El ciudadano ecológico ante la tecnociencia: ¿es posible la neutralidad?

Josep Vives-Rego para Globalízate, 25/10/2013

La ubicuidad de la tecnociencia en nuestra vida cotidiana ha crecido espectacularmente desde la segunda mitad del siglo pasado. Aunque es incuestionable que la especie humana siempre ha estado vinculada a la tecnología, nuestra forma de vida contemporánea es mucho más dependiente de ella de lo que lo fueron las sociedades del pasado. Sin embargo, la tecnociencia no sólo nos aporta ventajas, también lleva aparejados diferentes grados de riesgo, incertidumbre e incluso peligrosidad, además de incrementar las posibilidades de control y manipulación social.

En una sociedad como la nuestra es ingenuo pensar en la neutralidad de la tecnociencia. Tanto la investigación como la aplicación de las nuevas tecnologías están sometidas a la economía de libre mercado, lo que implica que nunca pueden ser absolutamente neutrales, entre otros motivos porque las inversiones deben ser amortizadas y generar beneficios lo antes posible. La investigación experimental requiere una financiación de gran magnitud que, aunque en las fases explorativas y de base se financia a fondo perdido por los Estados (que también tienen sus intereses), en la fase aplicativa la financiación es aportada por inversores privados. Por tanto, el interés particular (o mejor dicho de grupos) es el que finalmente establece los objetivos del desarrollo y la aplicación de la tecnociencia, al margen en muchas ocasiones del interés colectivo o global.

De hecho, difícilmente la tecnociencia puede desarrollarse en un horizonte neutral, ya que siempre se enmarca y constituye en base a la cosmovisión dominante, las teorías y planteamientos intelectuales vigentes, además de los intereses, necesidades y problemas de la sociedad que la desarrolla. Dos científicos con orientaciones distintas verán el mundo de manera distinta (tendrán una cosmovisión diferente). Dos países con necesidades sociales o ideologías diferentes tendrán planteamientos científicos diferentes, en la medida de sus diferencias ideológicas y de valores. Es decir, la ciencia refleja la pluralidad de las cosmovisiones es decir los valores y las vivencias dificultan la añorada neutralidad de la ciencia.

Somos de la opinión de que la ciencia es una actividad que pretende resolver problemas ("problem solving", según la formulación de Larry Laudan, 1997). Es decir la ciencia se entiende, evalúa y desarrolla en la medida en que resuelve, propone o minimiza problemas. Sin embargo los problemas le llegan al científico desde las tradiciones y valores sociales a los que pertenece, es decir de su cosmovisión, que incluye los modos de desarrollar, modificar y crear teorías científicas y propuestas tecnológicas. Si a todo eso añadimos los intereses, necesidades y problemas acuciantes de las diferentes sociedades, tendremos forzosamente que concluir que la tecnociencia tal y como la conocemos hoy día no tiene posibilidades de ser neutra. En consecuencia, el control sobre la tecnociencia escapa en gran medida de la ciudadanía y se ejerce desde el ámbito sectorial.

Entendemos por tanto, que la ciudadanía debería poder decidir sobre la aplicación o no de aquellos procesos que le afectan directamente y de los que depende, en gran medida, su vida cotidiana. La sostenibilidad debe entenderse como un proceso socio-cultural orientado políticamente, en el que el uso inadecuado de la tecnociencia, entre otros motivos, está en el origen del problema. Paradójicamente la tecnociencia también forma parte de la solución. Así pues, si definimos la sostenibilidad como un proceso orientado políticamente y, si consideramos que tal orientación debe ser democrática, necesariamente debemos luchar por hacer del ciudadano ecológico el eje de la democracia. Debemos por tanto concluir que el ciudadano ecológico debe hacer el esfuerzo que por el momento no hacen otros grupos sociales y políticos: asumir la defensa del Planeta y de la vida que acoge.

 

José Vives Rego

Departamento de Microbiologia, Facultad de Biología, Universidad de Barcelona. Avda. Diagonal 643, 08028 Barcelona. E-mail: jvives@ub.edu

Esta nota proviene del artículo: M. Cano y J. Vives-Rego. 2013. El ciudadano ecológico: reflexiones sobre algunos contextos sociales y elementos cosmovisionales. Sociología y Tecnología (aceptado) https://sites.google.com/site/sociologiaytecnociencia/home/no-3-vol-1-2013

Ver todos artículos por Josep Vives-Rego