Biocombustibles, ¿sí o no?

Mario Cuellar para Globalízate, 10/10/2007

Se ha puesto de moda hablar de biocombustibles. Habría que aclarar primero que la inclusión de la palabra “bio” señalando sus pretendidas bondades para conservar el medio ambiente, pudiera ser una acción de marketing comercial, ya que como veremos a continuación los biocombustibles también tienen efectos negativos sobre el medio ambiente. Hecha esta aclaración, hay que decir que los biocombustibles son los combustibles derivados de la biomasa o materia viva producida en un área de la superficie terrestre, por ejemplo los cultivos de maíz, o producida por organismos de un tipo específico, como por ejemplo las algas.

Los biocombustibles más utilizados son el bioetanol o etanol de biomasa que se obtiene a partir del maíz, caña de azúcar o remolacha, y el biodiésel, que se obtiene de aceite vegetal ya sea usado o sin usar, fundamentalmente aceite de soja. El principal productor de bioetanol es Brasil con un 45% de la producción mundial y Estados Unidos con el 44%. En el caso del biodiésel, el principal productor mundial es Alemania con un 63% de la producción (1).

Encarecimiento de los productos alimenticios

Se ha acusado a los biocombustibles de provocar el aumento de los precios de los cereales, que a su vez provocarían la subida de otros productos perecederos como la leche o el pollo. Sin embargo, aunque esto podría ser cierto en países como México con el caso del maíz, en Europa la producción de estos combustibles es demasiado pequeña y las razones para este aumento pudieran deberse a la concatenación de malas cosechas de trigo, un incremento de la demanda de cereales en Asia e India y el consecuente desequilibrio entre la oferta y la demanda de materias primas en el mercado agroalimentario (2).

La producción de biocombustibles debe enmarcarse en un contexto de altos precios del petróleo, de una creciente escasez de recursos y de la necesidad de aprovisionamiento energético para mantener los ritmos de vida que impone la economía y la sociedad actuales. Una pretendida acción de lucha contra el cambio climático es también mencionada por las empresas productoras de estos combustibles; su uso en lugar de combustibles fósiles no produce incrementos de dióxido de carbono en la atmósfera ya que éste fue previamente absorbido por las plantas durante su crecimiento.

Críticas a los biocombustibles

Diversos autores ya han cuestionado esta apreciación, primero porque no hay forma material de sustituir la energía generada por los combustibles fósiles, mucho mayor que la generada por los biocombustibles, y por esta razón George Monbiot en The Guardian (3) realizó unos cálculos para llegar a la conclusión de que para alimentar el parque automovilístico inglés habría que cultivar 4,5 veces el terreno cultivable actual de Gran Bretaña. El periodista indicó también que en algunos países como Malasia e Indonesia, las plantaciones de biocombustibles estaban devastando las selvas, con lo que se estaba acelerando la destrucción de los sumideros naturales de dióxido de carbono.

El premio Nobel de Química Harmut Michel (4), afirmó recientemente que “los biocombustibles no ahorran emisiones de dióxido de carbono”. Según él, “para producir algunos biocombustibles, como el etanol, hace falta invertir mucha energía en forma de fertilizante, de transporte... Y también en el destilado del alcohol.” Por tanto, para producir biocombustibles en masa es necesaria una red de transporte y distribución, no sólo de biocombustibles y maquinaria de cultivo que necesitaría grandes cantidades de combustibles fósiles. Además, según un último estudio realizado por la Universidad de Edimburgo, los fertilizantes utilizados para la producción de biocombustible de rabina (grano de la uva) y de maíz, emiten a la atmósfera óxido nitroso, que es 296 veces mas poderoso como gas invernadero que el dióxido de carbono y entre el 3 y el 5% del nitrógeno que se utiliza como fertilizante, acaba convirtiéndose en dicho gas (5).

Para concluir, y como indicaba recientemente el sociólogo belga, Francis Houtart (6), hay que informar a la población de los falsos mitos de los biocombustibles, como que los agrocombustibles son limpios y protegen el medio ambiente, no provocan deforestación, permiten el desarrollo rural y no provocan el hambre.

En mi opinión, el uso de biocombustibles es una forma de hacernos creer que ayudamos al medio ambiente. La verdadera reflexión que deberíamos hacer es sobre nuestra forma de vida consumista; lo verdaderamente importante no es decidir usar biocombustibles o combustibles fósiles sino cambiar nuestros hábitos para que no tengamos que usarlos tanto, reduciendo nuestro consumo excesivo y tratando de colaborar con simples acciones como dejar el coche en casa siempre que sea posible y apostar por el transporte público. Nos están vendiendo los biocombustibles como una panacea que nos permitirá seguir consumiendo energía al mismo ritmo actual, cuando en realidad la situación medioambiental nos exige a todos responsabilidad y ahorro en consumo energético.

Publicado en la revista de la Federación de Comunicación y Transportes de CCOO (pdf)

Referencias:

1Wikipedia – http://es.wikipedia.org/wiki/Biocombustible
2 Finanzas, http://www.finanzas.com/id.9190217/noticias/noticia.htm
3 http://www.monbiot.com/archives/2004/11/23/feeding-cars-not-people
4 El País, 12 de septiembre
5 http://www.timesonline.co.uk/tol/news/uk/science/article2507851.ece
6 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=56042

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