Acaparamiento de tierras (y de agua): nuevos y contundentes datos sobre esta práctica atroz derivada de la globalización neoliberal.
Louis Lasalle para Globalízate, 05/02/2013Durante los últimos 5 años, algunos gobiernos y corporaciones están invirtiendo en la adquisición de grandes extensiones de tierra fuera de sus fronteras como parte de una estrategia especulativa y de seguridad alimentaria, y energética. Este fenómeno ha alcanzado ya grandes magnitudes a nivel global y ha sido llamado Acaparamiento de tierra o Land grabbing. Las principales causas de esta estrategia son el aumento de la población, el cambio hacia dietas mucho más basadas en el consumo de carne, el aumento de los precios del petróleo y la inclusión de los agrocombustibles en las políticas estratégicas, la rentabilidad de la especulación con los alimentos y, por último, la previsible pérdida de rendimientos agrarios debida al cambio climático. En definitiva, la tierra y con ella el agua, pueden tener un inmenso valor en un futuro cercano y ha entrado en el mercado internacional de una forma descarnada.
Hace dos semanas Rulli et al.1 publicaron en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences un artículo en el que sintetizaban los datos sobre el fenómeno del acaparamiento de tierras. En Globalízate consideramos que este fenómeno es de una enorme gravedad y se enmarca dentro de los cambios a escala planetaria generados por la globalización neoliberal y, por tanto, nos ha parecido de especial valor para nuestra web.
Los autores del artículo señalan que el acaparamiento de tierras se ha intensificado durante los últimos 4 años como consecuencia del incremento de los precios de los alimentos en 2007-2008. Se han contabilizado 62 países acaparadores y 41 acaparados. Como era de esperar, África se lleva la mayor parte del acaparamiento (47% del total) y Asia el 33%. En algunos casos, el terreno comprado puede ser una enorme fracción del país: 20% Uruguay o 17% Filipinas. En otros casos, la proporción acaparada corresponde a prácticamente toda la superficie agrícola del país o incluso, una vez tomada toda, se deforesta para tomar más. Gabón 85%, Liberia 106%, Filipinas 50%, Sierra Leona 40%. Con frecuencia, esta adquisición de terrenos no es el resultado de un proceso transparente y democrático, sino que se hace sin consultar a los habitantes locales y está asociado a violaciones de los derechos humanos, y a diversos impactos sociales y ambientales2.
Los 5 países más acaparadores de terrenos fuera de sus fronteras son el Reino Unido, USA, China, Emiratos Árabes Unidos e Israel, por ese orden. Sin embargo si dividimos la superficie acaparada por en número de habitantes del país neocolonial veremos que los que se llevan un mayor acaparamiento por habitante son, y con mucha diferencia, Emiratos, que acapara 375 ha por habitante, seguido de Israel que acapara 275.
El acaparamiento de tierras supone también el del agua. Esa utilización del agua produce escasez, destrucción de la calidad y conflictos sociales. Un ejemplo claro es el de Sudán, donde el acaparamiento se hace a orillas del Nilo Azul y se quita el acceso al agua a los pequeños agricultores locales. Los países más acaparados en volumen de agua son Indonesia, Filipinas, República Democrática del Congo, Tanzania, Sudán, Papúa Nueva Guinea y Liberia.
Las consecuencias de todos estos datos estremecedores son claras: países poderosos están robando a los países empobrecidos la poca riqueza que les quedaba; es decir, la tierra para cultivar y el agua, dejando tras de sí exclusión, pobreza, malnutrición, contaminación y pérdida de soberanía alimentaria. Muchos de los países cuyos terrenos están siendo robados, sufrían previamente problemas de malnutrición por lo que este arrebato agravará su situación. En el artículo podremos encontrar detallada información sobre este fenómeno.
Cuando observo el fenómeno del acaparamiento de tierras no veo por ningún lado la mano invisible de Adam Smith regulando el sistema, ni ninguno de los beneficios generales con los que nos sermonean una y otra vez los ortodoxos de la ideología ultraliberal. Cuando se trata de dinero no hay ética que valga, las medidas del libre mercado generalizadas a nivel global pueden terminar en este tipo de expolio e injusticias. No generan ni más competencia ni mejores servicios sino más pobreza, desigualdad y conflictos. Siempre que haya un recurso con el que especular, habrá alguien que lo tomará por muy terribles que sean sus consecuencias. Es más, este sistema ha permitido que los que se enriquecen con esto no se manchen ni las manos ni la conciencia, sino que ganen dinero firmando documentos sin ver ni por asomo la pobreza que dejan detrás. De hecho recuerdo hace 2 o 3 años una campaña de una caja de ahorros española para que sus clientes invirtieran en alimentos con un cartel que parecía incluso algo solidario. Detrás de esas inversiones que el cliente haría muchas veces sin conocimiento, había acaparamiento, especulación con alimentos, contaminación y hambre en tierra lejanas. Ir a los países empobrecidos a robarles la tierra y el agua a los agricultores humildes es el último paso desvergonzado de este modelo de desarrollo, desde Globalízate os iremos informando de este fenómeno desde la sección de Soberanía Alimentaria.
Referencias
1 Rulli, M.C., Saviori, A., D'Odorico, P., 2013. Global land and water grabbing. Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) 110, 892-897. http://www.pnas.org/content/early/2013/01/02/1213163110.abstract
2 http://www.landcoalition.org/