague, no habrá conversaciones secretas antes de cerrar. Sin embargo, el debate y las propuestas serán llevadas por las comunidades al frente de la lucha contra el cambio climático y por organizaciones e individuos dedicados a combatir la crisis climática. Los 192 gobiernos en la ONU han sido también invitados a asistir y animados a escuchar las voces de la población civil de la sociedad y juntos desarrollar propuestas comunes.
Esperamos, que este formato único, ayudará a devolver el poder a la gente4, que es donde necesita estar en este asunto crítico para toda la humanidad. No esperamos el acuerdo de todos, pero al menos podemos comenzar a discutir de forma abierta y sincera de una manera que no ocurrió en Copenhague.
Pablo Solon es Embajador de la ONU para el Estado Purinacional de Bolivia. Es sociólogo y economista, fue activistas de los movimientos sociales de Bolivia antes de entrar en el gobierno y es un experto en asuntos de comercio, integración, recursos naturales y agua.
Traducido por Mario Cuellar para Globalízate
Artículo original:
http://www.guardian.co.uk/environment/cif-green/2010/mar/19/bolivia-conference-on-climate-change
Referencias:
(1) http://ec.europa.eu/environment/climat/pdf/com_2010_86.pdf